Mucho más allá del modesto condimento de la cocina, la sal —literalmente— tiene una historia muy profunda. Un capítulo fascinante de esa historia se encuentra en las profundidades de la tierra en Polonia, donde en el siglo XIII se extraía sal de un lugar sin igual.
La mina más grande sigue existiendo hoy en día.
La mina subterránea consta de vastas cámaras decoradas, iluminadas por candelabros; salas de cavernas con sublimes lagos salinos; y capillas talladas en el entorno de la sal viva.
El sitio subterráneo es tan especial que hay que verlo para creerlo.
La Mina de sal de Wieliczka, cerca de Cracovia, tiene una profundidad de nueve pisos, 327 metros, bajo el nivel del suelo. A través de 26 pozos mineros a los que se accedió durante siete siglos, se excavaron unas 2500 cámaras únicas a través de las excavaciones de sal, que conectan corredores que abarcan una enorme extensión de 245 kilómetros (152 millas).
Esta mina subterránea que parece de otro mundo, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978, y se ha convertido en un punto importante para los turistas.
«Los pasillos e incluso el suelo son de sal», explicó a Bored Panda Aleksandra Sieradzka, del departamento de comunicación de la mina. «Los candelabros también contienen sal de cristal, el tipo más puro de sal».
En las visitas guiadas, los visitantes pueden descender por grandiosas escaleras y adentrarse en cavernas con vastos lagos de agua salada e intrincadas incisiones. También pueden rendir homenaje a cuatro capillas subterráneas: San Antonio, la Santa Cruz, Santa Kinga y San Juan. Los altares y las estatuas, cincelados por escultores mineros, acogen a las personas que desean orar.
Para evitar que las extrañas obras de sal se derrumben, se han añadido soportes de madera como refuerzo.
La manipulación de la sal, explicó Sieradzka, no es compleja. Pero se necesita un experto para tallar la sal. «Cada bloque de sal es diferente», dijo, «no solo difiere en tamaño o dureza, sino también en color, lo que se puede utilizar de forma interesante en el momento de la creación».
Los visitantes llevan mucho tiempo cautivados por la belleza surrealista de la mina de sal.
«Las paredes, el suelo, el techo y las estatuas están hechos de sal», publicó un internauta en Bored Panda. «Me chupé el dedo, lo froté contra cualquier cosa y lo probé. Sí, es sal».
«Definitivamente parece la Mina de Moria», comentó otro. «Esperemos que un Balrog no viva aquí».
La mina de sal de Wieliczka —denominada como «Magnum Sal», o Gran Sal, en la Edad Media— era la mayor fuente de sal de toda Polonia y una de las empresas más rentables de Europa, según explica el video de presentación de la mina. La extracción de sal en Wieliczka continuó hasta 1996.
Aunque hoy en día solo el 2 por ciento de las cámaras de sal subterráneas están abiertas al público, el espacio es mucho más que una exposición inerte de museo. En la mina de sal de Wieliczka se realizan fiestas y eventos, y es famosa por el concierto anual de Año Nuevo que se celebra en enero.
«Hay un par de cámaras donde se puede realizar una fiesta», explica Sieradzka. «Una gran sala de baile [Warszawa Chamber] y otras más pequeñas».
Antes de la pandemia, en la mina se celebraba misa todos los domingos y en algunas de las capillas se pueden celebrar bodas. Los terrenos también albergan un «balneario» y un hotel de cuatro estrellas en la superficie.
En la actualidad, mientras la mina de sal cambia constantemente con el paso del tiempo, los ingenieros trabajan arduamente para preservar esta maravilla histórica centenaria para las generaciones siguientes.
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