Cuando a Matthew Hirning le diagnosticaron autismo, los especialistas le dijeron a Terri Hirning que su hijo de 4 años tenía una condición genética y que no había nada que ella pudiera hacer al respecto, que necesitaría vivir en un hogar grupal cuando fuera adulto porque nunca sería independiente.
«Recuerdo que pensé: No sé cómo, pero esa no será su historia. Esa no es una respuesta para lo que está pasando aquí«, dijo la Sra. Hirning a The Epoch Times.
Ella ya había notado que cuando él comía ciertos alimentos tenía problemas para dormir, crisis sensoriales intensas y prácticamente ningún contacto visual. También sufría de vocabulario limitado y estreñimiento crónico; a veces ni siquiera respondía a su nombre.
Tanto la intuición como el razonamiento crítico señalaron que la dieta era un punto de entrada fácil para la resolución de los síntomas.
«Teníamos una querida amiga que era terapeuta ocupacional especializada en autismo y mencionó el tinte rojo y el glutamato monosódico, un potenciador del sabor… Empecé a sumergirme en el mundo de la intervención biomédica», dijo la Sra. Hirning.
Los Hirning descubrieron que Matthew tenía un microbioma intestinal alterado —la comunidad de bacterias, virus y hongos que trabajan sinérgicamente para crear metabolitos que modulan los neurotransmisores. Esa conexión intestino-cerebro puede explicar los cambios en el estado de ánimo, el comportamiento y la funcionalidad general que se producen a través de la dieta.
Las pruebas también revelaron que Matthew tenía una variedad de alergias alimentarias. Gracias a las modificaciones de su dieta, anotadas en un diario alimentario, Matthew consiguió revertir los síntomas del autismo.
Éxito a través de la dieta
Obtener el rango Águila en los Boy Scouts y asistir a la universidad se encuentran entre los logros más recientes del Sr. Hirning. Madre e hijo atribuyen la clave para desbloquear su curación a su dieta y a mantener bajos sus carbohidratos.
Sin embargo, no existen estudios formales sobre si una dieta paleo podría funcionar para el autismo. La dieta Paleo enfatiza el consumo de alimentos integrales y evitar los carbohidratos simples, el azúcar, los cereales, los lácteos y las legumbres. De hecho, sólo unas pocas dietas fueron investigadas exhaustivamente en relación con los trastornos del espectro autista (TEA), que causan problemas de comunicación y de desarrollo social.
Si bien la variedad de dietas es compleja de estudiar, particularmente en niños con dificultades de desarrollo, es común compartir conocimientos sobre observaciones nutricionales —especialmente entre los cuidadores de familias con TEA. Los investigadores aprovecharon ese intercambio con una amplia encuesta de cuidadores, muchos de los cuales utilizan la nutrición para abordar los síntomas comunes del autismo.
Un estudio observacional de 2023 con más de 800 participantes comparó a quienes usaban suplementos y productos farmacéuticos con quienes usaban nutrición especializada —incluida la dieta paleo y otras 12 dietas— para controlar los síntomas del autismo.
«Hay muchas buenas razones por las que estas dietas son útiles. Los mecanismos subyacentes por los que funcionan se relacionan con lo que vemos que sucede en los síntomas relacionados con el autismo», dijo a The Epoch Times Julie Matthews, coautora del estudio y consultora certificada en nutrición. Es fundadora de Nourishing Hope, nutrición personalizada para el autismo y el TDAH.
Valoración de la eficacia de dietas específicas
En conjunto, se demostró que las dietas terapéuticas son herramientas seguras y rentables que mejoraron algunos síntomas con muchos menos efectos adversos que algunas opciones farmacéuticas y suplementarias.
Los resultados se publicaron en la revista Journal of Customized Medicine de septiembre de 2023, y se publicaron aún más detalles en una aplicación gratuita para iPhone llamada ANRC (centro de investigación en nutrición del autismo). El estudio en sí incluye un resumen de la investigación que respalda cada dieta para los síntomas relacionados.
En una escala de beneficios de cero a tres, la dieta promedió 2.36 para el control de los síntomas, en comparación con 1.59 para los nutracéuticos y 1.39 para los productos farmacéuticos, que consistían en medicamentos psiquiátricos y para las convulsiones.
«Ayudaron y hubo muy pocos inconvenientes. Siento que eso es doblemente positivo», dijo la Sra. Matthews.
Las dietas seleccionadas fueron aquellas que ya seguían los participantes en la encuesta nacional. Cualquier dieta que tuviera al menos 20 encuestados se incluyó en el análisis estadístico. De los 818 participantes, 486 utilizaron intervención dietética. Las dietas más populares fueron una «dieta saludable» sin gluten y caseína con 221 y 179 respectivamente. En el extremo inferior, solo 21 participantes utilizaron las dietas cetogénica y paleo cada una.
Las dietas mejor valoradas se definieron como:
• Dieta saludable: Rica en verduras, frutas y proteínas y baja en comida chatarra y azúcares.
• La dieta Feingold: Una dieta de alimentos integrales sin colorantes, sabores ni conservantes artificiales, además de ser baja en salicilatos naturales o toxinas producidas por algunas plantas.
• Dieta para evitar alimentos basada en pruebas de alergia: Un enfoque individual basado en alimentos que produjeron respuestas alérgicas elevadas en los participantes. Otros estudios demostraron que los niños con TEA tienden a tener una alta sensibilidad a las pruebas de huevos, leche y trigo.
• Dieta baja en azúcar: Se utiliza para equilibrar el azúcar en la sangre y reducir la inflamación.
• Dieta sin gluten ni caseína: Evita todo el gluten y la caseína, una proteína de la leche.
Mejora de los síntomas
Además de clasificar las dietas según las mejoras netas en la salud, el estudio registró 23 síntomas específicos —entre ellos, ansiedad, atención, cognición, problemas de la piel, lenguaje y comunicación, convulsiones, sensibilidad sensorial, problemas para dormir, interacción social, tics y otros— y los emparejó con las cinco dietas principales.
«La dieta que funcionó mejor depende de quién eres como persona. Si usted es una persona que lucha con síntomas particulares, es posible que le interese más cómo funcionan las dietas con síntomas específicos que en general», dijo la Sra. Matthews. «Algunas dietas con un beneficio neto menor tuvieron algunas de las mejores evoluciones en los síntomas».
Aunque la «dieta saludable» obtuvo la puntuación general más alta, solo se ubicó como la dieta principal en una categoría de síntomas, que fue la salud general. Por otro lado, la dieta cetogénica ocupó el primer lugar en nueve mejoras de síntomas, aunque ocupó el penúltimo lugar en mejoras generales.
La Sra. Matthews señaló que el resultado cetogénico puede estar sesgado debido al menor número de participantes. Debido a que es una dieta más estricta, probablemente también se usó específicamente para aquellos que querían abordar muchos síntomas, incluidos síntomas potencialmente graves como convulsiones.
«Fue interesante observar alguna de las cosas que vemos en la práctica y escuchar de los padres y las familias… los resultados respaldan lo que hemos visto como cierto», dijo.
Minimizar los efectos secundarios
Aunque la encuesta se centró estrechamente en productos farmacéuticos limitados y ofreció detalles limitados sobre suplementos específicos, todas las dietas superaron a ambas en beneficios generales. Siete de las dietas reportaron efectos adversos mínimos (los detalles específicos no se incluyeron en el estudio), mientras que seis reportaron cero efectos adversos.
Maria Richert Hong, cofundadora de Epidemic Answers, entrevistó recientemente a la Sra. Matthews en un seminario web en línea sobre dietas para la comunidad de padres de la organización. La Sra. Matthews se especializa en autismo y nutrición desde 2001 y escribió el libro «Nourishing Hope for Autism», que detalla la forma en que los alimentos afectan las vías bioquímicas y cómo la dieta puede ayudar a los niños a sanar.
La Sra. Hong, que también es autora de bestsellers y consejera de salud holística certificada, observó cómo varias dietas parecían efectivas para síntomas específicos con el beneficio adicional de ser seguras y rentables.
«Si vas a un pediatra, te recetarán medicamentos para ese tipo de cosas, pero la mayoría o todos los medicamentos tienen algún tipo de efecto secundario», dijo la Sra. Hong. «Esto se puede hacer sin efectos secundarios y sólo significa cambiar la dieta de su hijo. Eso también es muy esperanzador».
Cada vez más pediatras buscan orientación dietética, según Matthews, que ofrece un curso específico para médicos. Sin embargo, la gran mayoría de las clínicas ofrecen pocos recursos sobre nutrición, aunque sugieran que los pacientes deben comer de forma diferente.
Incertidumbre en la conexión GI
Autism Speaks, una organización sin fines de lucro basada en soluciones que financia investigaciones, no ofrece nada sobre nutrición o dieta en su guía de recursos. Un representante de la organización dijo a The Epoch Times en un correo electrónico que ha financiado subvenciones que han dado lugar a estudios de nutrición.
Algunos de los artículos de su sitio web sobre consejos nutricionales para cuidadores incluyen cómo comprender los comportamientos alimentarios en el autismo, que incluye a los niños quisquillosos con la comida, así como cómo controlar el estreñimiento, un problema común para los niños con autismo.
Uno de sus estudios sobre dieta financiados más recientemente, publicado en 2019 en Frontiers in Psychiatry, concluyó que la variación en la dieta no parece causar síntomas gastrointestinales (GI), ni los síntomas GI causan variaciones en la dieta.
En una declaración enviada por correo electrónico a The Epoch Times, el director científico de Autism Speaks, Andy Shih, dijo que es beneficioso para los cuidadores reunirse con profesionales médicos para determinar si las alergias e intolerancias alimentarias están detrás de los síntomas gastrointestinales o la aversión a los alimentos, los cuales son comunes en el autismo.
Shih dijo que si bien una dieta sana y equilibrada es importante para el bienestar de todos los niños, «las investigaciones no han encontrado una relación causal entre la salud intestinal y el autismo. Dado que ciertos estudios aprovechan sistemas de calificación que producen resultados dispares, este estudio en particular no ofrece una visión innovadora para contrarrestar otros hallazgos de que no existe una relación causal entre la salud intestinal y el autismo».
El Sr. Shih continuó señalando que Autism Speaks está consciente de familias que notaron una mejora en los síntomas después de eliminar el gluten y la caseína de la dieta de sus hijos.
«Sin embargo, la investigación clínica rigurosa hasta la fecha no respalda la eficacia de las dietas sin gluten ni caseína como tratamiento para el autismo basado en evidencia», dijo. «Las dietas sin gluten ni caseína no son una cura para el autismo, pero pueden ayudar potencialmente en los casos en que los niños tienen sensibilidad al gluten o la caseína, y cuando se usan junto con otras intervenciones médicas y conductuales basadas en evidencia».
¿Peligros de las dietas?
Un estudio de 2021 en Nutrients clasificó las dietas sin caseína y sin gluten como «restricciones dietéticas peligrosas» que los padres adoptan basándose en los falsos mitos de que dicha alimentación podría mejorar los síntomas gastrointestinales o de comportamiento. Reconoció la preferencia que tienen los niños con autismo por los alimentos ricos en carbohidratos y procesados, pero afirmó que «falta evidencia suficientemente sólida para respaldar intervenciones dietéticas específicas en niños con TEA».
El estudio de la Sra. Matthews sobre dietas aborda preocupaciones comunes, que giran principalmente en torno a la deficiencia de calcio en niños con una dieta sin caseína y sin gluten. Dice que los niños que siguen una dieta regular también tienen niveles más bajos de calcio, y que las investigaciones han demostrado que una fórmula multivitamínica o mineral que incluya calcio aumentará los niveles.
Su estudio también señala que la dieta sin gluten ni caseína se ha asociado en estudios de investigación con mejoras en las conductas del autismo y en la cognición. También se han estudiado las dietas cetogénicas y sin gluten y se ha descubierto que son seguras y efectivas, aunque la mayoría de las dietas del estudio no han sido sometidas a una evaluación formal.
«Hay muchas cosas que intervienen en ayudar a un niño con autismo», dijo la Sra. Matthews. «Una de esas formas es lo que la gente hace naturalmente cuando tiene síntomas gastrointestinales: encaminemos nuestra dieta en una dirección saludable. Los niños necesitan una buena nutrición para crecer y prosperar».
Agradecido por su dieta
Hirning dijo que ocasionalmente lucha con síntomas relacionados con el autismo, pero está agradecido de que su madre haya ajustado su dieta. Él cree que esto le ha llevado a su independencia. Se hace cargo de su dieta porque pequeñas cantidades de cualquier cosa ultraprocesada o con alto contenido de azúcar o carbohidratos hacen que su cerebro se sienta «confuso». Lo describe como que no funciona a su máxima capacidad.
«No sé dónde estaría sin mi mamá ni cómo habría terminado», dijo Hirning. «Definitivamente siento que ahora entiendo bien mi dieta. Hoy en día es mejor, pero noto que algunas de las reacciones vendrán si como algo que no sea tan bueno».
En la escuela secundaria, se llevaba su propio almuerzo, y ha podido viajar al extranjero y comer algunos alimentos que normalmente no comería sin experimentar síntomas.
La Sra. Hirning bloguea sobre sus experiencias y las de su hijo, ofreciendo aliento y recursos para otras familias con niños con autismo.
«Es frustrante cuando los profesionales médicos les dicen a los padres que la comida no importa y, sin embargo, los padres lo saben. Y necesitan tener esos recursos y ser alentados a meterse en esa madriguera y hacer una prueba de alimentos y estar empoderados para realizar estos cambios que pueden ser absolutamente transformadores», dijo.
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