Bill Withers, figura del soul y autor de canciones eternas como «Ain’t No Sunshine» o «Lean on Me», falleció este viernes a los 81 años en Los Ángeles (EE.UU.). por problemas de corazón.
«Estamos devastados por la pérdida de nuestro querido y devoto esposo y padre. Un hombre solitario con un corazón dirigido a conectar con todo el mundo; habló honestamente a las personas y las conectó las unas a las otras con su poesía y música», dijo hoy su familia en un comunicado recogido por medios estadounidenses como Rolling Stone.
Con una carrera muy breve y singular, casi limitada a la década de los años 70, Withers se hizo un hueco muy importante en el soul con una mirada cálida, íntima y muy personal a este género que se denominó folk-soul.
Su obra es conocida sobre todo por el lamento romántico de «Ain’t No Sunshine» («no hay sol cuando ella no está…») y el elogio siempre reconfortante de la amistad de «Lean on Me» («A veces en nuestras vidas, todos tenemos dolor y pena, pero si somos inteligentes, sabremos que siempre hay un mañana. Apóyate en mí cuando no te sientas fuerte, y seré tu amigo»).
«No soy un virtuoso, pero fui capaz de escribir canciones con las que la gente se podía identificar», resumió en una entrevista con Rolling Stone en 2015.
Miembro del Salón de la Fama del Rock and Roll y ganador de tres Grammy, los orígenes humildes de Withers en la población de Slab Fork, en una zona minera de Virginia Occidental (EE.UU., 1938) están muy vinculados al proletariado: se alistó en la Marina, trabajó como mecánico y también fue repartidor de leche.
Withers destacó a Rolling Stone el enorme racismo que vivió en su tierra antes de salir de ahí a la Marina y, luego, a Los Ángeles.
«Una de las primeras cosas que aprendí, cuando tenía unos cuatro años, era que si cometes un error y entras en el baño de las mujeres blancas, van a matar a tu padre», dijo.
Nada apuntaba a que este hombre, que tartamudeaba de niño, podría ser una estrella de la música.
Pero la trayectoria de Withers siempre se caracterizó por giros únicos e inesperados y al comenzar la década de los 70, cuando ya tenía más de 30 años, firmó su primer contrato musical con el sello Sussex Records.
«Just As I Am» (1971), bajo la producción de Booker T. Jones, fue el disco debut que incluía «Ain’t No Sunshine» y con el que comenzó a definir su identidad: una mirada acústica, emotiva y delicada al soul, un género que había reinado por su pasión y explosividad en la década anterior pero que, poco a poco, comenzaba a perder peso en la escena afroamericana ante el avance del funk.
Heredero de la faceta más íntima de Otis Redding («Sittin’ On The Dock of the Bay»), Withers continuó con paso firme en «Still Bill» (1972), en donde estaban «Lean on Me» y el funk refinado «Use Me».
Y poco después editó el espléndido disco doble en directo «Bill Withers Live at Carnegie Hall» (1973), considerado como una de las cimas de su obra.
Posteriormente fichó por Columbia Records y editó discos como «Naked & Warm» (1976) o «Menagerie» (1977) antes de retirarse misteriosamente de la música tras publicar «Watching You Watching Me» (1985) y lograr un éxito tardío colaborando con el saxofonista Grover Washington Jr. en «Just The Two of Us».
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