Benjamin Berell Ferencz, más conocido como Ben Ferencz, el último fiscal que quedaba vivo de los juicios de Nuremberg y que juzgó a los nazis por crímenes de lesa humanidad y genocidio, falleció en Florida (EE.UU.) a los 103 años, según confirmó el Museo del Holocausto de Estados Unidos.
«Hoy el mundo perdió a un líder en la búsqueda de justicia para las víctimas del genocidio y delitos conexos. Lamentamos la muerte de Ben Ferencz, el último fiscal de crímenes de guerra de Nuremberg», escribió el museo en sus redes sociales.
El museo conmemorativo, creado para «inspirar a los ciudadanos y líderes de todo el mundo a enfrentar el odio, prevenir el genocidio y promover la dignidad humana», destacó que Ferencz, a los 27 años y sin experiencia previa en juicios, obtuvo veredictos de culpabilidad contra 22 nazis.
Ferencz falleció el pasado viernes en Boynton Beach, una ciudad costera de Florida (sureste) ubicada en al condado de Palm Beach.
Según recoge en su blog el profesor John Q. Barrett, de la Universidad de St. John, en Nueva York, quien fue su alumno, en marzo pasado Ferencz acababa de cumplir 103 años, pero «le gustaba decir que ya estaba viviendo los 104 años».
De la pobreza y un ambiente hostil a Harvard
Nacido el 11 de marzo de 1920 en Transilvania (Rumanía), Ferencz llegó a los Estados Unidos de la mano de sus padres con 10 meses de nacido.
«Creció en la ‘Cocina del Infierno’ de la ciudad de Nueva York. Conoció la pobreza, el crimen desenfrenado y el sufrimiento. Rápidamente se convirtió en un estudiante de escuela pública, un graduado universitario, un graduado de la Facultad de Derecho de Harvard y soldado de infantería del Ejército de EE. UU. de la Segunda Guerra Mundial», rememoró en Barrett en su blog.
Autor de «La Lista Jackson», un archivo de publicaciones sobre el juez de la Corte Suprema de EE. UU. y fiscal jefe de Nuremberg Robert H. Jackson (1892-1954), Barrett dice sentirse muy agradecido de su «maestro» y «querido y generoso amigo» Ben Ferencz.
Después de que Ferencz se graduó en Harvard en 1943, se unió a un batallón de artillería antiaérea que se preparaba para la invasión de Francia.
Como soldado luchó en las principales campañas en Europa. Cuando se descubrieron las atrocidades nazis, fue transferido a una Rama de Crímenes de Guerra del Ejército recién creada para recopilar evidencia de la brutalidad nazi y detener a los criminales, detalla la web benferencz.org.
En su libro «PlanetHood: The Key to Your Future» (1988), escrito para promover un sistema de derecho internacional completo y con tribunales, Ferencz describe las escenas que presenció mientras liberaba «estos centros de muerte y destrucción»:
«Campos como Buchenwald, Mauthausen y Dachau están grabados vívidamente en mi mente. Incluso hoy, cuando cierro los ojos, soy testigo de una visión mortal que nunca podré olvidar: los crematorios resplandecen con el fuego de la carne quemada, los montículos de cadáveres demacrados apilados como leña esperando ser quemados… Había atisbado el infierno», narró.
A partir de la primavera de 1946, Ferencz se desempeñó como fiscal en Nuremberg, en la zona de ocupación estadounidense de lo que había sido la Alemania nazi.
Entre 1947 y 1948, detalla Barrett, Ben fue fiscal jefe del caso Einsatzgruppen, sobre el enjuiciamiento a miembros de los escuadrones de ejecución itinerantes de la Alemania nazi. «Era su primer caso como abogado. Acusó a los líderes de las operaciones nazis de exterminio en Europa del Este, de crímenes de lesa humanidad (..), crímenes de guerra y pertenencia a organizaciones criminales nazis», recuerda su alumno.
Más de veinte acusados de Einsatzgruppen fueron condenados por matar a casi un millón de personas. «El caso Einsatzgruppen fue y es el mayor juicio por asesinato en la historia de la humanidad», puntualiza Barrett.
«Nuremberg me enseñó que crear un mundo de tolerancia y compasión sería una tarea larga y ardua. Y también aprendí que si no nos dedicamos a desarrollar leyes mundiales efectivas, la misma mentalidad cruel que hizo posible el Holocausto algún día podría destruir a toda la raza humana», ha dicho Ferencz sobre su interés en establecer una corte internacional para juzgar a cualquier gobierno por crímenes de guerra.
«Desde la primera vez que conocí a Ben, en 1999, supe que sería el fiscal de podio de Nuremberg más longevo. Lo sabía por las matemáticas: Ben era muy joven (26 años, o lo suficientemente cerca) en Nuremberg», escribó Barrett.
A Ferencz le sobreviven un hijo y tres hijas. Su esposa, Gertrude Fried, falleció en 2019.
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