Un preso de 47 años en Luisiana ha sido el primer recluso en fallecer por COVID-19 en una prisión federal, según anunciaron los funcionarios durante el fin de semana.
La Oficina Federal de Prisiones informó que 19 reclusos y 19 funcionarios han dado positivo en todo el sistema penitenciario federal, y cinco de esos reclusos en la prisión de baja seguridad de Luisiana donde el recluso murió el sábado.
El recluso Patrick Jones tenía una condición preexistente listada como factor de riesgo. Se quejó de una tos el 19 de marzo al personal de la institución penitenciaria federal de Oakdale (Luisiana), donde cumplía tres años de una condena total de 27 años.
El 20 de marzo le pusieron un respirador después de dar positivo.
De acuerdo con una declaración de la FBO (pdf), «el sábado 28 de marzo de 2020, el Sr. Jones, que tenía condiciones médicas preexistentes crónicas que los CDC enumeran como factores de riesgo para desarrollar la enfermedad COVID-19 más severa, fue declarado muerto por el personal del hospital».
La prisión de Oakdale es una instalación de baja seguridad que alberga a 990 delincuentes masculinos.
Algunas prisiones estatales ya han liberado temporalmente a los prisioneros que cumplen condena por delitos menos graves, ya que se preparan para el creciente número de casos del virus del PCCh, comúnmente conocido como el nuevo coronavirus.
The Epoch Times se refiere al virus, que causa la enfermedad COVID-19, como el virus del PCCh (Partido Comunista Chino) porque el encubrimiento y la mala administración del régimen permitieron que el virus se propagara por toda China y alimentara una pandemia mundial.
La semana pasada, las autoridades de Nueva Jersey anunciaron que cientos de reclusos serían liberados temporalmente, ya que los casos aumentaron en la vecina Nueva York, donde el exproductor de cine Harvey Weinstein había dado positivo después de pasar un tiempo en la célebre cárcel de Rikers Island.
Según Reuters, al menos 132 reclusos y 104 empleados de las cárceles de la ciudad de Nueva York dieron positivo el sábado por el virus.
La semana pasada, las autoridades anunciaron que liberarían a 300 presos no violentos.
En California, otro punto caliente del virus, el condado de Los Ángeles ha liberado a 1700 reclusos, o aproximadamente uno de cada 10 reclusos, en respuesta al virus del PCCh.
A todos los reclusos les quedaban menos de 30 días de sentencia y estaban en la cárcel por delitos menores no violentos.
La mayoría de la población carcelaria de América (más de 2 millones de personas) está alojada en prisiones estatales. En la actualidad hay poco más de 175,000 reclusos en prisiones federales.
El fiscal general William Barr dijo el jueves que había ordenado a la Oficina de Prisiones que evaluara si era posible ampliar el confinamiento en casa «particularmente para aquellos prisioneros mayores que han cumplido partes sustanciales de su sentencia y ya no representan una amenaza y pueden tener condiciones subyacentes que los hacen particularmente vulnerables».
«Tenemos potestad en virtud de la Ley de Primer Paso y otras prerrogativas generales (…) [que] nos permitirán el arresto domiciliario para ciertas circunstancias designadas», dijo Barr durante otra conferencia de prensa. «Y he pedido y emitido un memorando hoy mismo a la Oficina de Prisiones para aumentar el uso de la reclusión domiciliaria basado en una serie de factores».
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