La familia de la fallecida bailarina de ballet Michaela DePrince, que murió el 10 de septiembre a los 29 años, reveló que también están de luto por la muerte de la madre adoptiva de la bailarina, Elaine.
Las hermanas de Michaela, Mia y Jaye, y su hermano, Erik, revelaron la noticia en un comunicado compartido en Facebook el 14 de septiembre a través de la portavoz de la familia, Jess Volinski. Dijeron que Elaine DePrince falleció un día después de la muerte de la bailarina.
“Ha habido una gran cantidad de especulaciones en línea, por lo que a la familia le gustaría aclarar oficialmente algunas cosas”, dice el comunicado.
“Los últimos días han sido aún más difíciles de lo que la mayoría de la gente cree porque la familia también ha estado lidiando con la muerte de la madre adoptiva de Michaela, Elaine DePrince”.
Elaine DePrince falleció el 11 de septiembre mientras se sometía a un procedimiento rutinario previo a una operación quirúrgica, según informó la familia. En el momento de su muerte, Elaine DePrince no era consciente de la muerte de su hija, según el comunicado.
“Lo que está viviendo la familia en estos momentos es realmente inimaginable. Llorar la muerte de dos familiares en un periodo de 24 horas es trágico y devastador”, continúa el comunicado.
“Por increíble que parezca, las dos muertes no tenían ninguna relación. La única forma de dar sentido a lo absurdo es que a Elaine, que ya había perdido tres hijos hacía muchos años, la gracia de Dios le ahorró el dolor de experimentar la pérdida de un cuarto hijo”.
Una inspiración inolvidable
Volinski y los miembros de la familia DePrince afirmaron que la bailarina había “tocado tantas vidas en todo el mundo” en una declaración publicada en Facebook el 13 de septiembre en el que anunciaban la muerte de Michaela DePrince.
“Incluidos los nuestros”, decían. “Fue una inspiración inolvidable para todos los que la conocieron o escucharon su historia”.
Nacida el 6 de enero de 1995 en Sierra Leona, Michaela DePrince (cuyo nombre de nacimiento era Mabinty Bangura) pasó sus primeros años de vida en este país de África Occidental devastado por la guerra, según la biografía en Internet de la difunta bailarina.
Después de que su padre muriera en la guerra y su madre muriera de fiebre y desnutrición, Michaela DePrince fue enviada a vivir a un orfanato, donde sufrió acoso escolar debido a su vitiligo, un trastorno autoinmune crónico que causa despigmentación en la piel.
“Muy joven, Michaela vio con el rabillo del ojo una revista del orfanato en la que aparecía una bailarina en puntas. Ese fue el momento en que Michaela no sólo conoció el ballet, sino que se enamoró completa, total y absolutamente de él”, se lee en su página web.
A los 4 años, Michaela DePrince se convirtió en una de los nueve niños adoptados por el matrimonio de Nueva Jersey formado por Elaine y Charles DePrince, que ya tenían otros dos hijos. Posteriormente, Michaela DePrince se trasladó a Estados Unidos, donde los DePrince la inscribieron en clases de ballet.
Michaela DePrince asistió posteriormente a la Rock School for Dance Education de Filadelfia y a la Jacqueline Kennedy Onassis School del American Ballet Theatre de Nueva York.
A los 17 años, ya había alcanzado una serie de hitos en su carrera de ballet, como aparecer en el documental de 2011 “First Position” y actuar como principal invitada en el Joburg Ballet, una compañía profesional situada en Johannesburgo (Sudáfrica). Michaela DePrince también apareció en la exitosa serie de televisión de competición de ABC “Dancing with the Stars”.
“Ella logró sus sueños y mucho más”, dice el comunicado de la familia DePrince.
“Su pasión e impacto en el mundo de la danza, especialmente inspirando a jóvenes bailarines negros a perseguir sus sueños, ha sido tremendo. La echaremos de menos para siempre, a ella y a su preciosa sonrisa, y sabemos que ustedes también”.
Además de sus hermanos Mia, Jaye y Erik, a Michaela DePrince le sobreviven sus hermanas Beelee, Mariel y Amie, y su hermano Adam.
“Mi hermosa hermana ya no está aquí”, compartió Mia en un comunicado.
“Desde el principio de nuestra historia en África, durmiendo en una colchoneta compartida en el orfanato, Michaela (Mabinty) y yo solíamos inventar nuestras propias obras de teatro musical y representarlas. Creábamos nuestros propios ballets. Ella coreografiaba y yo componía y dirigía”.
“Cuando nos adoptaron, nuestros padres no tardaron en volcarse en nuestros sueños y surgió la hermosa y grácil bailarina que tantos de ustedes conocen hoy”.
“Ya fuera saltando por el escenario o subiéndose a un avión y volando a países del tercer mundo para dar clases de danza a huérfanos y niños, estaba decidida a conquistar todos sus sueños en el arte y la danza. Michaela (Mabinty) dejó sus huellas en la arena y en tantos escenarios de todo el mundo. La echaremos mucho de menos”.
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