En Estados Unidos han estallado escenas de malestar que amenazan con la violencia por una posible decisión judicial que podría anular 50 años de una controvertida protección del derecho al aborto por parte del gobierno federal. Las protestas de los manifestantes liberales han sido tan incendiarias como para remover traumas del pasado en el movimiento provida.
Las supervivientes del aborto, como Melissa Ohden, de 44 años, conocen la tortura de llevar una existencia no deseada. Ese dolor la llevó a crear una red de apoyo para quienes, como ella, han sobrevivido a abortos fallidos—más de una docena se puso en contacto con ella angustiada en medio de las obscenas manifestaciones, mientras los manifestantes pisoteaban simbólicamente a los bebés de trapo y proferían vulgaridades que revolvían el estómago. Ha sido una líder del movimiento provida durante más de una década.
La audiencia de los argumentos orales del caso Dobbs contra la Organización de Salud de la Mujer de Jackson, el 1 de diciembre, y la reciente filtración de la opinión de la Corte Suprema, encendieron en el corazón de Ohden una llama de esperanza, compartida por muchos, de que se puedan salvar muchas vidas con la revocación de Roe contra Wade.
«He derramado muchas lágrimas en la última semana y media por la esperanza de que Roe contra Wade pueda ser anulado», dijo la mujer provida a The Epoch Times, expresando su profundo anhelo. Se han producido más de 63 millones de abortos desde que la decisión sentó precedente en enero de 1973, según un análisis.
Para Ohden, no se trata de algo filosófico. Mientras que muchos de la izquierda del centro que marchan en las calles, o frente a las casas de los jueces, han dejado sus puntos de vista visceralmente claros, mientras que los de persuasión cristiana pueden estar predispuestos a ser provida, ella sobrevivió a un intento de aborto con solución salina en 1977, cuando su madre, entonces de 19 años, fue obligada por su madre a hacerse el procedimiento después de un embarazo inesperado y no deseado. Para Ohden, es algo muy, muy personal.
Pero a las 31 semanas, era un bebé demasiado grande.
Sobrevivió.
El aborto con solución salina consiste en «inyectar una solución salina tóxica en el líquido amniótico», explica Ohden. «Y la intención de esa solución salina tóxica era envenenar y escaldar al niño hasta la muerte».
«Luego pasarían el resto de ese tiempo del procedimiento de aborto induciendo el parto, y entonces el bebé muerto debería salir del vientre materno», añadió. «De hecho, sabemos, a través de los registros médicos que obtuve en 2007, que estuve en inmersión en esa solución salina tóxica durante cinco días, más de lo que era habitual, porque se esforzaron por inducir el parto de mi madre biológica».
«Y por eso no tuvieron éxito».
Se enteró de que, de hecho, había «exigencias» de su abuela, que trabajaba en el hospital, para dejarla morir, pero una enfermera que la vio «jadear» la salvó, llevándola a la UCIN sin que su madre biológica supiera que había sobrevivido.
Ohden fue dada en adopción, acogida y criada por sus padres adoptivos, Ron y Linda, de Storm Lake, Iowa, y llegó a la adolescencia sin conocer su angustioso pasado, hasta que un día, a los 14 años, lo descubrió durante una disputa familiar.
Quedó desconsolada, avergonzada y abochornada.
«Luché con ello», dijo al periódico. «Soy una persona de fe, y eso me hizo sanar mucho en mi vida. Al final, eso fue lo que me llevó a buscar a mis padres biológicos y mi historial médico, porque quería que supieran que estaba viva y bien, y no estoy enfadada ni amargada por lo que ha pasado. Empecé a buscarlos cuando tenía unos 19 años. Y no los encontré hasta los 30».
Su búsqueda la llevó no solo a encontrar una relación satisfactoria con su madre biológica, sino también un propósito: dedicar su vida a ayudar a supervivientes como ella a encontrar un nuevo sentido a la vida. Tras localizar a su padre biológico en 2007, le envió una carta. Él no respondió. Murió al año siguiente. Ohden no volvió a saber nada de su familia materna, hasta que ella y su marido se trasladaron a Kansas City por su trabajo, donde la casualidad propició un reencuentro milagroso.
«Nos mudamos aquí sin saber que aquí es donde viven mi madre biológica y mi hermanastra», dijo Ohden. «Uno de los miembros de su familia me vio en una entrevista… como que tuvieron ese momento en el que dijeron: ‘Vaya, probablemente tienes que llegar a ella ahora'».
No hay un «libro de reglas» sobre cómo extender un puente, dijo Ohden. En 2016, una prima de su madre se puso en contacto con ella y le dijo que creía que era el momento de conectar, si estaba preparada. Se enteró de que su madre biológica no sabía desde hacía más de 30 años que había sobrevivido. «Empecé a comunicarme por correo electrónico con mi madre biológica, Ruth», dijo Ohden.
Hoy, Ohden tiene su propia familia, en la que Ruth ocupa un lugar especial. «Nunca hubiera imaginado que esto sería así», dice Ohden sobre su nuevo vínculo, con la voz entrecortada. «Cuando vuelvo a la edad de 14 años, y a lo que supuso escuchar mi historia y lo herida que estaba, al enterarme de ese intento de acabar con mi vida, supe con el tiempo que la quería como la mujer que me había dado la vida».
«Sabía que quería que ella supiera que estaba perdonada, pero nunca podría haber imaginado que su historia fuera tan difícil como lo es, y nunca podría haber imaginado cuánta alegría me traería tenerla en la vida de nuestra familia. Ruth es muy, muy especial para nosotros.
«Ella es tan respetuosa con lo que es nuestra familia, que parece complicada para otras personas, pero es realmente sencilla para nosotros. Todos desempeñamos un papel importante en la vida de los demás».
Al vivir en la misma comunidad, se reúnen con la mayor frecuencia posible.
Los hijos de Ohden tienen otra abuela.
Fue en 2007 cuando empezó a compartir su historia. En 2010, dejó su carrera de trabajadora social para convertirse en una líder del movimiento provida. Su defensa la ha llevado a la Casa Blanca para reunirse con el entonces presidente Donald Trump en 2019; a hablar en las Marchas por la Vida; y a conectar con casi 600 supervivientes de abortos, desde bebés hasta personas de 90 años, para darles fuerza y una plataforma en la que hablar.
«Tenemos supervivientes que han sobrevivido a intentos de acabar con sus vidas utilizando ganchos, tenemos bebés que han sobrevivido a las dos píldoras de aborto químico y a todo lo que hay en medio», dijo. «Las supervivientes no son solo las personas que, como yo, sobreviven a abortos con suero fisiológico que llegan a término. Los supervivientes son los que sobreviven a abortos en el primer trimestre, en el segundo trimestre. La mayoría de los supervivientes se crían en su familia biológica después de un aborto fallido».
Ahora, al escuchar los gritos desquiciados de la multitud por lo que habría impedido su propia existencia, Ohden y las supervivientes como ella reviven traumas del pasado. Eso es lo que podría haber pretendido la opinión filtrada, piensa ella, «avivar la división» e «intimidar a los jueces».
«Eso no me sorprendería en absoluto», dijo. «Ciertamente, el comportamiento que hemos visto en la última semana y media sería indicativo de gente que quiere intimidar a los jueces de la Corte Suprema, a los medios de comunicación, y realmente, incluso a los provida … si eso es una acción deliberada por el lobby del aborto y la industria o no, la realidad es que eso es lo que está sucediendo».
Sin embargo, añadió, hay un consuelo absoluto: la «gran esperanza» de que la opinión ahora confirmada pueda ser «realmente la sentencia».
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