Las mujeres embarazadas que sufrieron angustia durante la pandemia de COVID-19 tienen más probabilidades de dar a luz a bebés con menor volumen cerebral, y la reducción más significativa se produce en la amígdala izquierda, según un estudio transversal reciente de JAMA Network Open.
«Estos hallazgos sugieren que el aumento de los síntomas de salud mental maternos durante la pandemia de COVID-19 se asocia con un menor crecimiento volumétrico del cerebro en los recién nacidos», escribió en el estudio el equipo de investigación.
Las mujeres embarazadas durante la pandemia eran más propensas a manifestar angustia, que incluía estrés, ansiedad y depresión. Estos síntomas se relacionaron con el hecho de que los bebés nacieran con menos materia blanca cerebral.
Los autores especulan con la posibilidad de que estas diferencias cerebrales afecten al desarrollo a largo plazo de los niños, incluidas sus capacidades cognitivas, su salud mental y su comportamiento.
La materia gris del cerebro integra y procesa la información, permite la percepción sensorial y facilita la toma de decisiones, entre otras cosas. La materia blanca, por su parte, está asociada a la conectividad cerebral y la comunicación entre regiones del cerebro. Según el estudio, las alteraciones de la sustancia blanca se relacionan con trastornos de ansiedad en adultos.
El estrés y la ansiedad maternos afectan a la descendencia
Los autores analizaron los datos de 159 mujeres y sus bebés nacidos antes o durante la pandemia de COVID-19. Como era de esperarse, los informes de angustia entre las mujeres embarazadas aumentaron más del doble durante la pandemia.
Al estudiar las imágenes por resonancia magnética (IRM) de los cerebros de los recién nacidos, los investigadores identificaron diferencias cerebrales significativas en los niños nacidos antes de la pandemia COVID-19, frente a los nacidos durante ella. Los autores atribuyeron esta diferencia al estrés materno.
«Se demostró que los factores estresantes intrauterinos influyen en el desarrollo cerebral del feto y afectan la forma en que el niño, una vez nacido, crece y se desarrolla», escribieron los autores. «La angustia psicológica materna durante el embarazo, incluido el estrés, la ansiedad y la depresión, se reconoce como uno de esos factores estresantes en el desarrollo temprano del cerebro».
Según los autores, los estudios que evaluaron el estrés prepandémico del embarazo lo relacionaron con una reducción del volumen del hipocampo izquierdo en los bebés. El hipocampo es responsable de formar y almacenar recuerdos.
Por el contrario, el estrés del embarazo durante la pandemia se asoció con «un retraso selectivo del crecimiento de la sustancia blanca cerebral, el hipocampo y el cerebelo del feto». El cerebelo facilita el movimiento y la coordinación.
Los investigadores destacaron la relación entre el estrés del embarazo y la reducción del volumen de las amígdalas de los recién nacidos. Esta zona del cerebro regula la ansiedad y procesa y reacciona ante las amenazas.
También descubrieron que los bebés cuyas madres padecían ansiedad ocasional no tenían las amígdalas más pequeñas. Sin embargo, cuando los fetos se exponían a un estrés constante, sus cerebros cambiaban.
«Nuestros datos muestran una vulnerabilidad selectiva de la amígdala izquierda en el recién nacido expuesto a estrés y ansiedad maternos elevados durante el embarazo», escribieron los autores.
«De cara al futuro, queremos utilizar esta información —y estudios con resultados similares— para capacitar a las madres embarazadas a solicitar apoyo para mitigar su estrés, especialmente en caso de otra crisis sanitaria mundial», dijo en un comunicado de prensa la Dra. Nickie Andescavage, investigadora principal del estudio.
«También queremos asegurarnos de que los bebés nacidos durante COVID-19 reciban los servicios que necesitan en la vida si desarrollan ansiedad u otros trastornos de salud mental».
Se están llevando a cabo investigaciones adicionales para profundizar en el trabajo del Dr. Andescavage. Catherine Limperopoulos, directora del Centro de Investigación sobre Salud Prenatal, Neonatal y Materna, afirmó que comprender el impacto del estrés es vital para apoyar el desarrollo saludable de los niños pequeños. Su centro estudia actualmente el papel del estrés en el desarrollo prenatal y cómo puede afectar al desarrollo a largo plazo.
«Todos sabemos que estar embarazada puede ser bastante estresante, y hay ciertos momentos de estrés colectivo que pueden proporcionarnos ventanas para entender cómo lo gestionan el cuerpo y la mente», dijo la Sra. Limperopoulos en el comunicado de prensa. «Nuestros investigadores planean seguir investigando el papel del estrés en el desarrollo para seguir acumulando datos que demuestren que la salud mental debe ser una prioridad mayor».
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