Las mujeres uigures son víctimas de violencia sexual bajo la campaña de represión del régimen chino en Xinjiang, independientemente de si están detenidas en un campo de internamiento o no, según Nury Turkel, vicepresidente de la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de EE. UU.
«Ellos creen que toda la violencia sexual a la que están sometiendo a las mujeres uigures, esta misteriosa droga que están administrando, la esterilización forzada, el castigo colectivo a través de la violación en grupo, son los métodos [a través de los cuales] están liberando a las mujeres uigures… solo hay que dejar que eso se asimile», dijo Turkel recientemente al programa «American Thought Leaders» de Epoch TV.
Según estimaciones de investigadores, el régimen chino ha detenido a más de un millón de uigures y otras minorías musulmanas en campos de internamiento en la región occidental de Xinjiang, donde son sometidos a torturas, violaciones, trabajos forzados y adoctrinamiento político. El gobierno de Estados Unidos y otras democracias occidentales han calificado las acciones de Beijing como genocidio.
Turkel, un estadounidense de origen uigur y autor del nuevo libro «Sin escape: la verdadera historia del genocidio de los uigures en China», dijo que entrevistó a sobrevivientes uigures que confirmaron que los guardias siempre estaban atentos a las mujeres uigures «más jóvenes y vulnerables».
Había una “práctica habitual” de sacar a esas mujeres de la celda a altas horas de la noche, agregó.
En los casos en que la violación resultaba en un embarazo, esos bebés pasaban a ser propiedad del estado y las madres desaparecerían, dijo el comisionado.
«Esto recuerda a las viejas tácticas del KGB de hacer bebés y luego hacerlos entrenar desde la más temprana edad, para que sean leales al régimen soviético», dijo Turkel.
“Es [también] un recordatorio de cómo Hitler trató a la mujer judía durante el Holocausto”, agregó.
Otros testimonios que recibió Turkel revelaron que las mujeres uigures eran objeto de violencia sexual incluso en sus propios hogares cuando no había protección masculina. Mandos chinos que decían ser parientes se invitaban a sí mismos a quedarse con estas familias y algunos exigían favores sexuales, dijo.
«Se trata de un ataque al por mayor… vivirás con este miedo, con la vigilancia, incluso en tu casa. Vienen a quedarse contigo y te intimidan, incluso utilizando a tus hijos para espiarte», dijo Turkel.
El comisionado de libertad religiosa instó a la comunidad internacional a tomar medidas para detener los crímenes del Partido Comunista Chino.
“Si no detenemos esta atrocidad, este crimen cometido contra los uigures, puede convertirse en una nueva norma y se utilizará contra otros, aunque algo de eso ya se ha puesto en práctica”.
Para ilustrar este punto, utilizó la persecución del régimen chino contra los practicantes de Falun Gong, que lleva más de dos décadas.
“Los practicantes de Falun Gong fueron sometidos a la sustracción forzada de órganos … y la gente no prestó atención. Ahora les está pasando a los uigures”.
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