Análisis de noticias
Las dos formas extremas que ha adoptado la China comunista para hacer frente a la pandemia —desde la aplicación de la anterior política de cero COVID hasta el actual levantamiento de las restricciones sin un plan— plantean grandes retos a las cadenas de suministro mundiales.
Las empresas multinacionales han realizado esfuerzos concertados para reducir la dependencia de la red de piezas de China. Ahora consideran que la fiabilidad y la flexibilidad de la cadena de suministro son más importantes que el coste y la eficiencia.
La subcontratación mundial de la fabricación europea y estadounidense comenzó a principios de la década de 1960. Las empresas europeas y estadounidenses tomaron el control de las funciones de marketing e innovación y se alejaron gradualmente de los segmentos industriales previos de extracción y procesamiento de materias primas. Con una mano de obra numerosa y barata, una tierra barata y un mercado enorme, China recibió capital, tecnología y apoyo de gestión de empresas desarrolladas y abrió su economía al comercio exterior.
Especialmente desde que China ingresó en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, se ha convertido en la «fábrica del mundo» de la fabricación tradicional y en parte integrante de la red mundial de suministro gracias a su dividendo demográfico y su mano de obra barata.
Sin embargo, el impacto del COVID-19 y los cambios en la situación geopolítica, como la guerra entre Rusia y Ucrania, han planteado importantes retos a la cadena de suministro mundial. La seguridad y la prevención de riesgos son cada vez más importantes para las empresas.
Actualmente, la cadena de suministro mundial avanza hacia la regionalización, la localización y la diversificación a un ritmo acelerado. Las empresas multinacionales están ajustando proactivamente sus cadenas de suministro y aplicando estrategias de diversificación para equilibrar seguridad y eficiencia.
La draconiana política de cero COVID del PCCh
La gestión de la pandemia de COVID-19 por parte del PCCh ha puesto de manifiesto los peligros de depender excesivamente de China como «fábrica del mundo», provocando que los países occidentales y las empresas multinacionales se planteen reestructurar las cadenas de suministro mundiales.
La revista Fortune informó que el 94% de las empresas de la lista Fortune 1000 de todo el mundo experimentaron interrupciones de la cadena de suministro en las primeras fases de la pandemia.
La llamada política dinámica de cero COVID, que duró tres años, provocó más caos e incertidumbre.
Hace dos meses, Foxconn, el mayor proveedor de Apple, fue testigo de una oleada de despidos, protestas y conflictos con la policía debido a las medidas por COVID en su fábrica de la ciudad de Zhengzhou, en la provincia china de Henan. En consecuencia, el iPhone 14 Pro y el iPhone 14 Pro Max de Apple sufrieron interrupciones en su envío. Normalmente, el cuarto trimestre de cada año es la temporada de producción más ajetreada, ya que la planta de Foxconn en Zhengzhou debe acelerar la producción y las entregas antes de las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
La compañía ensambla más del 90 por ciento de sus iPhones en China, mientras que su rival de teléfonos inteligentes Samsung salió de China en 2019 y ha diversificado su ensamblaje en al menos cuatro países.
COVID causa estragos
Las cadenas de suministro mundiales se verán devastadas de nuevo debido a la actual ola de infecciones por COVID-19 en China. Muchas empresas y compañías de logística del país están paralizando la producción, ya que la mayoría de los trabajadores están infectados por la enfermedad. A los trabajadores de las fábricas de Zhejiang, por ejemplo, se les dijo que se tomaran unas vacaciones anticipadas antes del Año Nuevo chino y que volvieran al trabajo al cabo de dos meses.
En el Foro Empresarial 2022 de las PYME de la APEC, celebrado en Shenzhen el 22 de diciembre, el vicepresidente ejecutivo de BYD, Lian Yubo, declaró que entre el 20% y el 30% de los empleados de la empresa tenían COVID-19 y estaban en cuarentena en sus casas, lo que había provocado una reducción de la capacidad de producción de vehículos de BYD, con un recorte promedio de la producción diaria de entre 2000 y 3000 unidades.
El 24 de diciembre, Tesla suspendió la producción en su planta de Shanghái. Según Reuters, muchos trabajadores y proveedores de la planta estaban infectados con COVID-19.
Peter Lindstrom, jefe de investigación de la naviera noruega Torvald Klaveness, posteó en Twitter el 21 de diciembre que el brote estaba «fuera de control» en China y que el 90% de los agentes chinos empleados por la empresa estaban enfermos, según The Telegraph. Estos agentes residen en Beijing, Tianjin, Shanghái, Ningbo y Guangzhou.
«Deberíamos ver cómo muchas operaciones se ven afectadas por el absentismo, no solo en las fábricas, sino también en los almacenes, la distribución, la logística y las instalaciones de transporte», declaró al Financial Times Bindiya Vakil, director ejecutivo de la empresa de cartografía de la cadena de suministro Resilinc.
Se acelera la desvinculación de China
El monopolio del régimen chino de equipos médicos clave durante las primeras fases de la pandemia puso de manifiesto la vulnerabilidad de la cadena de suministro mundial, lo que supuso una gran llamada de atención a la comunidad internacional.
Al inicio de su mandato en 2021, el presidente Joe Biden pidió una revisión de 100 días de la dependencia de la cadena de suministro estadounidense de China y propuso trabajar estrechamente con aliados y socios afines en una cadena de suministro resistente.
Después de que la guerra entre Rusia y Ucrania impulsara a Occidente a la «subcontratación con aliados», alejando la fabricación de Estados autoritarios y acercándola a los aliados, la Unión Europea también se ha unido al campo de la desvinculación de la cadena de suministro china.
El Wall Street Journal reportó el 3 de diciembre de que Apple está acelerando sus planes para trasladar la producción fuera de China. La empresa planea aumentar su producción de iPhone en India en un 45%, mientras que Vietnam se centrará más en el ensamblaje del Apple Watch, el MacBook y otros productos.
Del mismo modo, varios fabricantes de automóviles están acelerando la reorganización de su cadena de suministro. Mazda está trasladando la producción de algunas piezas que antes se fabricaban en China a su mercado de origen en Japón. Ford y GM llevan más de un año trasladando la producción de piezas a plantas estadounidenses. Mercedes está considerando trasladar sus compras de piezas a proveedores de Europa, Estados Unidos o México.
«Ya no estamos en una época en la que el coste sea el principal factor determinante», declaró Masahiro Moro, director ejecutivo de Mazda, al Financial Times. «Ahora mismo, también hay que tener en cuenta [la] solidez de nuestra cadena de suministro para garantizar el aprovisionamiento estable de piezas».
Las autoridades chinas rara vez admiten sus fallos. Cuando de vez en cuando lo hacen, implica que la situación ya es catastrófica.
Wang Shouyang, director de la Academia China de Ciencias, dijo en un foro mundial sobre la cadena industrial celebrado el 4 de diciembre de 2022 que «los principales problemas a los que se enfrenta la seguridad de la cadena industrial china son la ruptura de la cadena industrial que afecta a la seguridad económica, la gran dependencia de las tecnologías básicas del extranjero y la evidente tendencia a la transferencia de la industria al extranjero».
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