Nadie en el FBI fue engañado por los agentes privados de la campaña de Clinton

Por Brian Cates
07 de noviembre de 2021 3:33 PM Actualizado: 07 de noviembre de 2021 3:34 PM

Comentario

Hace más de un año, el entonces director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, John Ratcliffe, desclasificó una serie de informaciones sorprendentes, cuya implicación total fue ignorada por muchos de los medios de comunicación tradicionales o nunca se la comprendió del todo.

Creo que esto se debió a que los principales medios de comunicación estaban obligados a seguir muchas de las falsas narrativas que habían estado vendiendo al público estadounidense durante varios años sobre el escándalo del «Spygate».

Una desclasificación explosiva incluía notas manuscritas del entonces director de la CIA, John Brennan, sobre que había informado personalmente al entonces presidente Barack Obama y a varios miembros de su Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca respecto al análisis de la inteligencia rusa interceptada.

El contenido de ese análisis interceptado afirmaba que Hillary Clinton había aprobado un plan para desprestigiar la campaña de Trump con el engaño de una falsa colusión rusa que sería creada por agentes privados. (Mi columna anterior sobre esto se puede encontrar aquí).

Las notas de Brennan, junto con una remisión de investigación enviada al FBI, dejan claro que todos los altos funcionarios del Departamento de Justicia (DOJ) y del FBI involucrados en la aceptación de pruebas falsas de agentes privados durante el curso de la campaña presidencial de 2016 sabían que estaban siendo contactados por personas asociadas a la campaña de Clinton.

Estos funcionarios federales iniciaron entonces investigaciones sobre la campaña de Trump y de todos modos solicitaron órdenes federales de vigilancia contra los asociados de Trump basándose en esta información falsa.

Las pruebas documentales hablan muy claramente: ninguna de estas personas de las agencias federales se dejó engañar ni por el falso expediente Steele ni por los falsos documentos de Alfa-Bank.

Ninguno de ellos.

James Comey, Peter Strzok y Andrew McCabe, por nombrar solo a tres de los principales implicados, sabían desde el principio para quién trabajaban realmente estos agentes que se les acercaban con estos falsos fraudes.

Habían sido alertados en julio de 2016 sobre lo que la campaña de Clinton estaba preparando hacer y luego, tanto Comey como Strzok fueron alertados de nuevo en septiembre de 2016, cuando recibieron la remisión de la investigación por parte de la CIA.

Sin embargo, a pesar de esto, Comey y Strzok siguieron adelante y tomaron el expediente Steele de los agentes de la campaña de Clinton e hicieron uso de él para una orden de vigilancia federal a fines de octubre de 2016.

A pesar de las normas y reglamentos detallados que exigen que se verifiquen todos los hechos materiales en una orden de este tipo y que las pruebas documentadas de esa verificación se coloquen en lo que se llama el Archivo Woods, no parece que se haya hecho ningún esfuerzo para autenticar las acusaciones clave utilizadas en la orden de vigilancia para espiar al exasesor de la campaña de Trump, Carter Page.

De hecho, el inspector general del Departamento de Justicia, Michael Horowitz, documentó ampliamente en un informe de diciembre de 2019 cómo el FBI ni siquiera entrevistó al hombre que Steele nombró a la agencia como su principal subfuente, sino hasta enero de 2017, cuando la orden judicial de vigilancia se presentó por primera vez antes de tres renovaciones que le siguieron a continuación.

Ese ha sido siempre el mayor escándalo aquí, en lo que respecta al FBI. Que, de alguna manera, todas las normas, reglamentos y procedimientos sobre la apertura de una investigación, la presentación de una orden de vigilancia, y luego conseguir que se renueve, fueron deliberadamente subvertidos y pasados por alto.

En septiembre de 2020, cuando se le preguntó directamente a Comey sobre esa remisión de investigación de septiembre de 2016 de la CIA que le alertaba del hecho de que la campaña de Clinton planeaba lanzar una serie de falsos montajes de Rusia dirigidos a Trump y a sus asociados de campaña, Comey se hizo el tonto, insistiendo en que no se recordaba para nada del memorándum.

Por supuesto, Comey no puede admitir que casi dos meses antes de que el equipo de Crossfire Hurricane presentara su orden de vigilancia FISA ante el tribunal, tanto él como Strzok habían sido solicitados por las agencias de inteligencia para llevar a cabo una investigación sobre una rumoreada operación de trucos sucios haciendo uso de empresas privadas.

Aunque las recientes filtraciones a los medios de comunicación sobre los objetivos de la investigación del abogado especial John Durham muestran que él actualmente está centrado en reunir más documentación sobre los delitos relacionados con el engaño de Alfa-Bank, el banco siempre fue un actor menor en el enorme escándalo del Spygate.

El verdadero núcleo del escándalo siempre fue la creación del expediente Steele, la aceptación de este por parte del FBI —a sabiendas de que era un engaño— y luego, el uso por parte de los funcionarios del FBI del expediente como pretexto para espiar la campaña de Trump.

Como vengo diciendo desde hace varios años, Page no fue ni mucho menos la única persona a la que se le violaron sus derechos civiles con esta orden de vigilancia que se concedió sobre la base de un fraude. Esa orden sobre Page dio al FBI una ventana para espiar a un número aún no determinado de personas de la campaña de Trump, y el equipo de transición después de la victoria electoral de Trump.
Dado que la orden se renovó tres veces y solo se permitió que expirara en septiembre de 2017, el espionaje continuó durante la mayor parte del primer año del gobierno de Donald Trump en el cargo, un hecho relevante en el que muy pocas personas de los principales medios de comunicación quieren insistir.

¿Cuántas personas acabaron siendo vigiladas en base a esa orden ilegítima? Llevo cinco años investigando el Spygate y aún no puedo decirles. La oficina del abogado especial de Durham probablemente podría llegar a una buena estimación, pero aún no hablan sobre ello.

Lo que sí sabemos es que todos estos funcionarios del FBI que estuvieron involucrados en la investigación del Crossfire Hurricane tienen mucho que responder.

Una cosa es segura, no creo que cualquier desarrollo posterior en la investigación de Durham vaya a ser aburrido.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.


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