La NASA advirtió que China podría estar disfrazando operaciones militares secretas de programas civiles en un intento de apoderarse de partes de la Luna.
«Creemos que gran parte de su supuesto programa espacial civil es un programa militar», dijo el administrador de la agencia espacial, Bill Nelson. «Y creo que, en efecto, estamos en una carrera».
El Sr. Nelson habló ante el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes en una audiencia sobre el presupuesto en la que argumentó que la NASA necesitará más de 25,000 millones de dólares, o aproximadamente el 0.4 por ciento de todo el presupuesto del gobierno estadounidense, para poder competir en la carrera con China.
«China ha hecho avances extraordinarios, sobre todo en los últimos 10 años. Pero son muy, muy reservados».
La preocupación por el futuro dominio de China en la Luna ha ido en aumento, sobre todo desde que el régimen comunista chino empezó a actuar como un matón en la escena internacional repetidas veces, así como cuando actuó reclamando la soberanía de varias regiones asiáticas, entre ellas las islas Spratly, un archipiélago del mar de China Meridional sobre el que varias naciones tienen reclamaciones históricas debido a su gran cantidad de recursos naturales.
Además, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha reiterado con insistencia que, dado que Taiwán forma parte de China, debe quedar bajo su dominio. Desde que los comunistas tomaron el control de China continental en 1949, Taiwán es una isla con autogobierno en el Mar de China Meridional, con un modelo de gobierno que compite entre sí.
«Me preocuparía que China llegara primero y de repente dijera: ‘De acuerdo, este es nuestro territorio, pueden entrar'», declaró Nelson.
Añadió que esperaba que Beijing «entrara en razón y comprendiera que el espacio civil es para usos pacíficos», aunque añadió que China no había adoptado anteriormente esa postura.
“Obviamente, no quieren interferir entre sí, pero espero que no vayan a declarar que todo este territorio de repente es suyo. Creo que nos corresponde a nosotros llegar allí primero y utilizar nuestra investigación con fines pacíficos”, dijo.
La mayoría de los países con planes de exploración espacial han firmado un acuerdo internacional, conocido como los Acuerdos de Artemis, que estipula la adhesión a ciertas normas, entre las que se incluyen compartir públicamente la información recopilada y que el uso del espacio se lleve a cabo en interés de todos los países.
Aunque China y Rusia no son signatarios de los Acuerdos, sí firmaron el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967. El tratado prohíbe a los signatarios instalar armas y bases militares en el espacio.
Estados Unidos aspira a otro alunizaje tripulado en 2026 con su misión Artemis 3, mientras que China declaró que espera completar una misión lunar tripulada para 2030, con planes de establecer una base lunar permanente.
«La última fecha en la que han anunciado que van a aterrizar es 2030, pero esa fecha se ha estado retrasando», dijo Nelson.
Mientras tanto, algunos contratiempos en la misión Artemis podrían retrasar aún más la fecha prevista.
En la «carrera espacial» de la Guerra Fría, Rusia y Estados Unidos se enfrentaron por ser el primer país en llevar seres humanos a la Luna. La victoria fue para Estados Unidos cuando Neil Armstrong pisó la superficie lunar en 1969.
La próxima misión de Estados Unidos se centra principalmente en el polo sur lunar, que podría albergar hielo, un componente esencial para llevar a cabo futuras misiones al espacio, ya que el agua podría servir para producir combustible y oxígeno.
Otros países también han mostrado interés por la zona.
Las misiones no tripuladas a la superficie lunar han sido llevadas a cabo con éxito tanto por India como por Estados Unidos, así como por China, que desplegó un rover lunar durante su misión Chang’e 3.
La misión china Chang’e 5, en 2020, recogió muestras de la superficie lunar.
El PCCh se asoció con Rusia para trabajar en el establecimiento de una futura base lunar en el polo sur de la Luna, considerada en gran medida un rival del proyecto Artemis de la NASA.
Si bien el PCCh ha refutado repetidamente las afirmaciones de que está tratando de afirmar su dominio en el espacio exterior, Tory Bruno, director ejecutivo de United Launch Alliance, dijo recientemente en una mesa redonda organizada por el “Comité Selecto de la Cámara sobre el Partido Comunista Chino” que durante la última década, el régimen ha “invertido mucho en la aplicación de tecnologías [en gran parte robadas a Estados Unidos] a armas espaciales y capacidades antisatélites”, que están desplegando “a un ritmo sorprendentemente rápido”.
“Ahora se necesita mantener el ritmo para lograr una eficacia militar básica”, afirmó. “Sin él, no es que nuestras fuerzas sean mejores, sino que son esencialmente impotentes».
«Ahora se trata de una competición entre grandes potencias», dijo Bruno sobre la carrera espacial, en la que el PCCh lleva dos décadas de ventaja.
«Con esta capacidad y tecnología que nos han arrebatado, han pasado de unas pocas docenas de naves espaciales en órbita a casi 700 aquí en solo unos pocos años».
Como nota positiva, el científico de cohetes afirmó que Estados Unidos aún tiene oportunidades de contrarrestar las ambiciones del PCCh en el espacio.
«Aunque es enorme, su infraestructura es ineficaz, es cara y es frágil con respecto a la tensión económica prolongada, y una reducción o el cese de la inversión occidental —que por cierto es de casi medio billón de dólares al año en la economía de China— podría paralizar la capacidad que tienen ahora».
«Así que esa es una oportunidad que tenemos a través de nuestra economía, nuestros aliados y nuestro enfoque para todo el gobierno».
De NTD News
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