Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos retiraron discretamente el laboratorio de Wuhan, sospechoso de ser la fuente de COVID-19, de su lista de instalaciones extranjeras que pueden realizar experimentos con animales con dinero de los contribuyentes estadounidenses.
El nombre Instituto de Virología de Wuhan (WIV), que todavía figuraba en la lista el 23 de abril, no apareció en la página actualizada por última vez del 17 de mayo. La lista actual consta de otros 27 laboratorios chinos.
El WIV ha sido durante años socio de Alianza EcoHealth, instituto con sede en Nueva York, llevando a cabo investigaciones sobre coronavirus de murciélagos con fondos estadounidenses, los que ascendieron a más de 3 millones de dólares entre los años 2014 y 2019.
La senadora Joni Ernst (R-Iowa), una crítica declarada contra la financiación de los NIH a Wuhan, celebró la noticia como una «victoria para los contribuyentes».
«Tras años de defensa, parece que finalmente el laboratorio de Wuhan ya no puede optar a la financiación estadounidense», declaró la senadora Ernst a The Epoch Times. «La verdad es que el Instituto de Virología de Wuhan, gestionado por el Estado chino, nunca debería haber recibido apoyo estadounidense para sus peligrosos experimentos con coronavirus de murciélagos».
Ernst declaró que se sentía preocupada en primer lugar por el hecho de que la instalación de Wuhan pudiera obtener financiación.
«Este incidente sacó a la luz un enorme vacío jurídico que está permitiendo que incontables sumas de dólares estadounidenses se gasten en secreto en instituciones de China y otros lugares», dijo la senadora, añadiendo que sigue comprometida a garantizar que «no haya otros estudios estrafalarios a costa de los contribuyentes que pasen desapercibidos» y que haya «total transparencia pública para cada céntimo enviado a una institución en China».
El laboratorio de Wuhan tiene un historial de prácticas de seguridad de laboratorio cuestionables, participando en proyectos para potenciar un coronavirus similar al SARS que podría enfermar más a los ratones. Un video de 2017 mostró a los investigadores de WIV manteniendo murciélagos en una jaula dentro del laboratorio y recogiendo muestras de murciélagos al aire libre con medidas de protección mínimas.
Los NIH suspendieron la financiación del proyecto sobre el virus de los murciélagos de EcoHealth tras el estallido de la pandemia en China, y posteriormente rescindieron la subvención de Wuhan por cuestiones de cumplimiento de las normas de subvención. A principios de este mes se renovó la subvención con algunas modificaciones en el alcance del programa, una medida que alarmó a los críticos como Ernst, quienes quieren ver una desfinanciación permanente de parte de la organización neoyorquina.
Con la subvención renovada, EcoHealth recibe ahora 17 subvenciones activas en Estados Unidos valoradas en más de USD 50 millones en su conjunto.
Justin Goodman, de White Coat Waste Project, un grupo de vigilancia que ha trabajado con la senadora Ernst en este asunto, dijo que está «encantado» de ver la «decisión, largamente esperada», de los NIH de descalificar «a los batas blancas de Wuhan de la futura financiación de los contribuyentes».
«Los contribuyentes no deberían verse obligados a financiar un laboratorio extranjero dirigido por una nación adversaria que despilfarró dinero, torturó animales y diseñó supervirus en peligrosos experimentos de ganancia de función que violaron la ley y probablemente causaron COVID», declaró Goodman a The Epoch Times.
Los NIH y la Oficina de Bienestar de los Animales de Laboratorio, que supervisa los experimentos con animales de laboratorio, no respondieron a la solicitud de comentarios de The Epoch Times al cierre de esta edición.
Varios funcionarios de salud e inteligencia, anteriores y actuales, han expresado su apoyo a la teoría de que COVID-19 podría haberse originado en un laboratorio de Wuhan.
«Una filtración de laboratorio es la única explicación creíblemente respaldada por nuestra inteligencia, por la ciencia y por el sentido común», dijo recientemente John Ratcliffe, quien fuera director de inteligencia nacional durante la administración Trump, al emitir sus declaraciones ante un comité del Congreso en Washington. «De hecho, si esto fuera un juicio, la preponderancia de las pruebas circunstanciales proporcionadas por nuestra inteligencia obligaría a un jurado a declarar culpable a una acusación de que la investigación del coronavirus en los laboratorios de Wuhan fue responsable de engendrar una pandemia mundial».
«Se hizo más difícil ignorar los hechos básicos sospechosos de la historia» a medida que recopilaban información sobre los orígenes de la pandemia, dijo David Feith, miembro adjunto del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense y exsubsecretario de Estado adjunto, ante el Subcomité Selecto sobre la Pandemia de Coronavirus que
«A medida que documentábamos estas cuestiones para informar nuestros compromisos diplomáticos con China y otros países, nuestra atención se dirigía cada vez más hacia los laboratorios de Wuhan», declaró Feith el 18 de abril.
El miércoles, el senador Marco Rubio ( R-Fla.) también publicó un informe (pdf) sobre los orígenes del COVID-19.
El informe, de 328 páginas, recopila una lista de pruebas circunstanciales que vinculan el origen de la pandemia con el laboratorio chino.
Durante la segunda mitad de 2019, según el informe, es probable que se produjera allí una «grave falla o accidente de biocontención, probablemente relacionado con un patógeno viral», del que los más altos dirigentes chinos tuvieron conocimiento al menos en noviembre de 2019.
«El Instituto de Virología de Wuhan era casi un accidente a punto de ocurrir, y parece que ocurrió un accidente, o tal vez varios, y más o menos al mismo tiempo que el brote inicial de SARSCoV-2», sostuvo Rubio.
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