Una niña de nueve años que estudia en Ceará, Brasil, se conmovió por un anciano vendedor de helados que quería aprender a escribir su nombre y ahora le esta dando clases.
El anciano Francisco Santana Filho, conocido como «Su Zezinho«, de 68 años, trabaja desde hace más de cuatro décadas vendiendo helados de paleta frente a la escuela a la que asiste la menor. Estuvo siempre cerca de una escuela pero nunca se alfabetizó.
A la salida del colegio en Crato, al interior de Ceará, la alumna Bárbara Matos le enseña al anciano Francisco Santana Filho, conocido como «Su Zezinho«, de 68 años, quien trabaja en ese lugar desde hace más de cuatro décadas vendiendo helados de paleta, informa el medio Globo.
Ella es la profesora y él es el alumno. La amistad entre los dos trascendió cuando se supo lo que estaba haciendo y llegó al conocimiento de sus familiares y profesores del colegio donde la niña estudia.
Bárbara dijo a Globo que un día le preguntó al anciano si él sabía leer y Su Zezinho dijo que no, pero que tenía muchas ganas de aprender.
Fue entonces que ella resolvió ayudar a alfabetizarlo.
Menina de 9 anos ensina vendedor de picolé de 68 anos a ler e escrever no Ceará https://t.co/LGeXctLyuu
— Hypeness (@hypeness) 22 aprile 2019
La niña recibió asesoría de una profesora del Colegio Diocesano con quien realiza las clases.
«Yo pongo palabras como ‘casa’. dibujos, letras punteadas y ahí él va tratando de adivinar las letras y cubrir los nombres», explica la niña.
El vendedor dijo a Globo que soñaba con aprender a escribir su propio nombre e incluso cuando era joven, su anhelo en la vida era ser un reportero de televisión.
«Yo ahora viejo, ya con 68 años, pero ella llegó, me dio esa horita y entonces ahora vamos a aprender una cosita, lo importante es aprender, entonces estoy feliz, va a ser demasiado bueno escribir mi nombre. La semana que viene «yo lo aprenderé, voy a conseguirlo«, dijo emocionado el anciano.
«La simplicidad y la franqueza con que los niños acostumbran, movidos tan sólo por sus corazones, hacen que estos gestos infantiles puedan mover montañas de forma transformadora», destacó Hypeness, ante la acción de Bárbara.
Ayuda de los profesores
La profesora Rizélia Sobreira dijo al medio de prensa brasileño que decidió acompañar a la niña ya que su actitud emocionó a todos en la escuela.
«Yo también me puse a disposición para ayudar, encontré muy bonita esa actitud, la llamé después, le di un libro de caligrafía para mejorar las actividades y tareas con él».
La abuela de Bárbara, la jubilada Silvana Matos Costa, dice que también se emocionó al saber de la actitud de la nieta.
«Es muy gratificante, sólo tengo una palabra para decir, que es gratitud, estoy orgullosa y muy emocionada», comentó a Globo.
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