Antonio Guterres, actual jefe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y expresidente de la Internacional Socialista, afirmó que no debería haber «ninguna nueva inversión para expandir los combustibles fósiles» y que las financiaciones privadas deberían desprenderse totalmente del carbón.
«Durante demasiado tiempo, el sector de los servicios financieros ha permitido la adicción mundial a los combustibles fósiles. Ha llegado el momento de que los proveedores de servicios financieros aceleren el cambio hacia las energías renovables. Ellos tienen el poder y la responsabilidad», dijo Guterres.
«El imperativo científico y moral es claro: no debe haber nuevas inversiones en la expansión de los combustibles fósiles, incluyendo la producción, la infraestructura y la exploración.
«Este año, todos los financiadores privados deben dejar de financiar todo el sector del carbón, desde la minería hasta la generación de energía, y cambiar activamente la financiación hacia las energías renovables».
El comentario de Guterres fue impulsado por una declaración del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el Consejo de Ancianos Musulmanes, la Junta de Rabinos de Nueva York y organismos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En su anuncio de Finanzas Responsables con el Clima, dichas partes pidieron a las instituciones financieras que prestan servicios que dejen de financiar la exploración y producción de petróleo y gas después de 2022, «especialmente todos los proyectos de este tipo en la región del Ártico».
También exigieron que esos socios «[pongan] fin a toda la financiación para cualquier nuevo proyecto de petróleo y gas, exploración y extracción…» y que eliminen rápidamente toda la financiación para el sector del carbón.
Además, les pidieron que se unan a grupos financieros liderados por la ONU, como la Alianza Bancaria de Cero Emisiones de la ONU, «si aún no forman parte de ellos».
Los bancos de esa alianza controlan aproximadamente el 40 por ciento de los activos bancarios mundiales.
Las exigencias de los grupos llegan tras un año de rápido aumento de los precios del carbón, el petróleo y el gas natural.
Ante estas tendencias, algunos países dieron marcha atrás en lo que respecta a los combustibles fósiles, incluido el carbón.
India, por su parte, pretende reanudar la explotación de más de 100 minas de carbón cerradas, según Reuters.
Muchos países europeos también han tomado medidas para reactivar las plantas de carbón o evitar la reducción a la dependencia de esta fuente de energía.
En Estados Unidos, la Administración de Información Energética (EIA) predice que el consumo de carbón seguirá aumentando durante 2022 antes de caer en 2023, basándose en una esperada caída de los precios del gas natural.
A medida que los precios han ido cambiando, algunos legisladores han trasladado su mensaje a las empresas de combustibles fósiles.
Durante una audiencia a finales de 2021, el representante Ro Khanna (D-Calif.), la representante Alexandra Ocasio-Cortez (D-N.Y.) y el representante Raja Krishnamoorthi (D-Ill.) condenaron a las empresas energéticas estadounidenses por no reducir la producción de petróleo y gas, en línea con las acciones de algunas empresas europeas.
«¿No está usted avergonzado, como empresa estadounidense, de que su producción suba mientras sus homólogas europeas bajan?», preguntó Khanna a Michael Wirth, director general de Chevron Corporation.
«Es increíblemente importante que no alcancemos el cero neto en algún futuro imaginario, sino que realmente lleguemos a la reducción de las emisiones de carbono aquí en Estados Unidos y a nivel mundial», dijo Ocasio-Cortez tras interrogar a Darren Woods, consejero delegado de ExxonMobil.
Sin embargo, en abril de 2022, Frank Pallone (D-N.Y.) les dijo a los ejecutivos del sector petrolero que sus elevados beneficios «se producen a expensas del pueblo estadounidense, el que necesita que ustedes aumenten drásticamente la producción, no la riqueza de los accionistas».
El Consejo Mundial de Iglesias, uno de los firmantes de la declaración «Finanzas responsables con el clima», se ha caracterizado por sus vínculos con organizaciones políticas violentas de izquierda, especialmente durante la Guerra Fría.
En 1978, por ejemplo, proporcionó 85,000 dólares al Frente Patriótico de Zimbabue, una organización guerrillera dirigida por Robert Mugabe.
Mugabe, que se describía a sí mismo como marxista-leninista durante ese período, llegó a ser presidente de Zimbabue, donde presidió la hiperinflación, la expropiación de tierras a los agricultores blancos y el genocidio Gukurahundi de la tribu Ndebele.
El Consejo Mundial de Iglesias también manifestó su apoyo a los sandinistas marxistas de Nicaragua a principios de la década de 1980, incluso cuando los sandinistas perseguían sistemáticamente a los cristianos que no apoyaban su revolución.
A pesar de una serie de arrestos de sacerdotes católicos y ministros de la Iglesia Morava, una iglesia independiente, un equipo del Consejo Mundial de Iglesias en 1981 no pudo encontrar «ninguna persecución reconocible de la iglesia» en Nicaragua», escribió Ernest Lefever en una edición de 1988 de The National Interest.
Hoy, el Consejo Mundial de Iglesias está bien representado en el Foro Económico Mundial.
En 2018, su secretario general, el reverendo Dr. Olav Fykse Tveit, pronunció un discurso contra las armas nucleares en el Foro Económico Mundial.
Su director de asuntos internacionales, Peter Prove, forma parte del Consejo de la Agenda Global del Foro Económico Mundial sobre el papel de la fe.
Tim Stewart, presidente de la Asociación de Petróleo y Gas de Estados Unidos, expresó su firme oposición a las declaraciones de Guterres, así como a la postura del Consejo Mundial de Iglesias sobre los hidrocarburos.
«Con el debido respeto al Secretario Guterres y al Consejo Mundial de Iglesias, el imperativo moral compartido, basado en las escrituras de todas las religiones, debería ser ‘levantar las manos que están colgadas’. Dios ha ordenado a las personas de todas las religiones que saquen a los pobres y a los oprimidos de la pobreza», dijo Stewart.
«Esta propuesta de acción de la ONU hace todo lo contrario. Restringir el acceso a la energía de los combustibles fósiles mediante la restricción de las inversiones garantizará que los más pobres entre los pobres sigan en la pobreza energética durante otra generación y una generación más».
«Al revestirse con los ropajes del falso sacerdocio del cambio climático, la ONU ha asumido sin quererlo el papel de opresor de los pobres, lo pretenda o no», añadió el presidente de la Asociación de Petróleo y Gas de Estados Unidos.
The Epoch Times se puso en contacto con el Consejo Mundial de Iglesias y con la ONU para pedirles comentarios.
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