Una grajilla sobrevoló por casualidad el jardín del palacio del rey. Allí vio con gran asombro y envidia una bandada de pavos reales en toda la gloria de su espléndido plumaje.
La grajilla negra no era un pájaro muy agraciado ni muy refinado. Sin embargo, pensó que lo único que necesitaba para estar a la altura de los pavos reales era un vestido como el suyo. Así que recogió algunas plumas que los pavos reales habían desechado y las pegó entre sus propias plumas negras.
Vestido con sus galas prestadas, se pavoneó entre los pájaros de su especie. Luego bajó volando al jardín entre los pavos reales. Pero éstos no tardaron en darse cuenta de quién era. Enojados por el engaño, volaron hacia él, arrancándole las plumas prestadas y también algunas de las suyas.
La pobre grajilla regresó tristemente con sus antiguos compañeros. Allí le esperaba otra desagradable sorpresa. No habían olvidado sus aires de superioridad hacia ellos y, para castigarlo, lo echaron con una lluvia de picotazos y abucheos.
Las plumas prestadas no hacen buenos pájaros.
Esta fábula ha sido reproducida del eBook del Proyecto Gutenberg «Esopo para niños» (1919).
Esopo (c. 620─564 a.C.) fue un narrador griego a quien se le atribuye una serie de fábulas que ahora se conocen colectivamente como «Fábulas de Esopo». Sus cuentos, con su valor moral, han influido durante mucho tiempo en nuestra cultura y civilización, contribuyendo no sólo a la educación y la formación del carácter moral de los niños, sino también, con su atractivo universal, a la autorreflexión de los adultos que han optado por abrazar las virtudes o prestar atención a las advertencias que contienen.
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