No hay «armas biológicas ofensivas» en los laboratorios de Ucrania que Estados Unidos haya financiado, dijo el 1 de abril un funcionario del Pentágono al Congreso.
«Inequívocamente (…) no hay armas biológicas ofensivas en los laboratorios de Ucrania en los que Estados Unidos haya participado», dijo el viernes Deborah Rosenbaum, subsecretaria de Defensa para los programas de defensa nuclear, química y biológica, dirigiéndose al Subcomité de Inteligencia y Operaciones Especiales de la Cámara de Representantes.
El Pentágono ha estado financiando laboratorios de Ucrania a través de su Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA), una agencia de apoyo dentro del Departamento de Defensa para contrarrestar las armas de destrucción masiva y tanto los funcionarios estadounidenses como los ucranianos afirman que los laboratorios tratan de prevenir a la población de armas biológicas y los agentes patógenos.
Según una hoja informativa del Pentágono publicada en marzo (pdf), desde 2005, Estados Unidos ha «invertido aproximadamente 200 millones de dólares en Ucrania (…) apoyando a 46 laboratorios, instalaciones sanitarias y centros de diagnóstico ucranianos».
El Programa de Reducción de la Amenaza Biológica «mejoró la seguridad y la protección biológica de Ucrania, así como la vigilancia de la salud humana y animal», afirma la hoja informativa del Pentágono.
Sin embargo, Rusia ha acusado en los últimos meses a los laboratorios financiados por Estados Unidos en Ucrania de desarrollar armas de guerra biológicas. Tales acusaciones fueron emitidas por los medios de comunicación estatales rusos incluso antes de la invasión de Ucrania dirigida por Moscú el 24 de febrero.
El 6 de marzo, el ministerio de Defensa ruso emitió una declaración en Telegram en el que acusaba a Ucrania de haber destruido los patógenos causantes de enfermedades que se estaban estudiando en un laboratorio ucraniano que, según Moscú estaba financiado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Las acusaciones de Rusia sobre los laboratorios biológicos las repitió el régimen chino el 7 de marzo.
A su vez la Organización Mundial de la Salud confirmó en marzo que había aconsejado al ministerio de Sanidad de Ucrania que destruya los «patógenos de alta amenaza para evitar cualquier posible vertido».
Pero los analistas creen que la narrativa impulsada por el Kremlin forma parte de su plan para crear una operación de falsa bandera (terrorista) dirigida para justificar el uso de armas químicas en Ucrania.
Rosenbaum dijo a los funcionarios el viernes que «el departamento sigue muy preocupado por la capacidad de obtener información precisa y transparente para el público estadounidense, así como ciertamente para nuestros aliados y el resto del mundo”.
«Así que una de las cosas que el departamento ha estado haciendo desde la Casa Blanca hasta el Departamento de Defensa, así como el Departamento de Estado, así como todos los vehículos que tenemos —y esto está particularmente relacionado con los laboratorios de salud pública en Ucrania que están siendo trágicamente utilizados por los rusos como un potencial para una operación de falsa bandera— es ser capaces de comunicar información precisa sobre esto y del trabajo que se tiene en marcha», dijo Rosenbaum.
Robert Pope, director del Programa Cooperativo de Reducción de Amenazas de la DTRA, declaró en febrero al Boletín de los Científicos Atómicos que los laboratorios podrían contener armas biológicas de la época soviética y advirtió que el conflicto en Ucrania podría provocar la liberación accidental de los peligrosos patógenos causantes de enfermedades.
«Yo creo que los rusos saben lo suficiente sobre los tipos de patógenos que se almacenan en los laboratorios de investigación biológica por lo que no creo que apunten deliberadamente a un laboratorio», dijo Pope. «Pero lo que sí me preocupa es que (…) sean dañados accidentalmente durante esta invasión rusa».
Los comentarios de Rosenbaum se producen poco después de que la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, advirtiera a los funcionarios que estuvieran atentos «a la posibilidad de que Rusia utilice armas químicas o biológicas en Ucrania, o que cree una operación de falsa bandera utilizándolas».
La mismas preocupaciones de la Casa Blanca también las manifestó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el ministerio de Defensa del Reino Unido, quien dijo el mes pasado que «no había visto ninguna prueba que apoye» las acusaciones hechas por Rusia.
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