WILMINGTON, Delaware—No hay evidencia de manipulación alguna a la computadora portátil que Hunter Biden dejó y nunca recogió en una tienda de computadoras de Delaware en 2019, según el testimonio del 5 de junio de un agente especial del FBI durante el juicio federal por armas al hijo del presidente.
Los fiscales llamaron a la agente especial Erika Jensen, quien fue asignada al caso de Biden, para testificar el 4 y 5 de junio. Los abogados le preguntaron a Jensen si podía descartar si la computadora portátil de Biden fue manipulada antes o después de ser entregada al reparador. La agente dijo que no había evidencia de manipulación.
El Sr. Biden enfrenta tres cargos por delitos graves por la compra de armas de fuego el 12 de octubre de 2018. Las autoridades lo acusan de mentirle a una tienda de armas con licencia federal al afirmar ilegalmente en su solicitud que no consumía drogas en ese momento y luego poseer ilegalmente el arma durante 11 días.
Dicen que declaraciones de las memorias de Biden y varios mensajes de texto refutan sus afirmaciones de que no era un drogadicto cuando compró el arma.
Los abogados del Sr. Hunter argumentan que él «negaba» su adicción cuando llenó el formulario y, por lo tanto, no pudo haber mentido cuando marcó «no» en la pregunta sobre ser un drogadicto.
La defensa también sugirió que Biden era demasiado funcional cuando compró el arma para estar en las garras de la adicción en ese momento, pero dos de sus exparejas refutaron esa acusación el 5 de junio. La exesposa Kathleen Buhle y la exnovia Zoe Kestan dijeron que Biden a menudo parecía tan funcional mientras estaba intoxicado con crack que otros no se daban cuenta de que había fumado la droga.
De toda la evidencia presentada el 4 y 5 de junio, los fiscales identificaron extractos bancarios que mostraban cientos de miles de dólares en retiros de efectivo solo en 2018. Los abogados de Biden afirmaron que el dinero era para compras de licor, alquiler de Airbnb y pagos realizados por servicios de rehabilitación y sobriedad.
Sin embargo, los fiscales alegan que los recibos de esas compras muestran que se realizaron con tarjetas Visa, no en efectivo.
Los fiscales preguntaron a Jensen si había visto alguna evidencia de que Biden estaba “tomando fajos de billetes y poniéndolos en sobres para enviarlos por correo a Airbnb”. La agente respondió que no.
Los fiscales también alegan que Biden envió a la viuda de su hermano, Hallie Biden, un mensaje de texto el 13 de octubre de 2018, el día después de la venta de armas, diciéndole que estaba “esperando a un traficante llamado Mookie”. Al día siguiente, supuestamente envió otro mensaje de texto diciendo que estaba “durmiendo en un auto, fumando crack”.
Tuvo una relación sentimental con la Sra. Biden durante la época de la venta de armas, y ella fue la persona que encontró el arma en el auto del Sr. Biden y la tiró a la basura por preocupación por su salud mental.
Los abogados de Biden han tratado de argumentar que, si bien era adicto al crack antes y después de la compra del arma, no lo era en el momento de la venta.
Los fiscales sostienen que esto es poco probable, señalando declaraciones en las memorias de Biden, mensajes que envió desde su teléfono y testimonios de sus exparejas que sugieren que probablemente todavía era un drogadicto en octubre de 2018.
Si bien algunos de los mensajes telefónicos estaban escritos en código, como uno que le pedía a un asociado «talco para bebés», los fiscales afirman que muchos de los textos tratan explícitamente de drogas.
«El crack es crack», dijo la fiscalía.
Los fiscales planean continuar investigando al vendedor de la tienda de armas el 6 de junio cuando el juicio entra en su cuarto día.
Biden enfrenta hasta 25 años de prisión si es declarado culpable en el caso federal de armas, aunque los infractores por primera vez generalmente reciben menos de la sentencia máxima. Tampoco está claro si el juez le impondrá pena de prisión.
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