«Ya está en todas partes». Así ha dicho el asesor científico jefe Patrick Vallance, del Reino Unido (RU), acerca de una nueva cepa mutante del virus del PCCh, mucho más contagiosa que la anterior, que se está expandiendo rápidamente por ese país y que ha obligado a las autoridades a poner a gran parte de la nación bajo el Nivel 4 de restricciones, el más alto concebido hasta ahora.
Justo en vísperas de la Navidad, el RU se ha autodeclarado como una “nación en crisis”, y no es para menos. La nueva cepa VUI – 202012/01, que se transmite más fácil entre niños pequeños y adultos vulnerables, ha llevado a imponer estrictas medidas de prevención, entre ellas, el cierre de tiendas, piscinas, gimnasios y peluquerías; restricciones de viajes y cancelación de reuniones a propósito de las fiestas navideñas.
Como era de esperarse, la voz de alarma ha corrido como pólvora no solo en suelo británico, sino también por toda Europa y el resto del mundo, incluido nuestro país, dadas las implicaciones sanitarias, económicas y sociales que pueden derivarse de esta nueva amenaza que se cierne sobre nosotros.
El peligro de un “desastre humano”
A menos que se declare el Nivel 4 en todo el territorio nacional, el RU «se enfrenta a un desastre humano», según ha dicho el profesor Robert West, científico de Sage y psicólogo del University College de Londres (UCL), donde los casos de contagiados con la nueva cepa del COVID-19 se han duplicado en esta última semana.
Publicadas por el diario británico The Sun, las declaraciones de West advierten sobre el peligro que representa la citada mutación en el sentido de que esta podría causar «un desastre económico, humano y social», si no se actúa rápida y adecuadamente.
«Necesitamos movernos rápidamente a una estrategia del COVID cero del tipo que muchos han estado proponiendo. Suena caro, pero la alternativa bien podría ser un colapso catastrófico en la confianza sobre la capacidad del país para controlar el virus, y el desastre económico, humano y social que seguiría», dijo West.
Las declaraciones de este experto no han hecho más que confirmar las de Patrick Vallance en referencia a la “velocidad aterradora” con que se está moviendo el virus por todos lados y las del profesor de enfermedades infecciosas del UCL, Andrew Hayward, quien ya propuso un tercer cierre nacional.
Citado por la fuente antes mencionada, Hayward señaló que «es mejor dar un mensaje nacional coherente», aunque los niveles de riesgo sean diferentes en distintas partes del país, y máxime porque el peligro sigue siendo sustancial.
Actualmente, el número de pacientes hospitalizados por coronavirus en el RU casi iguala el pico de abril pasado y se vaticina que siga aumentando en enero. En cuanto a los contagiados con la nueva cepa, además de Londres, otros ocho sitios del país han reportado más de mil casos por cada cien mil personas.
Según las autoridades sanitarias locales, «cualquiera que haya viajado a Manchester desde cualquier área de Nivel 4 o Gales, debe aislarse durante 10 días, incluso, si no tiene síntomas del COVID», reportó The Sun.
Atendiendo a la cercanía de las fiestas y a la posibilidad de que la nueva cepa se convierta en la dominante del virus en el país, los funcionarios de salud también dijeron que «los visitantes deben permanecer en el interior de la propiedad donde se encuentren actualmente (…) y que no se deben permitir visitas en casa, ni siquiera el día de Navidad».
Justo por todo esto que está pasando en el territorio británico, se prevé que más sitios sean declarados bajo el Nivel 4 (un tercio del país ya se encuentra en esta categoría) y que se requieran más medidas para controlar el brote. Tal como ha sugerido el propio Vallance, será muy importante contar con el nivel adecuado de restricciones.
La cepa “fuera de control”
Así han calificado los científicos británicos a la nueva variante del SARS-CoV-2. Se trata de una mutación que avanza velozmente, ganando terreno entre los más vulnerables, como quienes tienen una mayor carga viral y, por tanto, son más propensos a propagarla.
Preocupado por esta nueva amenaza y todo lo que conlleva, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, ha dicho que se enfrenta a una pesadilla que ha cambiado, dramáticamente, el ánimo de la nación en una época tan especial, como lo es la Navidad.
De hecho, según The Sun, Johnson ha ordenado la cancelación de los planes navideños a sus conciudadanos de las zonas bajo el Nivel 4 y ha dicho a quienes viven en los niveles 1, 2 y 3 que solo pueden reunirse con sus familiares durante un día.
Si bien unos 500,000 británicos ya han recibido la vacuna contra el COVID-19, las autoridades están apresurándose a inmunizar a la mayor cantidad de personas posible con el espíritu de hacerlo antes de que la nueva cepa cobre más fuerza.
A pesar de las medidas tomadas y las que están por implementarse, «el Secretario de Salud, Matt Hancock, sugirió que las reglas del Nivel 4 podrían permanecer vigentes durante meses, hasta que la vacuna se extienda a las personas más vulnerables», agregó la misma fuente.
En lo que atañe a la nueva cepa como tal, otro experto, en este caso el profesor Openshaw del Imperial College de Londres, dijo que su mayor preocupación es que la gente no cumpla con las medidas preventivas. «Es realmente importante que la gente aprecie el peligro», recalcó.
El impacto socioeconómico
A raíz de la aparición de la híper contagiosa cepa, el Reino Unido está enfrentando nuevos problemas en el orden comercial. En primer lugar, Francia le cerró la frontera, lo que ha obligado a camiones cargados de mercancías a hacer grandes filas en ambos lados. Por añadidura, también le cerró el tránsito aéreo y marítimo, así como el túnel ferroviario (Eurotúnel).
Como consecuencia directa, el arribo de ciertos alimentos, como frutas y verduras, se ha visto mayormente afectado; las exportaciones de diversas mercancías, igualmente, se han visto perjudicadas, y la población, entretanto, ha comenzado a entrar en pánico, temiendo la escasez de suministros justo en estas fechas.
Ante este escenario, Johnson y el presidente francés, Emmanuel Macron, ya están en conversaciones, y si bien se espera que la situación cambie en un período relativamente corto, también se teme que no sea del todo sencillo, pues Francia ha requerido que los choferes de los camiones entreguen una prueba negativa de COVID-19 para poder proseguir su camino.
El segundo impacto que ha sufrido el RU en este plano tiene que ver con el hecho de que millones de pasajeros se han quedado varados o, sencillamente, han tenido que declinar viajar a territorio británico luego de que varias naciones prohibieran los vuelos a ese país.
Algunos británicos, por su parte, han sido retenidos en terceros países, como, por ejemplo, Alemania e Italia, mientras se determinan las acciones a implementar para contener la propagación de la nueva cepa.
Desde luego, ambas restricciones tienen un doble impacto en los ciudadanos, pues no solo están limitados a viajar, sino también a reunirse con sus seres queridos en tiempos de Navidad. Adicionalmente, como resultado de las prohibiciones, muchos han tenido que cambiar de planes a última hora, cancelar sus boletos de viaje y/o sus pedidos de comida para las fiestas, tal como publicara el Daily Mail.
Aunque, de momento, no hay evidencia de que la nueva cepa sea más mortal que su predecesora, o de que no responda a las vacunas ya creadas, el Reino Unido ya alertó a la Organización Mundial de la Salud (OMS), tomando como base su alto y alarmante poder de transmisión.
Sobre este particular, experimentos llevados a cabo por «el laboratorio Porton Down, de Wiltshire, encontraron que la nueva variante es un 50 % más contagiosa que cualquier cepa detectada antes», remarcó el Daily Mail.
Independientemente de las diferencias significativas en el número de casos entre zonas urbanas y rurales, lo cierto es que el 70 % del suelo británico vive hoy bajo las más estrictas medidas de protección ciudadana, mientras que los hospitales se preparan para un “tsunami” de pacientes en enero, cuando se espera que la situación empeore.
La razón de la nueva cepa
Justo cuando al menos dos vacunas ya han sido aprobadas para contrarrestar el coronavirus, cuando el RU y los Estados Unidos ya están vacunando a quienes más la necesitan ─ médicos, enfermeras, paramédicos, bomberos, personal de primeros auxilios, entre otros ubicados en la primera categoría ─ surge en Europa una variante del mal mucho más contagiosa que la anterior.
Aunque los expertos dicen que es normal que el virus cambie a medida que se propaga, no deja de llamar la atención el hecho de que esta variante en concreto haya aparecido, justamente, cuando el mundo empezaba a ver una luz al final del túnel con la llegada de las tan deseadas y necesarias vacunas.
También es llamativo que, en el caso de esta nueva cepa, se hayan identificado dos decenas de mutaciones en su código genético, lo cual es inusual. Lo anterior trascendió en un artículo publicado por la BBC, en el que la viróloga Wendy Barclay, del Imperial College London, señaló: «Normalmente, vemos que los virus se diferencian entre sí por uno o dos cambios, pero este tiene un total de 22 al mismo tiempo, y eso, al conocerse de inmediato, genera una especie de alarma».
Teniendo en cuenta todo esto, y con el objeto de calmar los ánimos en una población mundial cada vez más consternada por la pandemia, la OMS dijo que «no hay ninguna evidencia de que la nueva cepa o variante del coronavirus identificada en el Reino Unido cause una infección más grave o afecte a la eficacia de los test de diagnóstico y vacunas disponibles».
En un artículo publicado por Forbes, el Director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, advirtió que «necesitamos parar la transmisión y sabemos cómo hacerlo», al tiempo que llamaba a «mantener las medidas, como el distanciamiento social, el uso de la mascarilla y el lavado frecuente de las manos», entre otras.
En lo que a EE. UU. concierne, y en consonancia con los vientos que soplan, definitivamente, tenemos que estar en máxima alerta. Nada, absolutamente nada, debería entorpecer los esfuerzos que está haciendo nuestro Gobierno por detener de una vez los contagios por coronavirus.
A estas alturas de la pandemia, y en fechas tan significativas como la Navidad, el fin de año y el inicio de 2021, no es de extrañar que eventos como la aparición de una nueva variante del mal sean “avivados” por la maldad de quienes nos tienen en la mira por ser un hueso difícil de roer.
Ojalá que todo sea obra de las propias mutaciones de los virus. Ojalá que no haya ninguna mano por ahí queriendo ensombrecer los logros alcanzados. Porque si sale a la luz alguna intromisión humana al respecto, provenga de donde provenga, seguramente, no nos quedaremos de brazos cruzados. Bastante ha sufrido ya la humanidad con lo que tenemos como para consentir tanto daño continuado.
Sobre el Dr. Rafael Marrero
Economista. Graduado de las universidades de Stanford y Cornell, es un reconocido experto en EE.UU. en contratación federal, emprendimiento para pequeñas y medianas empresas y gestión de proyectos. Autor del bestseller de Amazon “La salsa secreta del Tío Sam”.
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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