El 10 de abril, Nikki Haley defendió su capacidad de ser elegida en las elecciones generales, un argumento de venta clave para atraer a los recelosos votantes del Partido Republicano tras la imputación al expresidente Donald Trump.
“Al final del día, no puedes arreglar nada si no ganamos. Y déjame decirte, si eliges a alguien en esta primaria que no puede ganar unas generales, todos vamos a sufrir por eso”, dijo.
Haley habló en Port Neal Welding, en Salix, Iowa, una pequeña comunidad cerca de Sioux City, en el extremo noroeste del estado.
La exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de las Naciones Unidas ha realizado múltiples paradas de campaña en Iowa y en otros estados clave desde que anunció oficialmente su candidatura para el puesto presidencial republicano de 2024, en febrero.
La visita a Salix es parte de su tercer viaje a Iowa. Viaja con el representante Randy Feenstra (R-Iowa), cuyo distrito cubre gran parte de la mitad occidental del estado.
Feenstra presentó a Haley a la multitud de Salix, destacando el segundo veto del Presidente Joe Biden contra una resolución conjunta del Congreso para anular la definición presidencial de «Aguas de Estados Unidos» (WOTUS).
WOTUS es un gran negocio en Iowa y en otros estados fuertemente agrícolas.
“Él [Biden] lo vetó, redoblando esfuerzos para asegurarse de que la agricultura estadounidense lo pase mal”, dijo Feenstra.
Entre los competidores de Haley figura Trump, que ahora se enfrenta a polémicas acusaciones del fiscal de Manhattan Alvin Bragg. También incluyen a otro estadounidense de ascendencia india, el inversor y empresario Vivek Ramaswamy.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, el segundo aspirante republicano más popular para 2024 después de Trump, aún no ha anunciado formalmente su candidatura.
Haley defendió su buena fe trumpiana en muchos temas, incluida la política exterior, en la que adquirió experiencia gracias al nombramiento de Trump.
Argumentó que Estados Unidos debería dejar de brindar ayuda exterior a regímenes hostiles, y señaló que el dinero de EE.UU. había llegado a países que no son conocidos por tener valores a favor de los estadounidenses.
Como ejemplos, nombró a Cuba, China, Bielorrusia, Irak, Pakistán y Zimbabue, llamando al último “el país africano más antiestadounidense que existe”.
También dijo que Estados Unidos debe “proscribir todo cabildeo extranjero” ante el Congreso.
“Para eso están las embajadas”, le dijo a la multitud.
Haley adoptó una postura firme ante el flujo masivo de inmigrantes ilegales y de fentanilo a través de la frontera entre Estados Unidos y México. La inmigración legal masiva, por el contrario, no salió a colación.
En otro momento, sugirió que los republicanos deben trabajar para cambiar su demografía étnica y racial para competir en 2024, de acuerdo con el tema de la elegibilidad y con el caso que ella misma ha presentado como hija de inmigrantes indios.
“Tenemos que empezar a ver esto como una historia de integración. Necesitamos ir a los hispanos, necesitamos ir a la comunidad judía, necesitamos ir a la comunidad asiática, necesitamos ir a los afroamericanos”, dijo.
“Deberíamos querer ganar a la mayoría de los estadounidenses, porque nuestras políticas son las correctas”, agregó.
Haley criticó a los demócratas y republicanos por no poder controlar el gasto, y señaló que muchos republicanos en el Congreso se han sentido cómodos solicitando asignaciones nuevamente.
“Nunca gastas más de lo que ganas”, dijo.
También dijo que una reforma a la ayuda social sería necesaria, asegurándole a los asistentes, en su mayoría mayores, que, si «das, recibes”.
Haley dijo que los adultos jóvenes, ahora en sus veinte, tendrían que enfrentarse a una edad de jubilación más alta, una que “refleje la esperanza de vida”.
La esperanza de vida en Estados Unidos ha disminuido en los últimos años.
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