Los partidos secesionistas recuperaron el control del gobierno de Cataluña el sábado después de que asumió el nuevo gabinete, desactivando automáticamente una intervención del Estado español en la región que se prolonga desde hace más de siete meses.
El nuevo líder de Cataluña, Quim Torra, dijo el sábado que estaba comprometido en lograr la independencia de la región y que quería iniciar un diálogo con el flamante jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, para destrabar las negociaciones entre Barcelona y Madrid.
«Señor Sánchez, hablemos, ¡tenemos que sentarnos en la misma mesa y negociar! Esta situación que vivimos no puede prolongarse más», dijo Torra en el discurso de clausura de la toma de posesión de su Gabinete.
Torra reiteró que trabajará para avanzar «hacia un estado independiente en forma de República» tras criticar la «represión» e «intolerancia» del estado central y exigir diálogo al nuevo Ejecutivo en Madrid.
Considerado un líder instrumental del exmandatario huido Carles Puigdemont, Torra celebró el fin de la intervención aunque «sin euforia, al estar muy lejos de donde queremos llegar».
Los nuevos consellers juraron en sus puestos, dos horas después que el socialista Sánchez, prometiera retomar diálogo y normalidad en las relaciones con la región y asumiese ante el Rey la presidencia del gobierno.
Mariano Rajoy y su gobierno del PP fueron derrocados la víspera, en la primera moción de censura de la historia española, en el que la corrupción en torno al partido gobernante consiguió poner de acuerdo a un parlamento con grandes diferencias.
Aunque Rajoy fue el responsable de la intervención de la región a finales de octubre tras una declaración de independencia considerada ilegal, Sánchez -que siempre ha defendido la unidad de España- apoyó al gobierno saliente en esta cuestión.
En base al articulado constitucional que justificó la intervención, los poderes institucionales habrían de ser devueltos en el momento en el que la región restableciese un gobierno legítimo.
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