Obteniendo el sueño americano: los hispanos en los EE. UU. merecen opciones escolares

Por Valeria Gurr
11 de enero de 2024 12:44 PM Actualizado: 11 de enero de 2024 2:02 PM

Mientras reflexiono sobre mi carrera y lo que he podido lograr a pesar de que comencé sin nada, sé que se lo debo todo a mi educación –me salvó la vida. La educación ha salvado las vidas de muchos de mis compatriotas hispanoamericanos, muchos de los cuales han participado en programas de opciones escolares para escapar del camino que se les habría asignado.

La realidad es que, a pesar de los grandes avances, la educación sigue siendo desigual en los Estados Unidos. Después de que la Corte Suprema dictaminó en 1954 que las escuelas segregadas son desiguales, la segregación oficialmente se detuvo. Pero, aunque Brown puso fin a la segregación como ley, esta sigue vigente en la práctica.

Los límites de los distritos y las zonas escolares donde predominan estudiantes de grupos minoritarios son limitados a distritos fracasados. Demasiados estudiantes todavía están esperando tener opciones escolares disponibles, especialmente los estudiantes de esto grupos minoritarios.

El sistema de escuelas públicas ha fallado a los estudiantes hispanos en todo el país, como lo demuestran los puntajes de la NAEP ya que muestran que los estudiantes hispanos están por detrás de sus pares caucásicos en matemáticas y lectura hasta por dos años. Pero eso no es todo: sólo el 13 por ciento de todos los latinos tienen una licenciatura y sólo el 7 por ciento tienen un título de posgrado.

El acceso al sueño americano sigue siendo difícil de alcanzar para los que son económicamente desfavorecidos si no se les brinda igualdad de oportunidades para acceder a una educación de calidad, y esta realidad es la razón por la que luchó tan duro por un cambio.

Muchas familias emigraron a los Estados Unidos en busca de oportunidades. Yo misma llegué a este país cuando tenía poco más de 20 años con menos de $1000 en mi bolsillo y un suministro interminable de esperanza.

Busqué oportunidades en cualquier lugar donde pudiera encontrarlas, incluso había un tiempo en donde tenía dos trabajos a la vez; en otro, tres: en una panadería, una cafetería y una churrasquería. Rápidamente me di cuenta de que la vida que llevaba seria insostenible en el futuro. Tendría que ir a la universidad para ampliar mi educación y acceder a mayores oportunidades.

Mi madre, que proviene de un entorno humilde, siempre dijo que ella quería algo mejor para mí, a pesar de que no tuvimos acceso a opciones escolares mientras yo crecía. Ella creció en una granja con sus nueve hermanas y sus padres la enviaron a trabajar cuando tenía solo 9 años para ayudar a cuidar a toda su familia. Como resultado, asistió a la escuela sólo hasta el segundo grado y nunca aprendió a leer ni a escribir. Ella quería más para mí. Para los hispanos en Estados Unidos, esta historia es común.

Después de graduarme de la Universidad de Nevada, Las Vegas, con mi maestría, comencé a trabajar para el sindicato de maestros porque abogar por reformas educativas es algo que me inspira y quería volverle la mano a mi comunidad. Para mí, la educación es la única manera de salir de la pobreza.

Tras varios años en el sindicato, me sentí decepcionada con mi trabajo. Al sindicato parecía solo importarle la política y el poder; por lo tanto, me di cuenta de que sus ideales y objetivos no coincidían con los míos.

Dejé el sindicato en el 2015 para trabajar en un instituto de investigación y políticas centrado en la educación. Me uní a la lucha por las opciones escolares como demócrata. Fui al capitolio de mi estado para abogar por las opciones escolares como demócrata. Pero para mi sorpresa, mis compañeros demócratas no apoyaron las opciones escolares, no porque pensaran que fuera una mala política, sino porque dependían del poder político de los sindicatos para ganar la reelección. Lamentablemente, mis compañeros líderes hispanos permanecieron callados, a pesar de que miraban lo que ocurría en las escuelas de sus propios distritos.

Es política, dijeron.

Tenían razón. La educación en este país se ha convertido en una cuestión política, incluso cuando no debería serlo. Las encuestas muestran que los padres quieren tener acceso a opciones escolares, y entre las familias hispanas, los números de las encuestas tienden a ser aún más altos.

Al final, yo tuve suficiente y me cambié de partido. Me cambié de partido no porque algún partido sea perfecto para mí, sino porque las opciones escolares son mejores para los niños(as), especialmente para los niños(as) que provienen de hogares como el mío. A partir de este día, comencé a votar y abogar por líderes dispuestos a defender las oportunidades para mi comunidad. Para mí, las oportunidades comienzan con la educación. Darle prioridad al dinero de una campaña y dejar a estudiantes que se queden atrás en sistemas escolares que les fallan constantemente es un alto precio que pagar.

Ha pasado tiempo desde que dejé el sindicato de maestros, pero lo que vi hace años aún persiste: priorizar el poder y proteger un sistema escolar quebrado cuyas víctimas son estudiantes y maestros.

Nada cambiará hasta que transformemos nuestra forma de pensar sobre la educación en este país y consideremos su propósito fundamental. Ya sabemos que el fracaso académico es más frecuente entre los alumnos hispanos en el sistema escolar tradicional de K-12, debido a que sus padres tienen un bajo nivel educativo, barreras idiomáticas y pobreza. Estos problemas afectan el tiempo y los recursos que estos padres tienen para ayudar a sus hijos(a).

Desafortunadamente, el sistema de escuelas públicas tradicionales no sabe cómo interactuar con los alumnos hispanos, por lo que estos estudiantes con frecuencia quedan al margen. Las opciones escolares podrían reformar el sistema permitiendo que los estudiantes que no tienen éxito en sus escuelas tradicionales se transfieran a una escuela de su elección. Las opciones escolares también podrían ayudar a crear más escuelas bilingües para satisfacer las necesidades de estos estudiantes y padres, en lugar de ver el idioma como una barrera.

Los legisladores que dicen preocuparse por los hispanoamericanos deberían escuchar a la abrumadora mayoría de familias que quieren más opciones escolares, no a los intereses políticos que quieren detenerlas.

Estamos aquí para educar al futuro, no para servir los intereses de los políticos. Ya es hora de que ambas partes reconozcan esta realidad y actúen.

Valeria Gurr es miembro principal de la Federación Americana para los Niños. Es una apasionada defensora de las opciones escolares, particularmente para las familias desatendidas, y fundó la Federación Americana Para los Niños en español. Para obtener más información, visite federationforchildren.org/staff/valeria-gurr.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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