La propagación de la COVID-19 por pacientes que no tienen síntomas es «muy rara», dijeron el lunes los médicos de la Organización Mundial de la Salud.
«A partir de los datos que tenemos, todavía parece ser raro que una persona asintomática transmita realmente a un individuo secundario», dijo la Dra. Maria Van Kerkhove, jefe de la unidad de enfermedades emergentes y zoonosis de la OMS, en una reunión informativa.
«Tenemos una serie de informes de países que están haciendo un seguimiento muy detallado de los contagios», añadió. «Ellos están siguiendo los casos asintomáticos. Están siguiendo los contactos. Y no han encontrando transmisiones secundarias continuas. Esto es muy raro».
Añadió que las respuestas del gobierno se deberían centrar en las personas que tienen síntomas —incluyendo su aislamiento y la localización de las personas con las que pudo haber estado en contacto.
Emprender esta respuesta puede «reducir drásticamente» el alcance del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), dijo Van Kerkhove.
Los últimos comentarios de la OMS sugieren que la propagación asintomática no es la principal vía de transmisión del virus del PCCh, y puede en parte mitigar las preocupaciones de que los pacientes asintomáticos podrían estar entre los principales impulsores de la propagación mundial del virus.
Pero no es claro si Van Kerkhove se refería solo a los casos asintomáticos —en los que los individuos nunca muestran síntomas— o también a los casos presintomáticos —donde los individuos no muestran síntomas en el momento de ser sometidos a la prueba del virus de PCCh, sino que desarrollan síntomas más tarde.
Van Kerkhove reconoció que es necesario realizar más investigaciones para determinar la prevalencia de la propagación asintomática y el grado de infección de los pacientes asintomáticos.
El último informe de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) sobre la COVID-19 parecería sugerir una postura que contradice el comentario de Van Kerkhove, diciendo que «un gran número de personas con infecciones asintomáticas o ligeramente sintomáticas no fueron detectadas por el sistema de salud y (…) estas personas contribuyeron significativamente a la transmisión continua en la comunidad».
Los CDC estimaron en mayo que alrededor del 35 por ciento de los casos de COVID-19 son asintomáticos y alrededor del 40 por ciento de las transmisiones ocurren antes de que las personas muestren algún síntoma.
Los síntomas de COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh, incluyen fiebre, tos, falta de aliento o dificultad para respirar, fatiga, dolores musculares o corporales, dolor de cabeza, pérdida del gusto o del olfato, dolor de garganta, congestión o secreción nasal, náuseas o vómitos y diarrea, según el CDC. Este añade que los pacientes pueden estar infectados y ser presintomáticos durante dos a 14 días después de la exposición al virus.
El CDC señala que, si bien cualquiera puede experimentar síntomas leves o graves, las personas mayores y las que tienen afecciones médicas subyacentes graves, como enfermedades cardíacas o pulmonares o diabetes, «parecen correr un mayor riesgo de desarrollar complicaciones más graves por la enfermedad COVID-19».
La mayoría de los estados de Estados Unidos implementaron órdenes de cierre y de permanencia en el hogar en marzo, en gran medida para frenar la propagación del virus PCCh por los pacientes en movimiento presintomáticos y asintomáticos de COVID-19, o los que permanecen en la comunidad con síntomas leves.
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) a principios de abril citaron el «potencial de transmisión presintomática» como algo que «enfatiza la importancia del distanciamiento social, incluido el evitar los entornos de congregación» para reducir la propagación de la COVID-19.
«[Para] controlar la pandemia, puede que no sea suficiente con que solo las personas con síntomas limiten su contacto con otros porque las personas sin síntomas podrían transmitir la infección», dijo el CDC en su informe de entonces.
El virus del PCCh se ha propagado en la mayoría de los países del mundo, cobrando más de 400,000 vidas con más de 7 millones de infecciones reportadas, según datos del gobierno recopilados por la Universidad Johns Hopkins.
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