Un niño de 10 años fue atacado por un oso negro mientras jugaba en el patio trasero de la casa de sus abuelos, en Connecticut, el domingo.
El ataque ocurrió alrededor de las 11 a.m., en Morris, una ciudad de unas 2200 personas al noroeste de Waterbury, les dijo a los periodistas el Departamento de Energía y Protección Ambiental (DEEP) del estado. Las heridas no fueron fatales y el niño está en tratamiento.
El oso fue abatido por la policía tras el incidente.
James Butler, el abuelo del niño, dijo que el niño estaba jugando cerca de un trampolín cuando el oso de 250 libras entró por detrás de la casa.
“Lo escuché gritar ‘oso’ y cuando miré hacia arriba, vi su pierna en la boca del oso y el oso tratando de arrastrarlo por el césped”, le dijo Butler al Republican-American, un periódico local.
El oso soltó al niño cuando Butler, que usa una silla de ruedas, giró hacia el animal y le arrojó una barra de metal a la cabeza. Sin embargo, el animal volvió a agarrar al niño y usó sus garras para hacerlo rodar.
Los gritos alertaron a un vecino que corrió y asustó al oso blandiendo la tubería y gritando, según el relato de Butler.
Cuando volvieron a entrar en la casa, el oso volvió y se asomó por la puerta mosquitera.
“Pensamos que iba a entrar a través de la mosquitera”, dijo Butler. “Sin duda, era una gran amenaza”.
La esposa de Butler, Christina Anderson, estaba dentro de la casa cuando el oso atacó. La pareja dijo que el niño sufrió una herida punzante en un muslo, marcas de mordeduras en un pie y tobillo, y marcas de garras en la espalda.
La bióloga estatal, Jenny Dixon, dijo que el riesgo de interacciones negativas entre osos y humanos aumenta a medida que la creciente población de osos de Connecticut se aclimata a los humanos y desarrolla un gusto por la comida que consumen las personas.
Osos negros
La cantidad de osos negros disminuyó casi hasta la extinción en Connecticut a mediados del siglo XIX, pero la población ha comenzado a recuperarse.
Se estima que hay entre 1000 y 2000 osos negros actualmente en el estado, principalmente en la zona noroeste, pero se han estado expandiendo a hábitats adecuados en el este de Connecticut, según las estadísticas oficiales.
Los osos negros son muy sensibles a los olores de la comida, lo que los puede atraer desde una gran distancia. Según reportajes, son tímidos con los humanos, pero en presencia de comida disponible, pierden el miedo y pueden volverse agresivos.
Un sitio web de la gobernación de Connecticut advierte a los excursionistas y campistas en el estado que den a conocer su presencia haciendo ruido y agitando los brazos. Aconseja a las personas que no huyan ni se suban a un árbol cuando se enfrenten a un oso, sino que mantengan la calma y retrocedan lentamente. Los osos pueden «embestir» a unos pocos pies de distancia cuando se sienten amenazados.
Con información de Associated Press.
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