El uso de rebaños de ovejas y cabras para limpiar el sotobosque y así reducir la masa forestal que puede ser combustible en un incendio forestal es un método que protege el bosque pero que aún está poco extendido en Cataluña, en parte por la falta de alianzas entre propietarios forestales y ganaderos.
Así lo considera el gestor forestal y ganadero Josep Maria Sauri, con más de 40 años de experiencia en el silvopastoreo, que consiste en desplegar rebaños en zonas forestales para que se alimenten y al mismo tiempo mantengan el sotobosque con poco volumen de biomasa, reduciendo así el riesgo de incendios.
«La ganadería extensiva -cuando el ganado pastorea en el campo- permite que los animales limpien el sotobosque, reduciendo la cantidad de biomasa disponible para alimentar un posible incendio, y en caso de que este se produzca, evitando en gran medida que las llamas lleguen a las copas de los árboles y sea más complicado de apagar», explica Sauri en declaraciones a EFE.
Antes de llevar los rebaños es necesario llevar a cabo una inversión previa para un «desbrozamiento mecánico» del terreno, con el fin de retirar el exceso de masa forestal que los animales no se comerán.
Pero una vez realizado este trabajo mecánico previo, el terreno puede estar «aproximadamente una década» sin necesidad de más intervenciones; basta con que pastoree frecuentemente el ganado, destaca el pastor.
Pese a las bondades del silvopastoreo, Sauri afirma que no hay suficiente colaboración entre quienes tiene la propiedad de terrenos forestales y los dueños de rebaños, debido en parte a la falta de rédito económico de la actividad de gestión forestal y a la desaparición paulatina de rebaños.
«El silvopastoreo se está acabando por la falta de apoyo económico y la ausencia de relevo generacional», lamenta.
Este pastor aún mantiene sano el sotobosque de San Celoní (Barcelona) con un rebaño de 550 ovejas y 100 cabras, pero ha tenido que reducir las ovejas -antes tenía 800- y «varios compañeros de profesión han ido abandonando el oficio», lamenta.
En este contexto, cada vez son más los empresarios del sector que requieren apoyo económico de la administración pública: en el 2023, 74 personas pidieron una subvención al pastoreo al Departamento de Acción Climática, de los cuales 52 se beneficiaron de una aportación de 300.000 euros totales, según datos de la Generalidad.
A Sauri estas subvenciones le resultan insuficientes porque a menudo el pastor debe añadir dinero, y en este sentido, reivindica un mayor apoyo por parte de la administración para seguir sustentando «la obligación moral de mantener en buen estado los bosques» mediante la ganadería.
En este sentido, «en lugar de dar subvenciones, como se está haciendo hasta ahora, la intención es pasar a pagar directamente el servicio que hacen los pastores en las zonas estratégicas de prevención de incendios», ha explicado a EFE la directora general de Bosques del Departamento de Acción Climática, Anna Sanitjas.
Además, el Departamento de Acción Climática anunció el mayo pasado el lanzamiento de un proyecto por el que se sufragaba el coste de cinco rebaños para cubrir una extensión de 150 hectáreas, para prevenir el riesgo de incendio.
Por otro lado, varias asociaciones y entidades conocen las problemáticas y necesidades del sector y buscan crear nexos de unión entre ganaderos.
Algunos ejemplos son el proyecto «Ramats de Foc» de la Fundación Pau Costa o la Asociación de Pastores del Montnegre y el Corredor.
Estos proyectos promocionan la colaboración entre ganaderos y propietarios forestales con el fin de establecer una alianza beneficiosa para ambos; unos tienen espacio suficiente para practicar la ganadería extensiva, en la que los animales pastorean por el campo, y los otros cuidan los bosques de Cataluña de los que son dueños.
Posibilidad «severa» de incendios forestales
El subinspector del Grupo de Actuaciones Forestales de los Bomberos de la Generalitat de Cataluña, Asier Larrañaga, ha resaltado a EFE la importancia de proteger el bosque especialmente en verano, por el riesgo «severo» de incendios forestales, especialmente en zonas como la Cataluña Central, Lérida, Tarragona y Tierras del Ebro.
En este sentido, los ganaderos ya llevan varios meses pastoreando las zonas estratégicas de gestión de incendios (PEG en catalán) para mantener el sotobosque despejado y tener zonas aptas para que los bomberos puedan hacer maniobras capaces de contener incendios y evitar que estos aumenten en velocidad e intensidad.
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