DOWNERS GROVE, Illinois —Terry Newsome, padre de dos estudiantes de primer año de secundaria en un suburbio de tendencia demócrata en Chicago, nunca participaba en las reuniones del consejo escolar local hasta que lo hizo hace cinco meses.
Newsome estaba ocupado trabajando como vicepresidente asociado para un proveedor de servicios de información global con sede en París. También le tocó luchar contra dos cánceres, uno de ellos de próstata en fase 4.
Después de sobrevivir a este mal, su madre italiana, una católica devota, le hizo una advertencia. «Bueno, hijo, para algo tienes que estar en esta tierra».
Hace unos siete meses, el hijo de Newsome, que entonces estaba en el octavo curso, llegó a casa del colegio y le contó lo ocurrido. «Papá, mi profesor acaba de decirnos que el sueño americano no existe. No existe para todo el mundo, así que no es real».
Newsome, descendiente de inmigrantes europeos que habían vivido el sueño estadounidense, se sorprendió al oír eso.
El padre llamó al director y se puso en contacto con otros padres, todo lo cual le abrió los ojos a lo que estaba ocurriendo en las escuelas públicas.
«Me dije: ‘Dios mío, ya me he enterado de lo que ha pasado en 8º curso, entones esto va a ser peor en la secundaria'».
En julio, Newsome asistió a su primera reunión del consejo escolar en el Community High School de Downers Grove (Distrito 99).
En la reunión el padre expresó sus opiniones sobre los temas candentes, como la teoría crítica de la raza y los requisitos de mascarillas. Pronto se convirtió en un portavoz no oficial de un grupo de madres preocupadas sobre estos asuntos.
«Las madres están muy contentas de tener un padre agresivo y con personalidad propia que se una a ellas. La mayor parte de las veces habían librado esta batalla a solas contra el gigantesco sistema de las escuelas públicas», dijo Newsome a The Epoch Times.
Hace unas semanas, Newsome y su grupo se vieron inmersos en una lucha a nivel nacional para prohibir un cómic, con escenas de sexo gráfico en las escuelas.
«Gender queer» y Guerra Cultural
El libro, cuya autora es Maia Kobabe, se titula «Gender Queer: A Memoir» (Género queer: Una Memoria), y relata la trayectoria de Kobabe al crecer como persona no binaria y asexual. En varias páginas, Kobabe dibujó escenas de sexo gráfico entre dos personas. Algunos pies de foto también contienen mensajes sexuales.
Durante las giras del libro, a menudo se le preguntaba a Kobabe por las edades recomendadas para los lectores y la respuesta eran casi siempre, «a partir de la secundaria».
Esta es una opinión respaldada por School Library Journal, una de las principales publicaciones nacionales para bibliotecarios que trabajan con niños y adolescentes.
La editorial publica más de 6000 reseñas cada año y su reseña de 2019 del libro de Kobabe dice:
«Un libro para ser saboreado más que devorado, estas memorias resonarán con los adolescentes».
A medida que más y más bibliotecas escolares de todo el país abrieron las puertas a los libros de Kobabe, un grupo creciente de padres preocupados por el contenido sexual emprendió una lucha para prohibirlos en los lugares de aprendizaje de sus hijos.
En Nueva Jersey, Texas y Ohio se manifestaron voces desafiantes. Varios distritos escolares de Florida, Pensilvania y Alaska prohibieron los libros en las escuelas.
En el condado de Fairfax, en el norte de Virginia, en el epicentro de la problemática de los estudiantes LGBTQ, los libros de Kobabe fueron retirados de las bibliotecas escolares, pero pronto se devolvieron.
En el D99, los libros de Kobabe también han empujado a más padres dar un paso y unirse a la lucha, según Christine Martin.
El hijo de Martin era alumno del Downers Grove North High School.
Durante años, Martin se presentó en una reunión del consejo escolar tras otra, cuestionando los cambios educativos que no le gustaban.
«Los padres por fin están subiendo al podio y diciendo a los consejos escolares, a la administración escolar, a los profesores, que lo que están enseñando en la escuela no es aceptable», dijo Martin a The Epoch Times.
«Esto está aumentando cada vez más. Es muy popular».
«Tenemos padres de ambos lados del espectro político. Esto no es una cosa de demócratas y republicanos; lo que se está enseñando es una cosa de demócratas progresistas y liberales», dijo.
ANTIFA y las amenazas
El 15 de noviembre, en la reunión mensual del D99, el auditorio de la nueva escuela estaba atestado con unos 200 asistentes. Muchos padres sostenían carteles que decían «No a la pornografía».
Newsome y varios padres expresaron su preocupación por los libros de Kobabe.
Tanto los Proud Boys como los miembros de ANTIFA estaban allí también, según los padres presentes en la reunión.
Los miembros de ANTIFA tomaron fotos de los padres que hablaban y las publicaron en su cuenta de redes sociales.
Un padre, Jim DeVitt, recibió días después una llamada telefónica amenazante de un desconocido.
Este hecho hizo que la esposa de Newsome se preocupara. «¿Por qué tienes que hacer esto? Nos estás poniendo en peligro», le preguntó al marido.
«Realmente siento que estamos en una guerra por el futuro de nuestros hijos en nuestro país», respondió.
Entonces ella le preguntó «¿por qué tú?».
«Si todo el mundo en Estados Unidos dijera ‘¿por qué yo? Ya no vamos a tener un Estados Unidos», dijo el esposo.
«Piensa en esos jóvenes de 18 años que se alistaron en el ejército y lucharon por América. Volvieron en una silla de ruedas, sin brazos ni piernas, o murieron. ¿Por qué ellos?», añadió.
Una semana después de la reunión del consejo, Newsome y otro padre se sentaron con los bibliotecarios y directores de las escuelas para hablar sobre los libros de Kobabe.
Con los directores
De acuerdo con la política del consejo escolar, cualquier estudiante, padre o miembro de la comunidad, puede solicitar una reconsideración de los materiales de instrucción utilizados en el D99.
«El libro es pornografía infantil. Véanse las fotos. Si algún niño ve este libro, el resultado sería darle acceso a la pornografía infantil», escribió Newsome en el formulario de solicitud, en la sección de motivos de objeción.
Eso fue exactamente lo que Newsome dijo a los administradores y directores de la biblioteca en la reunión.
Además indicó que no estaba en contra de los libros que representan a adolescentes que se identifican con identidades de género poco comunes, sino que simplemente no se sentía cómodo con las escenas sexuales de los libros.
La presidenta de la biblioteca de la escuela secundaria Downers Grove South del D99, Kim Pakowski, le dijo a Newsome que no tenía una definición formal de pornografía infantil, entonces el padre le mostró una copia impresa de una definición de Merriam-Wester que él había preparado, según el acta de la reunión oficial obtenida por The Epoch Times.
Pakowski se centró luego en la intención del autor, indicando que la intención de la pornografía era proporcionar excitación sexual, pero que la intención de este libro era diferente: mostrar las experiencias y el viaje de carácter único del autor.
Además dijo que había recomendado añadir «Fifty Shades of Grey» (Cincuenta sombras de Grey) a las estanterías. Más tarde, decidió no hacerlo, debido a la intención sexual de la autora.
«Cincuenta Sombras de Grey» apareció tres veces en la lista anual de la Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos entre los 10 libros más prohibidos y objetados, debido a su contenido sexualmente explícito.
En las dos escuelas secundarias de D99, los bibliotecarios son los que toman las decisiones sobre la selección de libros.
Después de la reunión, los dos directores de los institutos, Courtney DeMent y Edward Schwartz, anunciaron su decisión a Newsome por correo electrónico. «Estamos de acuerdo en que ‘Gender Queer’ debe permanecer en nuestras bibliotecas», indicaron.
El libro se dirige a un grupo único de estudiantes y recibe críticas positivas de organizaciones autorizadas, dice el correo electrónico. Los gráficos también ayudan a los lectores reacios a encontrar el placer de la lectura, según el correo electrónico obtenido por The Epoch Times.
«Los estudiantes tienen la posibilidad de elegir si quieren leer este libro o no; los que lo hagan y lo encuentren desagradable, pueden devolverlo y [con suerte] elegir otro libro para leer», escribieron.
El 1 de diciembre, Newsome planteó la cuestión al superintendente del D99, Hank Thiele.
Thiele respondió a Newsome que no se debía esperar que los bibliotecarios comenten la definición legal de pornografía, ya que ese era el trabajo de un abogado, según un correo electrónico obtenido por The Epoch Times.
Thiele habló con los abogados del consejo escolar, tras lo cual supone que los libros no son pornografía, escribió en el correo.
Después de la acalorada reunión del consejo de noviembre, los administradores del D99 trasladaron la reunión de diciembre del nuevo y espacioso estadio a una pequeña sala comunitaria en un antiguo edificio administrativo.
Seguir tocando el tambor
Solo se permitió la asistencia de 20 personas. Dos oficiales de policía de Downers Grove y un guardia de seguridad de la escuela fueron asignados para estar presentes en la reunión de la junta.
El 13 de diciembre, el día de la reunión, Noel Manley, un padre que ha participado activamente en la reunión del consejo escolar local durante 10 años, llegó una hora y media antes para asegurarse de tener la oportunidad de sostener el micrófono.
Esta sería la última reunión de la junta escolar del D99 del año, y Manley quería utilizar los tres minutos que se dan a cada comentarista público para resumir los temas del año, incluyendo el de los libros de Kobabe.
A su vez no creía que los administradores de D99 fueran a retirar los libros de Kobabe de las estanterías.
Sin embargo, el tema podría reunir a los padres para que apoyen a los candidatos más afines en las próximas elecciones a la junta escolar, dijo Manley a The Epoch Times.
«Hay que tocar constantemente el tambor para que la gente vote sobre estos temas», añadió.
En cuanto a Newsome, el padre no asistió a la reunión de diciembre. Sin embargo acudió a un acto de apoyo al candidato al congreso local, Rob Cruz, que se presenta con un programa de educación que le interesaba a Newsome.
«¿Voy a marcar la diferencia? Tal vez sí, tal vez no», dijo.
«Pero al menos tengo que intentarlo. No puedo seguir pensando que ni siquiera intenté ayudar al futuro de mis hijos».
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