Padres en NZ que rechazaron sangre de vacunados contra COVID para su bebé enfrentan batalla por custodia

Por Mimi Nguyen Ly
01 de diciembre de 2022 7:11 PM Actualizado: 01 de diciembre de 2022 7:11 PM

El servicio de salud de Nueva Zelanda busca obtener la tutela temporal de un bebé luego de que los padres del niño se negaran a permitir que se usara sangre de personas vacunadas en su cirugía de corazón.

En una entrevista publicada el lunes por la locutora kiwi Liz Gunn, los padres dijeron que a su hijo de cuatro meses le diagnosticaron una grave estenosis de la válvula pulmonar y necesita una cirugía a corazón abierto para permitir que la sangre fluya correctamente por su cuerpo.

La estenosis de la válvula pulmonar ocurre cuando la válvula pulmonar es demasiado estrecha, lo que hace que el ventrículo derecho bombee con más fuerza para enviar sangre a los pulmones. A largo plazo, esto puede provocar el engrosamiento del ventrículo derecho y forzar el corazón.

El padre habría dicho que estaban «extremadamente preocupados» por la sangre utilizada por los médicos y agregó que «no quieren sangre contaminada por la vacunación».

“Ese es el final del trato—estamos de acuerdo con cualquier otra cosa que estos médicos quieran hacer”, dijo en la entrevista.

Más de 20 donantes no vacunados estaban dispuestos a ayudar, pero esto no había sido aprobado por el Servicio de Sangre de Nueva Zelanda, dijeron los padres en el video.

Habían discutido el tema con un médico y un cirujano, quienes hicieron caso omiso a sus preocupaciones.

Según el sitio web del Servicio de Sangre de Nueva Zelanda, la sangre de donantes vacunados y no vacunados no se conservaba por separado, aunque cualquier persona que cumpla con los criterios de elegibilidad de donantes puede donar independientemente de su estado de vacunación contra el COVID-19.

El caso judicial

Health New Zealand presentó el lunes una solicitud ante la Corte Superior de Auckland en virtud de la Ley de Cuidado de Niños. Pidió que se quitara la custodia del bebé a los padres para poder dar el consentimiento para utilizar la sangre donada por los vacunados, según el NZ Herald.

El Dr. Mike Shepherd, director interino del distrito de Auckland, dijo en un comunicado que la decisión «se toma siempre teniendo en cuenta el interés superior del niño y tras amplias conversaciones con los whānau», la palabra maorí para designar a la familia extensa.

El asunto fue llevado al Tribunal Superior de Auckland el miércoles, donde el juez Layne Harvey fijó como fecha de audiencia para el 6 de diciembre.

Pero la abogada de la familia, Sue Gray, dijo a la corte que «donde hay una solución, sería realmente una pena que esa solución se perdiera».

“El resultado ideal sería que el banco de sangre aceptara recolectar sangre de estos donantes y reservarla para que este bebé pueda someterse a la operación que necesita”, dijo a Newshub.

Mientras tanto, la madre dijo a Newshub que tener sangre segura era “nuestro derecho como madre y mi voz por mi bebé”.

¿Contiene riesgos la sangre de los que reciben la vacuna contra COVID-19?

El Servicio de Sangre de Nueva Zelanda afirmó en su sitio web que “no hay prueba de que la vacunación previa afecte la calidad de la sangre para transfusiones”.

“Cualquier vacuna contra COVID-19 en la sangre se descompone poco después de la inyección. Toda la sangre donada también se filtra durante el procesamiento, por lo que cualquier rastro que aún pueda estar presente no representa ningún riesgo para los receptores”.

El Servicio de Sangre de Nueva Zelanda también negó que hubiera algún riesgo asociado con la proteína de la espícula en la transfusión de sangre, y dijo que la proteína de la espícula está presente en «cantidades diminutas en la sangre en algunas personas durante las primeras dos semanas después de la vacuna de ARNm».

“La posibilidad de encontrar la proteína de la espícula en la sangre donada es muy pequeña, y estará en el rango de picogramos si es que está allí. No se encuentra en la sangre luego de que haya pasado este período de tiempo”.

Conclusiones contradictorias de los investigadores

Sin embargo, el Grupo de Trabajo Alemán para el Análisis de Vacunas contra el COVID (GWG), una red internacional de más de 60 científicos, ha concluido que esto podría no ser así.

En un informe publicado a principios de este año que se presentó ante la Asamblea General del Consejo Mundial de Salud (WCHGA) el 5 de septiembre, GWG analizó la sangre de personas vacunadas y la comparó con muestras de sangre de personas no vacunadas.

Revelaron que la sangre de todos los pacientes vacunados que analizaron (específicamente aquellos que habían recibido las vacunas BioNTech/Pfizer o Moderna) presentaba “estructuras nuevas”, como cristales rectangulares y espirales.

“Este tipo de estructuras nunca antes se habían encontrado en la sangre humana”, dice el informe.

También señaló que las estructuras se encontraban con mayor frecuencia en la vacuna Comirnaty de BioNTech/Pfizer.

Según los resultados, las personas vacunadas tienen la sangre alterada al 100%, tal y como se observa con la microscopía de campo oscuro de células vivas. Esto incluye un flujo sanguíneo impedido con glóbulos rojos que se adhieren entre sí, incluso hasta el extremo de la «formación de rouleaux», y una profunda disminución de la estabilidad y supervivencia de los glóbulos rojos.

Otra característica de las muestras de sangre vacunada era la degradación de la propia sangre, así como la reducción de la capacidad de flujo sanguíneo debido a que los glóbulos se pegan unos a otros.

Además de comparar la sangre de personas vacunadas y no vacunadas, los investigadores del GWG examinaron varios viales de vacunas. Encontraron cuerpos extraños metálicos relativamente grandes en la sangre de las personas vacunadas.

«Si se filtra bien una sustancia que se va a inyectar, no debería verse nada al microscopio», dijo la microbióloga y experta del GWG Sabine Stebel en su presentación ante la WCHGA. «Estas estructuras son definitivamente demasiado grandes para ser inyectadas en una persona viva».

Mientras tanto, la directora médica del Centro Asesor de Inmunización de la Universidad de Auckland, la Prof. Nikki Turner, dijo a Newstalk ZB que casi toda la sangre en Nueva Zelanda contiene anticuerpos contra el COVID-19, así que «a menos que se rechace toda la sangre, no puedo imaginar cómo se puede evitar esto».

Con información de Conan Milner. 


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