Una propuesta para educar a niños de tan solo 11 años sobre el sexo por placer y una tarea de escuela secundaria que utiliza la pizza como metáfora de varias actividades sexuales han provocado la ira de los padres en dos estados distintos de Nueva Inglaterra.
Nicole Solas, madre de familia de South Kingston, Rhode Island, declaró a The Epoch Times que considera que el proyecto de ley 7166 de la Cámara de Representantes de Rhode Island es más un «proyecto de ley de captación de menores con fines sexuales» para los depredadores sexuales que una propuesta de plan de estudios de educación sexual para niños.
«Cuando los adultos hablan a los niños sobre el placer sexual, eso es un comportamiento de la captación de menores con fines sexuales», dijo Solas, «una de las maneras en que los adultos pueden captar a los niños con fines sexuales es insensibilizándolos al sexo. Eso compromete su radar natural de los depredadores sexuales».
En Enfield (Connecticut), los padres han expresado una preocupación similar por una tarea enviada recientemente a los alumnos de secundaria que describe varios ingredientes y coberturas de una pizza como metáforas sexuales.
«¡Podemos utilizar la pizza como metáfora del sexo!», comienza la tarea. «Cuando pides una pizza con tus amigos, todos averiguan las preferencias de los demás, ¿verdad?».
Continúa diciendo: «Ahora que conoces la metáfora del sexo, ¡exploremos tus preferencias! La tarea compara el queso con los besos y la cobertura de aceitunas con el sexo oral como ejemplos para ayudar a los estudiantes a completar la tarea de enumerar sus propias metáforas sexuales basadas en los ingredientes de la pizza y sus ingredientes».
Tras las quejas de los padres sobre la tarea, el superintendente de la escuela, Christopher Drezek, emitió un comunicado en el que afirmaba que la tarea de la clase de salud de octavo grado fue enviada por error por el educador del plan de estudios y no por el profesor. Explicó que una versión modificada de la tarea de la metáfora del sexo como una pizza sobre el consentimiento sexual era la tarea originalmente prevista.
Brie Quartin, coordinadora de salud y educación física del distrito, emitió una disculpa a los padres por correo electrónico, indicando que había marcado la versión equivocada del plan de estudios, pero no publicó la correcta. «Lo asumo y me disculpo por el error».
Sin embargo, padres como Sophia Arel no se creyeron la explicación e inundaron el registro de la sesión de comentarios públicos del consejo de educación de la escuela. El consejo interrumpió a los padres después de 75 minutos de testimonio. Arel, que hizo un comentario sobre el tema durante un debate público sobre los mandatos de las mascarillas, calificó la afirmación de «respuesta cobarde y débil».
La escuela de Connecticut ya es objeto de fuertes críticas por parte de un grupo de padres por otras cuestiones, como los mandatos de mascarillas y las enseñanzas relacionadas con la supremacía blanca.
Lo que sigue siendo un misterio tanto en el caso de Rhode Island como en el de Connecticut es de dónde surgió la idea tanto de la propuesta legislativa como de la supuesta asignación errónea.
La representante demócrata de Rhode Island, Recca Kislak, principal promotora del proyecto de ley, no respondió a las peticiones de The Epoch Times para obtener esa información, ni tampoco lo hizo Drezek sobre la misma consulta acerca del plan de estudios de Connecticut.
Un posible origen tanto de la legislación de Rhode Island como del plan de estudios de Connecticut es el bestseller del New York Times «Girls & Sex» de Peggy Orenstein.
En un segmento presentado en PBS NewsHour, Orenstein comienza hablando sobre la enseñanza del placer, diciendo «si realmente queremos que los jóvenes se comprometan de forma segura, ética y, sí, placentera, es hora de tener discusiones francas y honestas sobre lo que sucede después del sí».
Orenstein continúa sugiriendo que la «metáfora del béisbol» utilizada para describir los encuentros sexuales por los chicos se sustituya por la metáfora de la pizza, más neutral en cuanto al género, y muestra imágenes de varias pizzas y cómo cada porción puede dividirse en preferencias sexuales.
«Se trata de un encuentro compartido en el que todos se implican por igual en el placer de su compañero», dice Orenstein, «funciona independientemente de la orientación sexual».
Solas, madre de un niño de tres y otro de seis años, está demasiado familiarizada con la respuesta negativa que supone pedir algo tan fundamental como el programa escolar de tu propio hijo.
Su distrito escolar la demandó después de que solicitara una copia del plan de estudios que se impartiría a su hijo en el jardín de infancia. La escuela argumentó en la demanda que la divulgación del plan de estudios pondría a los profesores en riesgo de acoso y que, por lo tanto, Solas debería tener prohibida cualquier otra solicitud al respecto.
Solas, que también es miembro del Foro de Mujeres Independientes, una organización conservadora con sede en D. C, centrada en las políticas públicas que afectan a las mujeres, respondió con una moción para desestimar la demanda, argumentando que lo que el hijo de alguien está aprendiendo en la escuela es información pública básica a la que todos los padres tienen derecho.
Aunque hay un gran grupo de padres que se oponen a la legislación de Rhode Island, Solas dice que, dado lo liberal que se ha vuelto Rhode Island, le preocupa que se apruebe.
Una de las principales defensoras es la senadora Tiara Mack (demócrata), que trabaja como especialista en organización de jóvenes en Planned Parenthood del sur de Nueva Inglaterra y también es miembro de la junta directiva de la YMCA local.
Ella tuiteó «[Estoy] Realmente emocionada por la audiencia del proyecto de ley de educación sexual de la Cámara más tarde hoy. Enseñar educación sexual integral, inclusiva con lo queer y orientada al placer fue un punto culminante de mi tiempo de enseñanza».
También se ha introducido una legislación federal que proporcionaría financiación pública a las escuelas que enseñan educación sexual orientada al placer bajo la Ley de Educación Real y Acceso para la Juventud Saludable (REAHYA).
Actualmente, la educación sexual es obligatoria en 29 estados y en el Distrito de Columbia.
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