Pánico COVID, segunda ronda

Por Cal Thomas
03 de agosto de 2021 3:50 PM Actualizado: 03 de agosto de 2021 3:50 PM

Opinión

Por lo que recuerdo, la secuencia de declaraciones procedentes del gobierno y de los «expertos» desde el comienzo de la COVID-19 ha sido algo así: no es necesario usar una mascarilla y no es más grave que la gripe; sí es necesario usar una mascarilla, aunque el virus es tan pequeño que puede penetrar todo excepto la marca N95, por lo que debe usar dos mascarillas; una vacuna le protegerá de contraer el virus y, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, no tendrá que usar una mascarilla si está totalmente vacunado; debe seguir usando una mascarilla incluso si está totalmente vacunado debido a la variante Delta; si ha sido totalmente vacunado es poco probable que se contagie de la variante Delta, pero lleve una mascarilla de todos modos por si acaso; los niños pueden o no volver a la escuela y si vuelven, pueden o no estar obligados a usar mascarillas, aunque los niños pequeños parece que se ven menos afectados por el virus.

¿Está claro? No lo creo.

Los CDC aumentan la confusión cada vez que emiten nuevas declaraciones. La última vino la semana pasada de la directora de los CDC, Rochelle Walensky, quien dijo: «todo el mundo debe llevar mascarilla en lugares públicos cerrados en zonas de transmisión importante y elevada, independientemente del estado de vacunación».

Esto ha suscitado la pregunta obvia: ¿Por qué vacunarse si hay que comportarse como los que no se han vacunado?

El viernes pasado, Walensky apareció en el programa de Fox News «Special Report with Bret Baier«. Dijo que el gobierno federal está «estudiando» la posibilidad de convertir la vacunación en un requisito para todos los estadounidenses. Más tarde, Walensky «aclaró» sus declaraciones en Twitter, afirmando que no habría una orden a nivel nacional. ¿Cómo podemos estar seguros si el gobierno y los «expertos» han hecho declaraciones contradictorias desde el comienzo de la pandemia? La respuesta es siempre que la ciencia está cambiando. Es curioso que la ciencia esté cambiando cuando se trata de la COVID-19, pero parece asentada en el cambio climático.

El último «pánico» y «fiasco», como lo calificó un editorial del Wall Street Journal, tiene su origen en un pequeño brote en Massachusetts. Según los CDC, solo 274 personas vacunadas adquirieron una infección, y solo cinco fueron ingresadas en un hospital. No se informó de ninguna muerte. Eso está muy lejos de las miles de muertes diarias y de los hospitales desbordados de hace unos meses. El menor número de muertes podría sugerir que el virus, al igual que la gripe invernal anual, parece dirigirse hacia algo manejable, quizás con vacunas anuales, como ocurre con la gripe.

Usted no habría aprendido eso a través de las cambiantes reacciones de la Administración Biden.

Si ha volado recientemente en un avión comercial, habrá oído los anuncios de los auxiliares de vuelo —a menudo repetidos por el capitán— de una lista de nuevos requisitos federales, entre los que se incluye el uso obligatorio de mascarillas durante todo el viaje, excepto cuando se coma o beba «activamente», o cuando se ponga una mascarilla de oxígeno. Se hace hincapié en las sanciones, que incluyen no poder volver a volar, fuertes multas, incluso la cárcel. Perdí la cuenta del número de veces que se utilizó la palabra «federal». Antes de la COVID-19, la única mención de «federal» se refería a la manipulación o destrucción de los detectores de humo de los lavabos.

En una reciente columna del WSJ, Holman W. Jenkins Jr. advirtió que los CDC han contribuido al «creciente descrédito de la agencia gubernamental en la que más confiamos». Señaló incluso que «la revista dominical del New York Times tituló recientemente su relato: ‘Covid demostró que el C.D.C. está roto'».

Cuando la credibilidad del gobierno federal disminuye como los índices de audiencia televisiva de los Juegos Olímpicos de Verano, estamos en problemas. Sería útil que las distintas agencias y el presidente hablaran con una sola voz creíble. Si este último pánico conduce a otro cierre decretado por el gobierno, es probable que el acatamiento de éste sea mucho menor que el anterior. De hecho, la mayoría de los individuos y empresas, probablemente lo ignorarán.

John Calvin Thomas ha sido columnista, escritor y comentarista de radio durante más de 35 años. Su último libro es “America’s Expiration Date: The Fall of Empires and Superpowers and the Future of the United States» (La fecha de caducidad de América: la caída de imperios y superpotencias y el futuro de Estados Unidos).


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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