Las atroces características del Holocausto que llevó al exterminio masivo de millones de judíos tienen muchos paralelismos con la persecución que viven en China hoy en día los practicantes de Falun Dafa y otros grupos, sirviendo como una advertencia de la urgente necesidad de abordar la amenaza de Beijing, concluyó un panel de expertos el 9 de diciembre.
El abogado internacional de derechos humanos, David Matas, hizo la comparación en un panel de legisladores, abogados y defensores de los derechos humanos convocados para examinar las sistemáticas violaciones de derechos a nivel nacional del Partido Comunista Chino (PCCh) contra la práctica espiritual de Falun Dafa y sus consecuencias para la política entre Canadá y China.
Matas, el coautor de «Bloody Harvest» (Cosecha Sangrienta), una investigación independiente sobre la sustracción forzada de órganos de practicantes de Falun Dafa en China, dijo al panel que los métodos sistemáticos de erradicación de judíos usados en el Holocausto sentaron un precedente para el abuso más escandaloso llevado a cabo en China hoy en día: la sustracción de órganos de prisioneros de conciencia vivos que practican Falun Dafa.
«[El estudioso del Holocausto] Yehuda Bauer (…) escribió que el Holocausto podría ser un precedente, o podría convertirse en una advertencia. En mi opinión podría ser ambas cosas y en el caso de la matanza [de practicantes] de Falun Dafa por sus órganos, ha sido ambas cosas», dijo Matas al panel a través de Internet. Matas, un judío, es consejero principal de B’nai Brith Canadá.
«Todos fuimos advertidos y deberíamos seguir advertidos», dijo, refiriéndose al Tribunal de Londres que el año pasado concluyó que los practicantes de Falun Dafa siguen siendo asesinados en masa por sus órganos y que «cualquiera que interactúe de manera sustancial con la República Popular China debe reconocer que está interactuando con un estado criminal».
El PCCh fue capaz de llevar a cabo crímenes de sustracción de órganos porque los métodos que ellos usan, son similares a algunos utilizados contra los judíos por la Alemania nazi, explicó a continuación. Algunos de ellos son: incitar al odio contra el grupo con implacables campañas de propaganda, intimidar a los denunciantes y defensores, encubrir las pruebas de las atrocidades, proporcionar incentivos financieros para la persecución (mediante el lucrativo comercio de órganos), utilizar el sistema jurídico para justificar y promover la persecución, garantizar la impunidad de los funcionarios chinos implicados y utilizar la tecnología y la experimentación humana para perfeccionar los métodos de persecución.
Matas señaló que el alineamiento de Falun Dafa con las tradiciones y creencias espirituales chinas lo convertía en una «amenaza existencial» a los ojos del PCCh, y contrastaba fuertemente con los principios comunistas ateos promovidos por el Partido. Cuando el exlíder del PCCh, Jiang Zemin, se dio cuenta de que los practicantes de Falun Dafa en China —estimados en unos 100 millones— eran más numerosos que los miembros del Partido Comunista, ordenó que se «erradicara» la práctica y lanzó la implacable campaña de persecución en 1999.
Entre los panelistas que participaron en el evento se encontraban Irwin Cotler, exministro de Justicia; Garnett Genuis, diputado conservador y ministro alternativo para el desarrollo internacional y los derechos humanos; Alex Neve, exsecretario general de Amnistía Internacional Canadá; David Kilgour, exdiputado y secretario de estado (Asia-Pacífico) y coautor de Cosecha Sangrienta; y Levi Browde, director ejecutivo del Centro de Información de Falun Dafa.
La persecución, un «plan» para la tiranía moderna de Beijing
Browde dijo ante el panel que entre febrero de 2019 y febrero de 2020, los arrestos de practicantes de Falun Dafa aumentaron en un 200 por ciento en China y los casos de acoso aumentaron en un 76 por ciento, a pesar de los cierres generalizados introducidos alrededor de la misma época debido al brote de COVID-19. Continuando con la tendencia, los casos de acoso aumentaron en un 500 por ciento en octubre de este año en comparación con octubre de 2019, con un aumento de arrestos del 63 por ciento .
La escalada de la persecución puede explicarse por la llamada «campaña reducir a cero» del PCCh, un esfuerzo renovado para aplastar la práctica espiritual. De acuerdo con el Centro de Información de Falun Dafa, la meta de la campaña es «reducir a cero el número de practicantes de Falun Dafa», apuntando a cada practicante que ha sido puesto en la lista negra por el régimen a través de tarjetas de identificación emitidas por el gobierno, en un esfuerzo por forzarlos a renunciar a su fe.
La campaña se inspiró en los intentos del PCCh de controlar la información sobre la pandemia. Durante las décadas de persecución, los practicantes de Falun Dafa se han convertido en «quizás el mayor denunciante del PCCh a nivel mundial» y son expertos en exponer los crímenes del régimen, incluyendo su encubrimiento y mal manejo del brote del virus, haciendo que los practicantes vuelvan a ser un blanco para el silenciamiento, dijo Browde.
Los métodos que el PCCh utilizó para encubrir los delatores del virus —silenciando a los médicos, intentando secuestrar la narrativa en torno al brote, negando la responsabilidad de la pandemia e intentando influir en organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud— son similares a las tácticas que el PCCh utiliza en la campaña de persecución a Falun Dafa, añadió.
El mundo necesita entender y tomar en serio la persecución a Falun Dafa en China, porque es un «mapa de cómo el PCCh ataca a los enemigos en general y en todo el mundo», señaló Browde. Esto incluye la bien documentada estrategia de «guerra sin restricciones» del régimen que utiliza en todos los sectores de la sociedad en los intentos de socavar a Occidente, en particular a Estados Unidos, como parte de su objetivo estratégico de dominio a largo plazo.
«Esta mentalidad de guerra sin restricciones, esta mentalidad de múltiples frentes, es un proyecto y lo usan para ir tras Falun Dafa, y así es como lo han usado para ir por detrás y comprometer a muchas instituciones en Occidente», dijo a continuación.
Los métodos de tortura y persecución también han sido un «campo de pruebas» para la «tiranía del siglo 21», refinada con Falun Dafa antes de ser usada en otros grupos perseguidos, como los musulmanes uigures en China.
«La tortura ha sido frecuente en este planeta desde siempre. Pero con Falun Dafa, la forma en que el [PCCh] refinó las prácticas de tortura para lavar el cerebro, para quebrar el espíritu de alguien, para hacer que juren lealtad al PCCh, esto fue en la actualidad, a falta de una palabra mejor, una disciplina», dijo Browde ante el panel.
«En realidad tenían gente en algunos de los campos de trabajo más ‘exitosos’, como Masanjia, que recorrían otras partes de China y entrenaban a la gente de allí… refinando esta técnica de lavado de cerebro que ahora se utiliza en los uigures y otros grupos, como técnicas de tortura».
Según Matas los uigures están ahora «complementando a Falun Dafa» como una «gran fuente cautiva» de la sustracción ilegal de órganos en China. El periodista investigador y analista de China, Ethan Gutmann, estima que un mínimo de 25,000 uigures al año son ahora víctimas de la sustracción forzada de órganos.
Respondiendo a la amenaza de Beijing
El panel escuchó varias recomendaciones sobre lo que Canadá puede hacer para contrarrestar la amenaza del régimen de Beijing y al mismo tiempo apoyar a las víctimas de la persecución a Falun Dafa. Kilgour dijo que una postura firme es crucial porque si Canadá y otros países no desafían al PCCh, «Beijing no dudará en seguir socavando nuestra democracia y valores occidentales para avanzar con objetivos fascistas».
Según Kilgour, Canadá debería «aprovechar todas las oportunidades» para condenar públicamente a Beijing por la campaña de persecución contra Falun Dafa y aplicar las sanciones de Magnitsky contra cualquier funcionario involucrado. Canadá también debería seguir a Australia para introducir una «ley de injerencia extranjera» para contrarrestar la bien documentada injerencia e intimidación china en suelo canadiense, y registrar todas las organizaciones del Frente Unido del PCCh como agentes extranjeros.
Kilgour dijo que Ottawa también debe ser más activa en pedir la liberación de los ciudadanos canadienses encarcelados en China, incluyendo a Sun Qian, una empresaria canadiense encarcelada en China durante los últimos tres años por practicar Falun Dafa.
Garnett Genuis, quien también es copresidente canadiense de la Alianza Interparlamentaria sobre China, dijo que Canadá debe dar prioridad a la aprobación del proyecto de ley S-204, que haría ilegal que los canadienses obtuvieran órganos en el extranjero sin el consentimiento del donante y que los implicados en la sustracción forzada de órganos en cualquier parte del mundo sean inadmisibles en Canadá. El proyecto de ley tuvo un apoyo unánime en el Senado y luego fue aprobado en el Parlamento después de algunas enmiendas, pero se estancó antes de ser reintroducido en el Senado cuando se convocaron las elecciones de 2019.
Genuis dijo que los practicantes de Falun Dafa están a la vanguardia en la exposición de cuestiones de derechos humanos de chinos en Canadá, especialmente en lo que respecta a la sustracción de órganos, y elogió «el increíble compromiso y la defensa de la comunidad de Falun Dafa en Canadá, que sigue planteando y siendo persistente en cuestiones de derechos humanos».
El diputado presentó el mes pasado una moción para combatir las actividades de interferencia e intimidación en Canadá respaldadas por estados extranjeros, a fin de dar una respuesta más enérgica a «las actividades de interferencia extranjera significativas y sostenidas en Canadá» y «crear nuevos mecanismos de protección y apoyo a los canadienses que son blanco de ellas».
El dirigente conservador Erin O’Toole envió un mensaje en vídeo a la Asociación Falun Dafa de Canadá para conmemorar el Día de los Derechos Humanos el 10 de diciembre, diciendo que esperaba que la moción protegiera a los practicantes del acoso de los agentes chinos en Canadá.
«Los agentes chinos se han hecho pasar por estudiantes, turistas y trabajadores para entrar a nuestro país y amenazar a aquellos que practican Falun Dafa. Esto es absolutamente inaceptable para mí, y debe terminar inmediatamente», dijo O’Toole, añadiendo que también espera reabrir la oficina de libertad religiosa de Canadá.
«Canadá debe defender la libertad religiosa en todo el mundo, incluyendo la defensa de Falun Dafa. Este año, han pasado 21 años desde el comienzo de la persecución ilegal y violenta de China a los practicantes (…) Cientos de miles han sufrido trabajos forzados, torturas y ejecuciones desde 1999, sin ninguna causa o justificación».
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