Parte 5 – La confabulación de Jiang Zemin con el PCCh para perseguir a Falun Gong

16 de abril de 2015 9:07 AM Actualizado: 27 de mayo de 2019 6:40 PM

Prólogo

Zhang Fuzhen, una mujer de treinta y ocho años, era una empleada del Parque Xianhe, en la ciudad de Pingdu, provincia de Shandong, China. Fue a Beijing para presentar una apelación en favor de Falun Gong en noviembre de 2000; luego de presentarla, fue secuestrada por las autoridades. Según fuentes carcelarias, la policía torturó y humilló a Zhang Fuzhen desnudándola y rapándole la cabeza. Estaba atada todo el tiempo a una cama con las extremidades estiradas, con lo que debía orinar y defecar en esa posición, sobre su lecho. Más tarde, la policía le inyectó una droga venenosa desconocida. Después de la inyección, Zhang sintió tanto dolor que estuvo cerca de perder la razón. Padeció sufrimientos indescriptibles en esa condición hasta que murió. Unos funcionarios de la Oficina 610 fueron testigos de todo el hecho. (Tomado de un informe del sitio web de Minghui, 31 de mayo de 2004.)

Yang Lirong, de treinta y cuatro años, vivía en la calle Beirnen, en la ciudad de Dingzhou, distrito de Baoding, provincia de Hebei. La policía solía acosar e intimidar a su familia a raíz de su condición de practicante de Falun Gong. El 8 de febrero de 2002, después de una redada policial nocturna, el esposo de Yang, un operador vehicular en la Oficina de Padrones y Meteorología, quedó traumatizado y con miedo de perder su trabajo. No podía soportar la tremenda presión que había tenido que soportar esa noche. A la mañana siguiente, mientras sus padres estaban afuera, estranguló a su esposa. Así fue la trágica muerte de Yang Lirong, con un hijo de diez años que quedaba sin madre. Momentos después, su esposo informó del hecho a las autoridades, y la policía se dirigió rápidamente al lugar para realizarle una autopsia al cuerpo de la mujer. Empezaron a sacarle varios órganos del cuerpo, mientras el cuerpo todavía irradiaba calor y sangraba constantemente. Una persona de la Oficina de Seguridad Pública de Dingzhou declaró: “Esto no es una autopsia, ¡es una vivisección!”. (Tomado de un informe del sitio web de Minghui, 22 de septiembre de 2004.)

En el Campo de Trabajo Forzado de Wanjia, provincia de Heilongjiang, una mujer embarazada de siete meses fue colgada de una viga. Le ataron las manos con una soga áspera que pasaba por una polea sujetada a la viga, a unos tres o cuatro metros de altura. Le quitaron el banco sobre el que estaba parada y la dejaron colgando en el aire. Un extremo de la soga pasaba a través de la polea, y el otro era sostenido por los guardias de la prisión. Cuando los guardias tiraban de la soga, ella quedaba suspendida en el aire; cuando los policías soltaban la soga, ella caía rápidamente al piso. Esta embarazada sufrió torturas tan dolorosas que tuvo un aborto espontáneo. El detalle macabro fue que obligaron a su esposo a presenciar la tortura de su esposa. (Tomado de un informe del sitio web de Minghui, 15 de noviembre de 2004, sobre una entrevista con Wang Yuzhi, practicante de Falun Gong, quien recibió torturas durante más de cien días en el Campo de Trabajo Forzoso de Wanjia).

Estas tragedias espantosas sucedieron en la China actual y las padecen los practicantes de Falun Gong, objeto de persecuciones brutales. Los casos mencionados son sólo algunos en una avalancha de casos que tuvieron lugar en los últimos cinco años.

Desde que a fines de los años setenta China inició un proceso de reformas económicas, el PCCh ha hecho grandes esfuerzos por construir una imagen positiva y liberal ante la comunidad internacional. Sin embargo, la reciente persecución a Falun Gong, sangrienta, irracional, masiva, y encarnizada, ha permitido que la comunidad internacional fuese testigo una vez más de la realidad del PCCh, la violación a los derechos humanos más grande perpetrada por el PCCh. La gente solía echarle la culpa a la escasa moralidad de los policías por las atrocidades cometidas dentro del sistema legal y policial de China, y quería creer que el PCCh se había reformado y respetaba los derechos humanos. La brutal persecución practicada en todos los niveles de la sociedad china contra Falun Gong rompió con esa ilusión. Mucha gente ahora se pregunta cómo pudo ocurrir en China un hecho tan sangriento y absurdo. Si se estaba recuperando el orden social después del caos de la Revolución Cultural terminada veinte años atrás, ¿por qué volvió a entrar China en una pesadilla semejante? ¿Por qué Falun Gong, que sostiene los valores de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia” y que se ha difundido en más de sesenta países, es víctima de esta cacería ejecutada solamente por el gobierno chino y no por ningún otro gobierno del mundo? En esta persecución, ¿qué relación existe entre Jiang Zemin y el PCCh?

Jiang Zemin carece tanto de integridad moral como de idoneidad ejecutiva. Sin una maquinaria violenta finamente calibrada como la del PCCh basada en el asesinato y la mentira, Jiang nunca hubiera podido propagar este genocidio a toda China, que incluso se ha extendido al extranjero mediante las embajadas chinas en el resto del mundo. De la misma manera, al PCCh le habría costado ir contra la corriente histórica actual y la atmósfera generada por su actual política de apertura, así como sus esfuerzos para integrarse al mundo, si no hubiera un dictador testarudo y malévolo como Jiang Zemin empecinado en imponer su voluntad. La reciprocidad y el apoyo mutuo entre Jiang Zemin y el espectro perverso del PCCh han llevado el grado de perversidad de esta persecución a un nivel sin precedentes. Así como la resonancia de los gritos de un escalador en una montaña con nieve acumulada pueden causar una avalancha con consecuencias catastróficas.

I. Los orígenes similares generan sensaciones similares de crisis

Jiang Zemin nació en 1926, un año de calamidad. Al igual que el PCCh oculta su sangrienta historia, Jiang Zemin, frente al PCCh y al pueblo chino, ocultó su pasado de traidor a la nación.

Cuando Jiang Zemin tenía diecisiete años, la guerra mundial antifascista estaba en pleno desarrollo. Mientras jóvenes patriotas se debatían en la frontera contra Japón para salvar a China, Jiang Zemin prefirió seguir su educación superior en la Universidad Central, establecida en 1942 por el régimen títere de los japoneses encabezado por Wang Jinwei en Nanjing. Según fuentes fidedignas, la verdadera razón es que el padre biológico de Jiang Zemin, Jiang Shijun, era un alto funcionario en el departamento de propaganda antiChina del ejército de ocupación japonés en la provincia de Jiangsu. Jiang Shijun actuó como un verdadero traidor a China.

En términos de bajezas, Jiang Zemin y el PCCh son la misma cosa: el pueblo chino no les despierta ningún sentimiento positivo y sus ansias de poder los llevan a asesinar a gente inocente.

Después de que el PCCh saliera victorioso de la guerra civil con el Kuomintang (Partido Nacionalista), Jiang necesitaba ingresar en el PCCh para incrementar su riqueza personal y su posición social. Entonces, inventó la mentira de que había sido adoptado y criado por su tío Jiang Shangqing, miembro del PCCh desde joven y muerto a manos de un grupo de bandidos. Con este vínculo falso, Jiang Zemin pasó de ser un funcionario de bajo rango a viceministro de Industria Electrónica en unos pocos años. El ascenso de Jiang no se debió a su capacidad para el trabajo, sino para manipular conexiones y favores personales. Cuando era secretario del PCCh de la ciudad de Shanghai, Jiang Zemin no escatimó esfuerzos para ganarse el favoritismo de magnates partidarios como Li Xiannian y Chen Yun, quienes todos los años viajaban a Shanghai para asistir al Festival de la Primavera. Ya en este puesto, una vez llegó a quedarse esperando a Li Xiannian durante varias horas en la nieve profunda para entregarle personalmente una torta de cumpleaños.

La Masacre de Tiananmen, el 4 de junio de 1989, fue otro punto de inflexión en la vida de Jiang Zemin. Después de que ordenara una represión enérgica y clausurara el periódico liberal World Economic Herald —que se atrevía a disentir con el gobierno—, pusiera al líder del Congreso Popular, Wan Li, bajo arresto domiciliario y apoyase las medidas represivas del “4 de Junio”, Jiang accedió al puesto de secretario general del PCCh. Mucho tiempo antes de Tiananmen, Jiang Zemin había entregado una carta secreta a Deng Xiaoping en la que pedía que se tomaran “medidas definitivas” contra los estudiantes; de otra manera “el Partido y la nación quedarán de rodillas”. En los últimos quince años, Jiang ha impulsado salvajes represiones y asesinatos masivos de disidentes y grupos con creencias independientes, en nombre de “la estabilidad como prioridad urgente”.

Desde que en 1991 Rusia y China inauguraron un período de estudio de sus fronteras, Jiang Zemin reconoció como válidas las invasiones del zar y la ex Unión Soviética a China, y aceptó sin chistar todos los pactos desiguales entre Rusia y China a partir del Tratado de Aigun. China terminó entregando más de un millón de kilómetros cuadrados de su propio territorio gracias a Jiang.

Jiang Zemin fingió ser el huérfano de un mártir del PCCh, cuando en realidad fue el primogénito de un traidor a China, en un ejemplo de engaño tomado del mismo PCCh. Su apoyo a la masacre de los estudiantes del “4 de Junio” y la supresión de los movimientos democráticos y las creencias religiosas revelan su afinidad con la matanza, tan cara al PCCh. Como el PCCh nació como sucursal del Lejano Oriente del comunismo internacional liderado por la Unión Soviética, Jiang le regala tierras chinas a ese país, mostrándose experto en la traición, tan familiar para el PCCh.

Jiang Zemin y el PCCh comparten orígenes e historias deshonrosos. Por esta razón, coinciden en su marcado sentido de inseguridad sobre su poder.

II. Jiang Zemin y el PCCh temen por igual a los principios de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”

La historia del movimiento comunista internacional se escribió con la sangre de cientos de millones de personas. Casi todos los países comunistas pasaron por un proceso similar a la represión contrarrevolucionaria impulsada por José Stalin en la ex Unión Soviética. Se masacró a millones o aun decenas de millones de personas inocentes. En la década de 1990 la Unión Soviética se disolvió y Europa Oriental experimentó cambios drásticos. De la noche a la mañana, el bloque comunista perdió más de la mitad de su territorio. El PCCh aprendió de esta lección y vio que cesar las persecuciones y permitir el derecho a la libertad de expresión significaban cavar su propia tumba. Si permitiera a la gente expresarse libremente, ¿cómo podría el PCCh encubrir sus atrocidades sangrientas? ¿Cómo podría justificar su ideología fraudulenta? Si abandonara las persecuciones y la gente no padeciera amenazas y miedos, ¿ no se atrevería ésta a elegir una forma de vida y una creencia distinta al comunismo? En ese caso, ¿cómo mantendría el Partido Comunista la base social esencial para su supervivencia?

El PCCh es el mismo más allá de cualquier reforma superficial que haya practicado. Después de la masacre del 4 de Junio, Jiang Zemin llamó a “eliminar cualquier factor de inestabilidad durante su etapa embrionaria”. Dominado por el miedo, concluyó que jamás dejaría de mentirle al pueblo y que seguiría reprimiéndolo hasta que su capacidad de movilización quedara reducida a cero.

Falun Gong surgió en China durante este período. Al principio, muchas personas consideraban a esta práctica un qigong especialmente efectivo para la curación de enfermedades y el fortalecimiento de la salud. Con el tiempo, la gente gradualmente se fue dando cuenta de que la esencia de Falun Gong no estaba en sus cinco ejercicios sencillos, sino más bien en sus enseñanzas, que guían a la gente a mejorar como personas sobre la base de sus tres principios: Verdad-Benevolencia y Tolerancia.

Falun Gong enseña “Verdad, Benevolencia, Tolerancia”; el Partido Comunista, “Mentira, Odio, Lucha”

Falun Gong fomenta “Verdad”: decir la verdad y realizar acciones verdaderas. El PCCh se apoya en la mentira para lavar el cerebro de la gente. Si todos los ciudadanos dijeran la verdad, el pueblo podría enterarse de que el PCCh creció congraciándose con la Unión Soviética, asesinando, secuestrando, huyendo cuando lo juzgaba conveniente, cosechando opio, sacando rédito de la causa de repeler la invasión japonesa, y demás. El PCCh una vez afirmó: “No se puede lograr nada importante sin mentir”. Después de que subió al poder, el PCCh inició sucesivas campañas políticas de represión e incurrió en innumerables deudas de sangre. Impulsar la verdad es una forma de acercar al PCCh a la desaparición.

Falun Gong fomenta “Benevolencia”: pensar primero en los demás y obrar bien con los otros en todas las circunstancias. El PCCh siempre apoyó “las luchas brutales y las represiones despiadadas”. El modelo de héroe del PCCh, Lei Feng, dijo una vez: “Debemos tratar a nuestros enemigos sin piedad, con la frialdad del invierno”. En realidad, el PCCh no sólo dispensa este trato a sus enemigos, sino que no hace diferencia con sus propios miembros. Los fundadores del PCCh, los comandantes supremos y mariscales, incluso un presidente del país han sido víctimas de interrogatorios despiadados, golpizas salvajes y torturas miserables de su propio Partido. La matanza de los llamados “enemigos de clase” fue tan brutal que pone los pelos de punta a quien oiga su relato. Si la “Benevolencia” hubiera reinado en la sociedad, las campañas masivas basadas en la “inmoralidad” nunca habrían tenido lugar.

El Manifiesto Comunista establece que “la historia de las sociedades pasadas y presentes es la historia de las luchas de clase”. Esto evidencia la concepción del Partido Comunista sobre la historia y el mundo. Falun Gong, por el contrario, fomenta buscar dentro de uno mismo para encontrar los propios errores de conducta de cara a un conflicto. Este concepto introspectivo que se limita al propio ser se opone diametralmente a la filosofía externa de lucha y ataque del PCCh.

La lucha ha sido el medio privilegiado por el Partido Comunista para obtener poder y sobrevivir. El Partido periódicamente inicia campañas para eliminar a grupos determinados de personas para “revivir su espíritu de lucha revolucionaria”. El proceso se repite con violencia y engaño para fortalecer y renovar el miedo de la población y así perpetuarse en el poder.

Desde el punto de vista ideológico, la filosofía del Partido Comunista para sobrevivir está en las antípodas de las enseñanzas de Falun Gong.

La gente con creencias justas no tiene miedo, mientras que el PCCh se apoya en el miedo de la gente para mantener su poder

La gente que abraza la verdad no siente temor. Los cristianos sufrieron la persecución de los emperadores romanos durante tres siglos. Muchos fueron decapitados, quemados vivos, ahogados y aun arrojados a los leones o los tigres. Sin embargo, no renunciaron a su fe. Cuando el budismo experimentó la tribulación del dharma en su historia, sus practicantes actuaron de manera similar y siguieron su credo.

La propaganda ateísta consiste en hacer creer a la gente que no hay cielo ni infierno ni hay retribución kármica, y que así la gente abandone las restricciones de la conciencia y se concentre en la riqueza y el confort como la realidad de este mundo. De esta manera, la debilidad de la naturaleza humana se vuelve manipulable, y con la intimidación y la tentación se puede controlar al pueblo. No obstante, las personas con una creencia justa pueden ver a través de la vida y la muerte y no viven bajo las ilusiones del mundo secular. Las tentaciones del mundo terrenal y las amenazas que pesan sobre su vida se vuelven ligeras como una pluma, lo que le quita al Partido Comunista su principal factor de manipulación.

Los altos estándares morales de Falun Gong incomodan al PCCh

Después de la matanza del 4 de junio de 1989, la ideología del PCCh se quebró por completo. En agosto de 1991, el Partido Comunista de la ex Unión Soviética colapsó, a lo que siguieron cambios drásticos en Europa del Este. Esta situación generó miedo y presión enormes en el PCCh. La legitimidad de su gobierno y el panorama de su supervivencia enfrentaron desafíos sin precedentes al toparse con grandes crisis en el país y en el extranjero. El PCCh ya no podía unir a sus miembros bajo las doctrinas originales del marxismo, el leninismo y el maoísmo. Entonces optó por la corrupción total como modo de preservar la lealtad de los miembros del Partido. En otras palabras, los que siguieran al lado del Partido obtendrían beneficios personales a través de la corrupción y la malversación de fondos, una oportunidad imposible para los no miembros. Especialmente después del viaje de Deng Xiaoping por el sur de China de 1992, la especulación de los funcionarios de gobierno y la corrupción en las inversiones de bienes raíces y la bolsa de comercio se volvieron desenfrenadas. La costumbre de mantener relaciones con más de una mujer y el contrabando se extendieron a todas partes. La pornografía, el juego de azar y la droga se esparcieron como una epidemia por toda China. Aunque quizá no sea justo decir que no hubo ni una buena persona dentro del PCCh, hace tiempo que la opinión pública perdió la confianza en la batalla anticorrupción del PCCh, y cree que más de la mitad de los funcionarios de rango intermedio y alto son corruptos.

Al mismo tiempo, los elevados principios morales demostrados por los practicantes de Falun Gong, con sus postulados de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”, llegaron al corazón del pueblo. Falun Gong atrajo a cien millones de personas, que comenzaron a practicarlo. Este espejo de moralidad de Falun Gong empezó a reflejar todo lo que no era recto dentro del PCCh.

El PCCh se consume en celos por cómo se difunde y se maneja Falun Gong

La manera en que se propaga Falun Gong es de persona a persona y de corazón a corazón. Tiene una estructura administrativa no rígida, y cualquiera puede participar o abandonar la práctica cuando lo desee, algo opuesto a la rigidez del PCCh. A pesar de su organización rigurosa, el estudio político y las actividades grupales de frecuencia semanal o mayor en las sedes del PCCh existen sólo en la teoría. Pocos miembros del PCCh están de acuerdo con su ideología. Del otro lado, los cultivadores de Falun Gong practican activamente los principios de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”. Debido al poderoso efecto de Falun Gong para mejorar la salud física y mental de la gente el número de practicantes creció exponencialmente. Los practicantes estudiaban los libros del señor Li Hongzhi y difundían Falun Gong a partir de un deseo personal. En sólo siete años, el número de estudiantes de Falun Gong pasó de cero a cien millones. En esos años, se podía oír en casi todos los parques de China la música de las prácticas matutinas de los ejercicios de Falun Gong.

El Partido Comunista afirmaba que Falun Gong “compite” por las masas con el PCCh y que es una “religión”. De hecho, lo que le da Falun Gong a la gente es una cultura y una forma de vida. Se trata de una cultura ancestral, de las raíces de la tradición china, que el pueblo había extraviado mucho tiempo atrás. Jiang Zemin y el Partido Comunista temen a Falun Gong porque una vez que el pueblo recupera la moralidad tradicional, ninguna fuerza puede impedir su rápida difusión. Las creencias tradicionales chinas habían sido alteradas o directamente aniquiladas por el Partido Comunista desde hace décadas. Recuperar la tradición se convierte en la elección de la historia. El camino de retorno elegido por la mayoría de la gente después de tribulaciones y amarguras. Cuando se le da la posibilidad de optar, la gente podrá distinguir entre lo recto y lo incorrecto, y es más probable que elija el primer camino. Esto justamente constituye una negación y un abandono de lo propuesto por el Partido Comunista. Es como hacer blanco en la debilidad letal del PCCh. Cuando el número de personas que practicaba Falun Gong superó el de los miembros del Partido Comunista, resulta fácil imaginar la magnitud de sus celos y su miedo.

En China, el PCCh ejerce un control total sobre todos los sectores de la sociedad. En las áreas rurales, hay sucursales del PCCh en cada poblado. En las ciudades, hay sedes del Partido en todas las oficinas administrativas de cada barrio. En el ejército, el gobierno y las empresas, las sucursales del PCCh llegan hasta las mismas raíces. El monopolio absoluto y la manipulación total son medidas esenciales que toma el PCCh para mantener su régimen. La Constitución china describe eufemísticamente este fenómeno como “persistir en el liderazgo del Partido”. En la vereda de enfrente, los estudiantes de Falun Gong se inclinan obviamente por los principios de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”. El PCCh consideró que esto refutaba el liderazgo del Partido, algo inaceptable en sus parámetros.

El Partido Comunista considera el teísmo de Falun Gong una amenaza para la legitimidad del régimen comunista

Una auténtica creencia teísta aparece como un desafío significativo para el Partido Comunista. Ya que la legitimidad de su régimen se origina en el llamado “materialismo histórico”, y el deseo de construir un “paraíso en la tierra”, el PCCh sólo puede depender del liderazgo de la “la brigada del mundo”, es decir, el Partido Comunista. Mientras tanto, la práctica del ateísmo le permite al Partido Comunista interpretar libremente qué es la virtud y qué es bueno o malo. Como resultado, prácticamente no queda inmoralidad ni distinción entre el bien y el mal sobre la cual debatir. Lo único que el pueblo tiene que recordar es que el Partido es siempre “grandioso, glorioso y está en lo correcto”.

Sin embargo, el teísmo le brinda a la gente un parámetro inalterable sobre el bien y el mal. Los practicantes de Falun Gong evalúan lo correcto o errado sobre la base de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”. Esto obviamente mina la labor constante del PCCh para “unificar el pensamiento de la gente”

Si profundizamos en nuestro análisis, aparecen muchas otras razones. Sin embargo, cualquiera de las cinco razones mencionadas es letal para el PCCh. De hecho, Jiang Zemin prohíbe Falun Gong por esas razones.

Jiang Zemin comenzó su carrera mintiendo sobre su pasado, por lo que obviamente le teme a la “verdad”. Mediante la represión del pueblo obtuvo éxito y poder inmediatos, por lo que es lógico que no comulgue con la “benevolencia”. Conservó su poder urdiendo luchas políticas en el seno del Partido, por lo que no suscribe a la “tolerancia”.

Un pequeño incidente nos revela cuán estrecha es su mentalidad y cuán arraigado el corazón de envidia de Jiang Zemin. El Museo de las Ruinas Culturales de Hemudu1 del condado de Yuyao (ahora ciudad), en la provincia de Zhejiang, es un importante sitio histórico y cultural cuya preservación está a cargo del Estado. Originalmente, Qiao Shi2 escribió la placa para el museo. En septiembre de 1992, cuando Jiang Zemin visitó el museo y vio la inscripción de Qiao Shi, su expresión denotó una honda preocupación. Todos los presentes se pusieron muy nerviosos, porque sabían que Jiang no soportaba a Qiao Shi y que a Jiang le gusta ostentar que puede dejar una inscripción dondequiera que esté, como cuando visitó la policía de tráfico del Departamento de Seguridad Pública de la ciudad de Jinan y la Asociación de Ingenieros Retirados de la ciudad de Zhengzhou. El personal del museo no se atrevió a ofender a Jiang Zemin, y así en mayo de 1993, con la excusa de una remodelación, el museo reemplazó la inscripción de Qiao Shi por una de Jiang.

Se dice que Mao Zedong es el autor de “cuatro volúmenes de escrituras profundas y llenas de poder”, mientras que las “Obras selectas de Deng Xiaoping” incluyen una “teoría del gato” con un dejo de ideología práctica. Jiang Zemin exprimió su cerebro pero sólo pudo producir tres oraciones (cuyo autor verdadero sería Wang Huning), aunque él afirma ser el responsable de los “Tres Representantes”. Lo escrito por Jiang se publicó en un libro que recibió la difusión del PCCh en todos los estamentos de las organizaciones gubernamentales. De cualquier manera sólo se vendió porque se obligó a la gente a comprarlo. Con todo, los miembros del Partido no respetan a Jiang Zemin en lo más mínimo. Éstos difundieron chismes sobre su relación con una cantante y episodios vergonzosos como cuando cantó O sole mio durante un viaje al extranjero, o cuando se puso a peinarse frente al Rey de España. Cuando el fundador de Falun Gong, el señor Li Hongzhi, nacido como un ciudadano común, daba una conferencia, la sala se llenaba de profesores, expertos y estudiantes chinos de universidades extranjeras. Mucha gente con títulos de posgrado universitario viajaba miles de kilómetros para escuchar sus charlas. Cuando el señor Li hablaba con elocuencia durante varias horas, lo hacía sin apuntes de ningún tipo. Después, podía transcribirse la grabación y publicarse como libro acabado. Todo esto resultaba intolerable para Jiang Zemin, un ser vanidoso, celoso y mezquino.

Jiang Zemin vive una vida de derroche, lujo y corrupción. Gastó novecientos millones de yuanes (más de 110 millones de dólares) en un avión lujoso para uso personal. Solía tomar dinero de fondos públicos (decenas de miles de millones) para los negocios de su hijo. Usó el nepotismo para colocar a familiares y protegidos en puestos que superan el nivel ministerial, y tomó medidas extremas para encubrir la corrupción y los crímenes de su entorno. Por todas estas razones, Jiang tiene miedo de que el poder moral de Falun Gong, el tópico del cielo y el infierno así como el principio de que el bien y el mal reciben su retribución correspondiente, sean reales, como enseña Falun Gong.

Si bien Jiang tuvo en sus manos el mayor poder del PCCh, dada su falta de capacidad y logros políticos, siempre temió perder su poder como resultado de las despiadadas internas del PCCh. Intenta cuidar en exceso su condición de “núcleo” del poder. Para eliminar a la oposición, urdió maniobras que borraban a sus enemigos políticos Yang Shangkun y su hermano Yang Baibing. En el decimoquinto y decimosexto congresos nacionales del Comité del Partido Comunista (CPC), celebrados en 1997 y 2002, respectivamente, Jiang obligó a sus opositores a abandonar sus cargos. Por otro lado, desconociendo las normas, él no hace lo mismo y se aferra con desesperación al poder.

En 1989, después la masacre de Tiananmen, Jiang Zemin daba una conferencia de prensa para periodistas chinos y extranjeros como flamante secretario del PCCh. Un periodista francés le preguntó por el paradero de una estudiante universitaria que, debido a su participación en el incidente del 4 de junio en la Plaza Tiananmen, había sido trasladada a un campo de la provincia de Sichuan donde había sido puesta a cargar ladrillos, y había sufrido violaciones reiteradas de campesinos locales. Jiang respondió: “Yo no sé si lo que dice usted sobre las violaciones es verdad o no, pero esa mujer es una maleante. Si las violaciones ocurrieron de verdad, se lo merecía”. Durante la Revolución Cultural, a Zhang Zhixin3 la violaron repetidamente y le cortaron la garganta para que no pudiera revelar la verdad durante su detención en prisión. Probablemente Jiang Zemin creyera que también se lo merecía. Este episodio permite apreciar la mentalidad criminal y despiadada de Jiang Zemin.

En resumen, la sed de poder dictatorial de Jiang Zemin, su crueldad y su temor a “Verdad- Benevolencia-Tolerancia” son las razones de su irracional campaña de eliminación de Falun Gong. Algo que está en un todo de acuerdo con la manera en que opera el PCCh.

III. Jiang Zemin y el PCCh conspiran en sociedad

Jiang Zemin es conocido por ostentar su poder y hacer trampa. También por su incompetencia e ignorancia. Pese a que deseaba con toda alevosía exterminar a Falun Gong, por sus propios medios no hubiera podido hacer demasiado, ya que esta práctica está arraigada en la cultura tradicional china y se expandió al punto de adquirir una amplia base social. Sin embargo, la maquinaria de violencia del PCCh, perfeccionada mediante múltiples campañas de exterminio, estaba en su plenitud, y también deseaba eliminar a Falun Gong. Entonces, como el fuego alimentado por el viento, Jiang Zemin aprovechó su posición como secretario general del Partido y personalmente lanzó la persecución contra Falun Gong. Jiang y el PCCh se potenciaron para la persecución, y el efecto fue como una avalancha causada por los gritos de un escalador.

Antes de que Jiang emitiera la orden oficial para perseguir a Falun Gong, el PCCh ya había empezado a perseguir, monitorear, investigar e inventar acusaciones contra esta práctica. El espectro perverso del comunismo instintivamente sintió amenazada su supervivencia por “Verdad- Benevolencia-Tolerancia”, y aún más por el crecimiento sin precedentes del número de practicantes. Desde 1994, hubo agentes encubiertos de la seguridad pública del PCCh infiltrados en Falun Gong, pero éstos no pudieron descubrir ninguna falta; algunos incluso iniciaron genuinamente la práctica. En 1996, el Diario Guangming violó las “Tres Restricciones”, una política de Estado con referencia a las prácticas de qigong (no abogar, no intervenir ni condenar las actividades de qigong), al publicar un artículo que denunciaba la ideología de Falun Gong. Después de eso, políticos con formación en la seguridad pública sosteniendo con el título de “científicos”, continuaron el acoso. A principios de 1997, Luo Gan, secretario del Comité Político y Judicial del Comité Central del PCCh, utilizó su poder y ordenó al Departamento de Seguridad Pública llevar adelante una investigación nacional de Falun Gong para encontrar acusaciones que justificaran su prohibición. Después de que se informó desde todo el país que no se había descubierto nada incriminatorio, Luo Gan emitió una circular (N° 555, de 1998), “Notificación del comienzo de una investigación sobre Falun Gong”, a través de la Primera División del Ministerio de Seguridad Pública (también conocido como Oficina de Seguridad Política). Primero acusó a Falun Gong de ser una “secta perversa” y después ordenó a los departamentos de policía de todo el país que lo investigasen sistemáticamente, con agentes encubiertos para encontrar evidencia. Las pesquisas no detectaron nada que respaldara las acusaciones.

Antes de que el PCCh pudiera comenzar su represión a Falun Gong, necesitaba a la persona adecuada para impulsar los mecanismos de eliminación. Era decisivo cómo manejase el tema la cabeza del PCCh. Al ser un individuo, el jefe del Partido Comunista chino puede poseer la bondad y la maldad de la naturaleza humana. Si hubiese elegido seguir su lado bueno, podría haber contenido temporariamente el estallido de la naturaleza perversa del Partido; si no, su naturaleza malvada se manifestaría en plenitud.

Durante el movimiento democrático estudiantil de 1989, Zhao Ziyang, el entonces secretario general del Comité Central del PCCh, no tenía intención de reprimir a los estudiantes. Sin embargo, los ocho antiguos integrantes de la cúpula del Partido insistieron en la represión. Deng Xiaoping dijo en ese momento: “Matar a 200.000 personas a cambio de veinte años de estabilidad”. Los “veinte años de estabilidad” en realidad eran veinte años de régimen del PCCh. Esta idea se adecuaba al objetivo fundamental del PCCh, ser una dictadura, por lo que fue aprobada.

Con respecto a Falun Gong, de los siete miembros del Comité Permanente de la Oficina Política del Comité Central del PCCh, Jiang Zemin fue el único que insistió en la represión. La excusa que Jiang utilizó fue que la maniobra posibilitaba “la supervivencia del Partido y del país”. Esto tocó la fibra íntima del PCCh y reavivó su tendencia a la lucha armada. La intención de Jiang Zemin de mantener su poder personal y la del PCCh de mantener una dictadura unipartidaria confluyeron en este punto.

En la noche del 19 de julio de 1999, Jiang Zemin presidió una conferencia de funcionarios de alto rango del PCCh. Allí obvió las leyes con su poder político y “unificó” personalmente los puntos de vista de los miembros del Comité Permanente de la Oficina Política, y por su cuenta decidió, con un golpe sobre la mesa, lanzar la represión masiva de Falun Gong. Proscribió esta práctica en nombre del gobierno chino y así engañó a todo el pueblo. El gobierno chino y el PCCh con sus métodos violentos usaron toda su artillería contra millones de practicantes inocentes de Falun Gong.

Si el secretario general del PCCh en ese momento no hubiera sido Jiang Zemin, la persecución a Falun Gong no se habría llevado a cabo. En este aspecto, podemos decir que el PCCh utilizó a Jiang Zemin.

Por otro lado, si el PCCh no hubiera cometido tantos crímenes sangrientos con su naturaleza inmoral, criminal y salvaje no habría visto a Falun Gong como una amenaza. Sin el control total e invasivo del PCCh sobre cada sector de la sociedad, la intención de Jiang Zemin de eliminar a Falun Gong no hubiera contado con el respaldo organizativo, financiero y propagandístico, ni el apoyo diplomática, de personal y de equipamiento, ni el del sistema penitenciario, de la policía, del Departamento de Seguridad Nacional, ni la “adhesión” de los círculos religiosos, científicos y tecnológicos, de los sindicatos de trabajadores, las asociaciones juveniles y femeninas, y demás. En este otro aspecto, podemos decir que Jiang Zemin utilizó al PCCh.

IV. Cómo utiliza Jiang Zemin al PCCh para perseguir a Falun Gong

Aprovechando el principio organizacional del PCCh de que “todos los miembros del Partido deben subordinarse al Comité Central”, Jiang Zemin explotó la maquinaria estatal controlada por el PCCh para perseguir a Falun Gong. El aparato estatal incluye al ejército, los medios de comunicación, el personal de seguridad pública, la policía, los paramilitares, las fuerzas públicas de seguridad, el sistema judicial, el Congreso Nacional Popular, el personal diplomático, así como los grupos religiosos falsos. El ejército y los paramilitares participaron directamente en el arresto y secuestro de practicantes de Falun Gong. Los medios de noticias de China colaboraron con el régimen de Jiang echando a rodar calumnias sobre Falun Gong. El sistema de inteligencia estatal sirve personalmente a Jiang Zemin proveyéndole información e inventando acusaciones. El Congreso Nacional Popular y el sistema judicial aportan un manto de legalidad y un disfraz de constitucionalidad para justificar los crímenes cometidos por Jiang Zemin y el PCCh, y así engañar al pueblo. Estas agrupaciones se convirtieron en instrumentos al servicio y protección de Jiang Zemin. Al mismo tiempo, el sistema diplomático esparce mentiras en la comunidad internacional y seduce a gobiernos extranjeros, funcionarios calificados y periodistas internacionales con premios políticos y económicos para que mantengan silencio sobre la persecución a Falun Gong.

Durante la conferencia de trabajo del Comité Central donde se ordenó la eliminación de Falun Gong, Jiang Zemin declaró: “Me cuesta creer que el PCCh no pueda derrotar a Falun Gong”. La estrategia de eliminación estableció tres estrategias políticas: “dañar la reputación [de los practicantes de Falun Gong], arruinar[los] económicamente, y destruir[los] físicamente”. Lo que siguió fue una campaña de exterminio total.

Utilizar los medios de comunicación para bloquear la información

La tarea de “dañar la reputación [de los practicantes de Falun Gong]” la llevan a cabo los medios de comunicación, bajo el control absoluto del PCCh. El 22 de julio de 1999, en el tercer día de arrestos de practicantes de Falun Gong en todo el país, los medios de noticias lanzaron una campaña masiva de propaganda anti Falun Gong. Por ejemplo, durante el último semestre de 1999, la Televisión Central China (CCTV), de Beijing, destinó siete horas diarias a la transmisión de montajes falsos que difundían mentiras sobre Falun Gong. Estos programas se iniciaban con discursos falsificados de Li Hongzhi, fundador de Falun Gong, y seguían con casos de suicidios, asesinatos o muertes por negarse a recibir tratamiento médico. No escatimaron medios para difamar e incriminar a Falun Gong y a su fundador.

Un caso muy difundido ocurrió cuando a una cita de Li Hongzhi durante un acto público, “La llamada explosión de la Tierra no es real”, le quitaron la palabra no y la dejaron como “La explosión de la Tierra es real”, con lo que el PCCh afirmaba que Falun Gong propagaba “teorías del fin del mundo”. También se emplea el subterfugio para engañar al público; por ejemplo, imputando por los delitos de criminales comunes a practicantes de Falun Gong. Un asesinato cometido en Beijing por una persona con desórdenes mentales de nombre Fu Yibin y una muerte por envenenamiento causada por un mendigo de la provincia de Zhejiang se atribuyeron a Falun Gong. El PCCh usa los medios de comunicación para instigar el odio en el público indefenso, en la búsqueda de justificaciones y respaldo para una persecución impopular y sangrienta.

Más de dos mil periódicos, más de mil revistas y cientos de radios y canales de televisión locales bajo el control absoluto del PCCh se vieron sobrepasados en la campaña de difamación de Falun Gong. Estos programas de difamación fueron enviados al resto del mundo a través de las agencias de noticias oficialistas Xinhua, Servicios de Noticias de China y Agencia de Noticias de Hong Kong, y de otros medios controlados en el extranjero por el PCCh. Según estadísticas incompletas, en sólo medio año, se publicaron o transmitieron más de 300.000 artículos de noticias o programas difamatorios de Falun Gong, con el resultado de la contaminación mental de miles de personas de todo el mundo.

En embajadas y consulados chinos del extranjero se expusieron gran cantidad de publicaciones y CDs que criticaban y pretendían revelar la “verdad” sobre Falun Gong. En el sitio web del Ministerio de Relaciones Exteriores chino se abrieron columnas especiales para este fin.

Además, durante la cumbre de Cooperación Económica del Asia-Pacífico realizada en Nueva Zelanda a fines de 1999, Jiang Zemin, dejando de lado cualquier protocolo, distribuyó panfletos con calumnias sobre Falun Gong a cada uno de los jefes de Estado de los más de diez países asistentes. En Francia, Jiang Zemin, en una clara violación a la Constitución china, tildó a Falun Gong de “secta perversa” ante los medios de comunicación extranjeros para “arruinar la reputación [de los practicantes de Falun Gong]”.

La nube negra de opresión que no dejaba respirar al país anunciaba que algo tan trágico como la Revolución Cultural se ceñía una vez más sobre el firmamento chino.

Más despreciable y perverso fue el incidente conocido como de la “autoinmolación”, montado en enero de 2001, difundido hacia todo el mundo a una velocidad sin precedentes por la agencia Xinhua para incriminar a Falun Gong. Numerosas organizaciones internacionales, como la ONG Agencia Internacional de Educación y Desarrollo de las Naciones Unidas (IED) de Ginebra, criticaron al gobierno chino por difundir un documento apócrifo, montado para las cámaras, con el fin de engañar a la opinión pública. Un miembro del equipo que filmó el documento admitió que algunas de las secuencias fueron rodadas después del hecho. El alma de villano del PCCh quedaba expuesta una vez más. Uno no podía dejar de preguntarse cómo esos “discípulos de Falun Gong que encaraban la muerte estoicamente” podían ser tan cooperativos con las autoridades del PCCh como para dejarlos filmar nuevamente las imágenes de la autoinmolación.

Ninguna mentira puede sobrevivir a la luz del día. Al mismo tiempo que hacía circular calumnias e inventaba mentiras, el PCCh empleaba todo su poderío para censurar la difusión de información. Sin medir consecuencias ocultaba todos los informes extranjeros que hablaban sobre las actividades de Falun Gong, así como cualquier defensa razonable de sus practicantes. Se destruyeron todos los libros y otros documentos de Falun Gong sin excepción. Se tomaron medidas extremas para que ningún medio de prensa extranjero pudiese entrevistar a practicantes de Falun Gong en China, como deportar de China a periodistas y ejercer presión sobre las agencias extranjeras.

El PCCh también adoptó medidas extremas para silenciar a los practicantes que desde China intentaban transmitir la situación real de Falun Gong al resto del mundo, así como para eliminar el material que documentaba la persecución inhumana del gobierno. Li Yanhua, una mujer de unos sesenta años de la ciudad de Dashiqian, provincia de Lianning, fue secuestrada por la policía cuando entregaba material sobre la persecución de Falun Gong el 1 de febrero de 2001, y en cautiverio
recibió golpes que le causaron la muerte. Para ocultar su crimen, la policía declaró que la mujer murió por un trance hipnótico inducido por Falun Gong.

Sólo en la Universidad Qinghua, más de una docena de profesores y estudiantes recibieron largas penas de prisión por entregar material sobre Falun Gong. Después de que se conoció públicamente de la violación en prisión de Wei Xingyan, una practicante de Falun Gong que hacía un posgrado en la Universidad de Chongqing, siete practicantes fueron inculpados y recibieron largas condenas.

La imposición de multas y el registro de hogares sin que medie un proceso judicial

El aparato del PCCh en pleno ha llevado a cabo una política de “quebrar [a los discípulos de Falun Gong] económicamente”. En más de un lustro de persecución, se impuso multas a cientos de miles de practicantes de Falun Gong por cantidades de cuatro y hasta cinco dígitos en yuanes con el objetivo de intimidarlos y arruinar su economía. Sin ninguna justificación a la vista, gobiernos locales, unidades de trabajo, la policía y departamentos de seguridad pública imponen castigos económicos arbitrariamente. A los que pagan no se les da ningún tipo de recibo ni se les hace referencia a ningún artículo de la ley como explicación de las multas, ya que no existe ningún principio legal que las sustente.

El registro y saqueo de hogares es otra forma de robo e intimidación infligido sobre los practicantes de Falun Gong. Quienes no abandonan la práctica son víctimas de cateos policiales sin orden judicial a toda hora. La policía confisca el dinero y otros objetos de valor sin justificación alguna. En áreas rurales se llevan bolsas de granos y otros productos alimenticios. De igual manera, no se guarda ningún registro ni se emiten recibos por ninguno de los artículos secuestrados a los practicantes. Normalmente, la policía se queda con el botín.

Al mismo tiempo, los cultivadores de Falun Gong padecen el castigo de ser despedidos de su trabajo. En el campo, las autoridades amenazan con confiscar las tierras de los practicantes. El PCCh no pasa por alto ni siquiera a los ancianos jubilados, quienes pierden sus pensiones y sufren el desalojo de su vivienda. A algunos practicantes de Falun Dafa que realizan negocios se les confiscan las propiedades y se les paralizan las cuentas bancarias.

Para aplicar esta política, el PCCh empleó la estrategia de adjudicar culpas por asociación. Esto significa que si se encuentran practicantes de Falun Gong en cualquier unidad de trabajo particular o empresa estatal, los jefes y los empleados de esas unidades no reciben bonificaciones ni ascensos. El objetivo es instigar el odio contra quienes cultivan Falun Gong en la sociedad. Los familiares cercanos y lejanos de los practicantes también reciben la amenaza del despido laboral, de la expulsión escolar de sus hijos y del desalojo de la vivienda. Todas medidas que sirven a un único propósito: cortar todas las fuentes de ingreso posibles de los practicantes de Falun Gong para que así abandonen su fe.

La tortura brutal y el asesinato desenfrenado

La despiadada política de “destruir físicamente [a los discípulos de Falun Gong]” es llevada a cabo principalmente por la policía, la fiscalía y el sistema judicial. Según estadísticas no oficiales, a enero de 2005, al menos 1290 practicantes de Falun Gong murieron en la campaña de persecución iniciada hace más de un lustro. Las muertes ocurrieron en más de treinta provincias, regiones autónomas y municipalidades bajo la dirección del gobierno central. Al 1 de octubre de 2004, la provincia con el
mayor número de muertes registradas era Heilongjiang, seguida por Jilin, Liaoning, Hebei, Shandong, Sichuan y Hubei. La menor de las víctimas tenía sólo diez meses de vida (el hijo de Wang Lixuen, del pueblo de Goujun, provincia de Shandong) y el más anciano, ochenta y dos años (Yang Yongsho, del pueblo de Qingshan, provincia de Sicuani). Las mujeres suman el 51,3 por ciento de las víctimas; los mayores de cincuenta representan el 38,86 por ciento. Hay funcionarios del PCCh que reconocen en privado que el número real de practicantes muertos en la persecución es mucho mayor.

Las torturas brutales sobre practicantes de Falun Gong cubren un amplio abanico. Golpes, azotes, torturas con descargas eléctricas, congelamiento, sujeción con sogas, largos períodos de permanecer esposados y encadenados, quemaduras con fuego, cigarrillos encendidos, hierros candentes, ser colgado con esposas, largos períodos de permanecer de pie o de rodillas, ser pinchados con bambú o cables metálicos, abuso sexual y violación, son sólo algunos ejemplos. En octubre de 2000, un grupo de guardias del Campo de Trabajo Forzado Masanjia, en la provincia de Liaoning, desnudó a dieciocho mujeres practicantes de Falun Gong y las encerró con internos masculinos para que las violaran y abusaran de ellas a voluntad. Estos crímenes están registrados en su totalidad, y son demasiados para enumerar.

Otra forma común de tortura inhumana es el uso abusivo del “tratamiento psiquiátrico”. Se destina ilegalmente a instituciones psiquiátricas a practicantes de Falun Gong sin problemas mentales ni de salud, y una vez allí se les administran drogas desconocidas con la capacidad de destrozar el sistema nervioso central de una persona. Algunas víctimas sufrieron parálisis parciales o totales. Otros perdieron la visión o la audición por completo. Algunos tuvieron atrofia de músculos u órganos internos. Los hay que padecieron amnesia parcial o total y secuelas de retraso mental; otros sufrieron un colapso mental. Y algunos murieron inmediatamente después de la administración de las drogas.

Los informes indican que el “tratamiento psiquiátrico” en practicantes de Falun Gong se aplica en veintitrés de las treinta y tres provincias de China, en regiones autónomas y municipalidades bajo el control del gobierno central. Por lo menos cien instituciones psiquiátricas en provincias, ciudades, condados o distritos participaron de la persecución. Analizando la cantidad y la distribución geográfica de los casos, se hace evidente que el uso abusivo de drogas psiquiátricas en cultivadores de Falun Gong es una política planeada, sistemática y de aplicación vertical. Se confinó al menos a mil practicantes sin trastornos mentales a instituciones psiquiátricas o centros de rehabilitación de drogadictos, obviamente contra su voluntad. A una gran cantidad se les inyectó u obligó a usar como alimento drogas que con capacidad para destruir el sistema nervioso de una persona. Estas víctimas también permanecieron atadas con sogas y fueron torturadas con descargas eléctricas. Al menos quince murieron sólo por el exceso en las torturas.

La Oficina 610 extiende sus tentáculos más allá de la ley

El 7 de junio de 1999, Jiang Zemin criticó sin fundamentos a Falun Gong en la reunión de la Oficina Política del PCCh. Calificó la cuestión de Falun Gong como una “lucha política” y definió a sus practicantes como los enemigos del PCCh; estimuló así el reflejo violento del Partido y ordenó montar la “Oficina de asuntos de Falun Gong” en el Comité Central. Como se creó el 10 de junio, recibió el nombre de “Oficina 610”. Se establecieron Oficinas 610 en todo el país y en todos los niveles gubernamentales para ocuparse específicamente de los asuntos relacionados con la eliminación de Falun Gong. El Comité Político y Judicial, los medios de comunicación, los órganos de seguridad pública, la fiscalía, las cortes populares y los órganos de seguridad nacional subordinados al Comité del PCCh hacen el trabajo sucio de la Oficina 610. La Oficina 610 técnicamente rinde cuentas al Consejo de Estado, pero en realidad es una organización del Partido que existe fuera del sistema del Estado y del gobierno chino, y está exenta de cumplir las leyes locales o nacionales. Es una agrupación todopoderosa muy similar a la GESTAPO del nazismo, con facultades que exceden el sistema legal y judicial, y la libertad para emplear los recursos del país como cree conveniente. El 22 de julio de 1999, después de que Jiang Zemin emitiera la orden de eliminar a Falun Gong, la agencia de noticias Xinhua difundió discursos de funcionarios del Ministerio de Organización Central y del Ministerio Central de Propaganda del PCCh dando su apoyo total a la persecución a Falun Gong impulsada por Jiang Zemin. Estos órganos cooperaron bajo la estricta organización del Partido Comunista para llevar a cabo el perverso plan de Jiang Zemin.

Muchos casos evidencian que ni el Departamento de Seguridad Pública ni la Fiscalía ni la Corte Popular tienen poder para actuar por su cuenta en casos relacionados con Falun Gong. Todos tienen que acatar las órdenes de la Oficina 610. Cuando los familiares de practicantes de Falun Gong arrestados, detenidos y torturados reclamaron ante los organismos de seguridad, la procuraduría y las cortes populares, recibieron como respuesta que todas las decisiones correspondían a la Oficina 610.

Sin embargo, la existencia de la Oficina 610 no tiene base legal alguna. Cuando da órdenes a todos los órganos del sistema del Partido Comunista chino, por lo general no hay mandatos ni notificaciones escritas, sólo comunicaciones orales. Además, está estipulado que quienes reciben las órdenes tienen prohibido registrarlas en audio o video ni aun una nota escrita.

Este tipo de brazo temporario de la dictadura ha sido una táctica de uso frecuente en el PCCh, una organización que ignora por completo la ley. En todas las purgas anteriores, el Partido siempre empleó tácticas irregulares y estableció organizaciones temporarias irregulares, como el Equipo Central de la Revolución Cultural que lideraba y difundía la tiranía del Partido Comunista por todo el país.

Durante su largo reinado de violencia y despotismo, el Partido creó el sistema de terrorismo de Estado más fuerte y despiadado mediante la violencia, la mentira y la censura de la información. Su inhumanidad y su inigualable capacidad para el engaño muestran un alto nivel de profesionalismo. Su alcance y envergadura no registran precedentes. En todas las campañas políticas previas, el Partido acumuló experiencia en métodos sistemáticos y efectivos para reprimir, dañar y asesinar de las maneras más perversas, hábiles y engañosas que se puedan concebir. El caso del hombre que estranguló a su esposa porque no pudo soportar las amenazas y el acoso de la policía es el fruto maléfico del terrorismo de Estado ejecutado por el PCCh, con elementos como las mentiras de los medios de comunicación, las presiones políticas y la culpa por asociación e intimidación, con el objetivo de pervertir la naturaleza humana e incitar al odio.

Utilizando el poder militar y los recursos del Estado

El Partido controla todas las fuerzas armadas estatales, una situación que le permite hacer y deshacer a voluntad sin temor a represalias. En la persecución de Falun Gong, Jiang Zemin no sólo empleó a la policía y a los paramilitares sino también a las fuerzas armadas durante julio y agosto de 1999, cuando cientos de miles e incluso millones de ciudadanos de todo el país marcharon pacíficamente a Beijing para pedir por Falun Gong. Se asignaron soldados en distintos sitios de la ciudad. Todos los accesos principales a Beijing se cercaron con soldados con armas de fuego cargadas. Éstos cooperaban con la policía para interceptar y arrestar a los practicantes que iban a hacer su reclamo. Con la utilización de las fuerzas armadas, Jiang Zemin allanó el camino para la persecución sangrienta que se avecinaba.

El Partido controla las finanzas del Estado; así obtiene Jiang Zemin el respaldo financiero para perseguir a Falun Gong. Un alto funcionario del Departamento de Justicia de la provincia de Liaoning dijo una vez durante una conferencia en el Campo de Trabajo Forzado de Masanjia: “Los recursos económicos invertidos para luchar contra Falun Gong exceden el gasto de una guerra”.

No se sabe con certeza aún cuánto de los recursos económicos del Estado y de lo producido por el trabajo del pueblo destinó el Partido Comunista chino a perseguir a Falun Gong. No obstante, es simple advertir que se trata de cantidades astronómicas. En 2001, fuentes del Departamento de Seguridad Pública del Partido informaron que, sólo en la Plaza Tiananmen, el arresto de practicantes de Falun Gong representó el desembolso de entre 1,7 y 2,5 millones de yuanes por día, es decir, entre 620 y 910 millones anuales. En todo el país, desde las ciudades hasta las áreas rurales más remotas, desde las comisarías locales y los departamentos de seguridad pública hasta el personal de todas las sucursales de la Oficina 610, Jiang Zemin utilizó al menos a algunos millones de personas para su cacería. Sólo el gasto en sueldos puede superar los mil millones de yuanes por año. Además, Jiang Zemin gastó cifras exorbitantes en la expansión de los campos de trabajo forzado para albergar a los practicantes de Falun Gong y en la construcción de instalaciones para ejecutar sus lavados de cerebro. Por ejemplo, en diciembre de 2001, Jiang asignó 4.200 millones de yuanes a la construcción de centros de lavado de cerebro para “transformar” a los practicantes de Falun Gong. También recurrió a los incentivos económicos para que más gente participara en la persecución de Falun Gong. En muchas regiones, el premio por apresar a un practicante iba desde algunos miles hasta diez mil yuanes. El campo de trabajo forzado de Masanjia es uno de los lugares con mayor saña en la persecución de Falun Gong. El Partido en una ocasión premió al director del campo, Su, con 50 mil yuanes y al vicedirector, Shao, con 30 mil.

Jiang Zemin, ex secretario general del PCCh, es la persona que impulsó, orquestó y dirigió la persecución contra Falun Gong, utilizando los mecanismos habituales del PCCh. Su responsabilidad es ineludible en este crimen histórico. De cualquier manera, si no hubiera estado el PCCh con su maquinaria de violencia, gestada en numerosas operaciones políticas, Jiang Zemin no habría podido concretar sus planes macabros.

Jiang Zemin y el PCCh se utilizan mutuamente. Se exponen a la condena pública para enfrentar a “Verdad-Benevolencia-Tolerancia” sólo por sus intereses personales y partidarios. Esta confabulación es la razón verdadera de que un crimen tan trágico y absurdo pueda alguna vez haber ocurrido.

V. Jiang Zemin derroca al Partido Comunista chino desde adentro

Para implantar el comunismo en China, el Partido desarraigó la cultura tradicional china. A pesar de que la derrota aplastante del movimiento comunista internacional probó lo absurdo del comunismo en la práctica, el PCCh no ha tenido la capacidad, fuerza o deseo de regresar a las tradiciones chinas y abrir el camino para posibilitar una sociedad positiva, no comunista. El sistema político del PCCh es totalitario, y no permite que ninguna otra organización política participe en las políticas de estado o comparta el poder del gobierno en China. Entonces, parece como que a China sólo le resta esperar hasta que el tumor venenoso del comunismo estalle y se derrumbe, y —junto con el PCCh— quede desintegrado.

Falun Gong, una práctica del pueblo no política y sin ambiciones de poder, surgió durante la década de 1990 y cambió el corazón de la gente, asimilando la cultura tradicional del pueblo y recuperando en silencio la cultura tradicional china. La difusión de Falun Gong ofrece la posibilidad de resolver los problemas de una manera compasiva y devolver la paz y la serenidad a la sociedad china. Cuando surgió esta práctica, mucha gente de visión amplia del PCCh también se dio cuenta de que su difusión cambiaría a la sociedad.

Sin embargo, motivado por sus intereses egoístas, Jiang utilizó la maldad inherente al Partido e impulsó en China una gigantesca cacería de cultivadores inocentes que siguen los principios de “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”. Lanzó una campaña punitiva contra una fuerza social, trae el mayor beneficio sin el menor daño para el país y la sociedad. Esta persecución no sólo arrastra al país y al pueblo al crimen y al desastre, sino que también socava las bases del Partido que la impulsa y terminará por derrumbarlo.

Jiang Zemin utilizó al Partido para poder desplegar los medios más ruines y combatir a Falun Gong. La ley, la moralidad y la humanidad resultaron perjudicadas con esta campaña, algo que destruye la credibilidad del régimen para mantenerse en el poder.

El régimen de Jiang utilizó todos los recursos económicos, materiales y humanos de los que disponía para eliminar a Falun Gong, lo cual generó una pesada carga para el país y la sociedad, así como una gran presión para la economía nacional. El PCCh no tiene cómo sostener mucho más una persecución condenada al fracaso. Sólo le queda usar los ahorros del pueblo, emitir bonos y seducir a los inversores extranjeros para mantenerla con vida.

Durante la campaña, el PCCh y Jiang Zemin idearon todo tipo de tácticas macabras, brutales y traicioneras, para lo que recurrieron a todo su repertorio de traición y maldad.

El PCCh y Jiang Zemin emplearon todos los recursos propagandísticos conocidos para infundir rumores, denigrar a Falun Gong y tener a mano excusas para la persecución. No obstante, hay un proverbio chino que dice que “el papel no puede contener al fuego”: una vez que la mentira quede expuesta y la maldad se revele frente al fracaso de la persecución, su propaganda apócrifa nunca más podrá engaña al pueblo. El PCCh perderá entonces la credibilidad y, junto con ella, el corazón del pueblo para siempre.

En 1999, al inicio de la campaña contra Falun Gong, Jiang Zemin afirmaba que el “problema de Falun Gong se solucionará en tres meses”. A la luz de los acontecimientos, se advierte que el PCCh subestimó la fuerza de Falun Gong y el poder de la tradición y la fe.

Desde tiempos remotos, el mal nunca pudo eliminar a los rectos. Es incapaz de erradicar la bondad del corazón de la gente. Cinco años han pasado; Falun Gong todavía es Falun Gong. Más aún, Falun Gong se difundió por todo el mundo. Mientras que Jiang Zemin y el PCCh sufrieron una severa derrota en este combate entre el bien y el mal. Y su naturaleza de engaño, violencia y maldad quedó por completo en evidencia. El tristemente célebre Jiang Zemin ahora está acosado por los problemas dentro y fuera de China, y es objeto de numerosos juicios y apelaciones que buscan ponerlo en el banquillo de los acusados.
En origen, el PCCh quiso utilizar esta persecución para consolidar su poder dictatorial. Sin embargo, el resultado es que no sólo no pudo “recargar” su energía, sino que, por el contrario, la agotó. Ahora el Partido Comunista chino entró en un camino sin retorno, del que nada podrá rescatarlo. Como un árbol marchito y podrido, caerá ante la mínima brisa. Cualquier sueño de rescatarlo va contra la corriente de la historia. No sólo será en vano, sino que destruirá el porvenir de quienes lo intenten.

Conclusión

El ex secretario general del PCCh Jiang Zemin es quien ideó, impulsó y dirigió esta persecución perversa contra Falun Gong. Para ello utilizó íntegramente el poder, la posición, la capacidad diplomática y la maquinaria política del PCCh. Carga con una responsabilidad irredimible en este crimen histórico. Por otro lado, si no hubiera habido un PCCh, Jiang Zemin nunca habría podido llevar a cabo esta malvada persecución. Desde su día de nacimiento, el PCCh se puso en contra de la rectitud y la bondad. Con la represión como su herramienta preferida y la persecución como su especialidad, el PCCh basó su reinado en el estricto control del pensamiento que debe seguir un régimen de partido único para sobrevivir. Por su naturaleza, el Partido Comunista teme la “Verdad- Benevolencia-Tolerancia” y ve a Falun Gong como el enemigo. Así, la represión y persecución a Falun Gong fue algo inevitable. Durante el ataque a “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”, Jiang Zemin y el PCCh necesitaron imponer la falsedad, la maldad, la violencia, la tortura, el ensañamiento y la corrupción. La consecuencia fue la declinación de la moral en la sociedad china, un proceso en el que todos resultaron afectados.

La confabulación entre el PCCh y Jiang Zemin ató sus destinos. Falun Gong ahora quiere llevar a Jiang Zemin a la justicia. El día que Jiang deba responder por sus crímenes, el destino del PCCh quedará sellado.

Los principios celestiales no van a tolerar que haya nadie que persiga inhumanamente a gente buena que cultiva “Verdad, Benevolencia y Tolerancia”. Las malas acciones de Jiang Zemin y el PCCh se convertirán en una lección profunda y eterna para la humanidad.

Notas

1 Descubiertas en 1973, las Ruinas Culturales de Hemudu, de siete mil años de antigüedad, se cuentan entre los restos arqueológicos más importantes de la Nueva Edad de Piedra china.
2 Ex presidente del Congreso Popular Nacional chino.
3 Una intelectual china a la que el PCCh torturó hasta la muerte por decir la verdad durante la Revolución Cultural.

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