El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, expresó su preocupación por la actividad militar china y la transparencia al respecto en la base naval de Ream de Camboya, durante una reunión con el primer ministro camboyano, Hun Sen, en Phnom Penh, según una declaración de prensa de la Casa Blanca el 12 de noviembre.
China respondió que está prestando asistencia en la construcción de la instalación militar portuaria de Camboya, una «actividad normal» entre socios cooperativos estratégicos globales. La actividad china tiene como objetivo «fortalecer» la marina camboyana y defender su integridad territorial marítima, dijo el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, Mao Ning.
Los expertos que analizaron las ambiciones del régimen comunista al establecer las «cabeceras de puente» (fortificaciones) en suelo extranjero determinaron que su objetivo es más que un control militar manifiesto, la recopilación de información o la influencia cultural. También significaría ejercer un control más eficaz sobre la cadena de suministro, que es igual de vital para la toma de poder global de China.
Preocupación internacional compartida
Tao Rei, comentarista de asuntos chinos, declaró a la edición china de The Epoch Times que la fuerza militar de Beijing y su expansión son una gran preocupación para la comunidad internacional.
Aunque él cree que el país anfitrión sigue teniendo la última palabra sobre el uso de sus puertos en caso de emergencia, «el uso comercial debería ocupar un lugar destacado en su consideración estratégica», dijo el 15 de noviembre.
Si se quiere frenar el control del régimen, corresponde a los distintos gobiernos restringir la participación de las empresas chinas en los puertos, dijo Tao.
Aumenta el control de los puertos poniendo en peligro el flujo de mercancías
Las empresas chinas poseen u operan activos en los terminales de 96 puertos de 53 países, según una investigación de Isaac B. Kardon, del Colegio de Guerra Naval de Estados Unidos, y Wendy Leutert, de la Universidad de Indiana, publicada a principios de este año en la revista International Security.
Está documentado que desde 2017, los buques de guerra chinos hicieron más de 32 «paradas técnicas» en la ruta desde China a través del Océano Índico y hacia el Mediterráneo —con un uso intensivo y activo de las instalaciones comerciales, fusionando la capacidad militar y civil, dijeron los investigadores.
Kardon y Leutert prevén que es probable que este patrón se extienda a muchos de los otros 64 puertos.
Ellos concluyeron que estos puertos —nodos esenciales en el transporte global de mercancías— permiten al ejército de Beijing proyectar su poder a nivel regional y global.
Los autores advirtieron que el flujo de mercancías, vital para la salud económica y la capacidad militar de Estados Unidos, corre el riesgo de ser interrumpido.
Cabe destacar que los barcos chinos son evidentes en cinco de los puertos comerciales más concurridos de Estados Unidos —Miami, Houston, Long Beach, Los Ángeles y Seattle— donde las empresas chinas tienen participaciones.
Los críticos creen que Beijing ejerce estratégicamente su influencia fusionando los intereses políticos, empresariales y militares con un potencial espionaje, según un artículo de octubre de Newsweek.
Lento despertar de Occidente
El economista Davy Jun Huang declaró a The Epoch Times que, por desgracia, la mayoría de la comunidad internacional no reconoce la agresión política del régimen comunista y su acaparamiento de recursos naturales.
«Muchos todavía contemplan el beneficio económico cuando tratan con Beijing», dijo el economista, refiriéndose a la política exterior china de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) que entró en vigor en 2013 después de que Xi Jinping ganara el liderazgo del régimen.
A través de préstamos masivos e inversiones en infraestructuras estatales extranjeras, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha obtenido acceso a puertos críticos en todo el mundo.
Huang indicó que los países occidentales han estado centrados en su propio interés y han sido ingenuos ante la amenaza china. Esa ingenuidad dio al PCCh su oportunidad.
«Están en Italia, Grecia, Turquía, España, Portugal y ahora es Alemania». No son casos aislados y «su acción conjunta es muy descorazonadora», dijo el economista.
El año pasado, la empresa Cosco, propiedad del PCCh, llegó a un acuerdo con la autoridad portuaria de Hamburgo. El ministro de economía alemán se opuso al acuerdo. Sin embargo, las comunidades marítima y empresarial de la ciudad, así como sectores clave del gobierno, se mostraron a favor, alegando un aparente beneficio comercial, según Newsweek.
«Cabeceras de puente» el extranjero
Muchos países pobres y en vías de desarrollo han caído en la Trampa de la Deuda del PCCh pagando los préstamos del BRI con recursos alternativos como el acceso a puertos, instalaciones públicas o mineras, permitiendo que se obtenga lo que Huang denomina una «cabecera de puente (fortificación) militar o política».
Así, la implementación de la BRI a lo largo de una década ha puesto muchos puertos de importancia geopolítica bajo el control del PCCh.
Huang indicó que no fue hasta el gobierno de Donald Trump que Occidente comenzó a despertar ante la agresión del PCCh. Sin embargo, dijo que hasta ahora, los esfuerzos de Occidente para liberar a esos países del impacto del PCCh han visto poco efecto.
Esto podría deberse a que, en términos de estrategia global, el PCCh tiene un marco económico diferente al de Occidente.
«A Beijing no le importa ninguno de los costos económicos, sino solo el control y la dominación», declaró Huang.
Con la contribución de Xia Song y Luo Ya
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