Separados del resto de Beijing en una burbuja de «circuito cerrado», más de 200 atletas estadounidenses están siendo sometidos a exámenes diarios de COVID para los Juegos Olímpicos de Invierno. Pero a algunos expertos les preocupa que el ADN de los olímpicos de EE. UU. pueda ser recogido por el Partido Comunista Chino (PCCh).
Patricia Adams, directora general de la organización sin ánimo de lucro Probe International, con sede en Canadá, dijo que «es una posibilidad muy probable» que el PCCh recoja el ADN de los atletas de alto rendimiento en los Juegos.
«Ellos [el PCCh] están haciendo las pruebas todos los días (…) y [no hay] absolutamente ninguna supervisión sobre el uso de los productos que están obteniendo», dijo Adams durante un seminario web el 26 de enero en el programa «Desenmascarando a la China Comunista» de EpochTV.
En el evento virtual, Stephen Yates, director general de la consultora DC International Advisory, habló de la amenaza que supone la recopilación masiva de información personal y datos sanitarios por parte del régimen chino. Funcionarios y expertos de EE. UU. ya han dado la alarma de que Beijing está acumulando una gran base de datos que incluye información personal y sanitaria de algunos estadounidenses, que podría utilizarse para mejorar los sistemas de inteligencia artificial y los campos de la medicina, así como para ayudar en el espionaje y las operaciones militares.
El peligro, según Yates, reside en que el PCCh utilice el conjunto de datos masivos con fines poco éticos.
«China ha convertido en armas la inteligencia artificial y muchos otros estudios del proceso humano en formas que los países civilizados ni siquiera permitirían, por lo que no tenemos forma de saber realmente cuál puede ser esta oscura ventana del futuro», dijo.
Según Yates, el PCCh podría utilizar el enorme conjunto de datos para dar a sus atletas una ventaja competitiva o aumentar las oportunidades de guerra psicológica.
Los Juegos Olímpicos de Invierno se inaugurarán en Beijing el 4 de febrero. El boicot diplomático anunciado por Estados Unidos y una serie de otros países, que pretende responsabilizar al régimen comunista por sus violaciones de los derechos humanos en Xinjiang, no impide que los atletas compitan en los Juegos.
Los atletas de EE. UU. llegaron a Beijing la noche del 28 de enero y fueron enviados directamente a los hoteles situados en un sistema de circuito cerrado rodeado de alambradas. Todos los que se encuentran en la burbuja solo pueden salir a través de vehículos especiales, y el personal, con trajes de protección completos, les realiza frotis bucales todos los días.
En el evento virtual, Adams sugirió que el PCCh podría «deshacerse de una estadounidense que es la probable ganadora del oro» a través de lo que describió como «medios nefastos utilizando un falso positivo en la prueba COVID».
Los organizadores de los Juegos Olímpicos de Beijing negaron el 29 de enero las informaciones que apuntaban a una posible manipulación de los resultados de las pruebas de COVID, afirmando que éstas cumplen con las normas internacionales, según el medio de comunicación estatal China Daily.
Adams dijo que «a fin de cuentas, todo lo hace el gobierno chino, y nadie sabe realmente qué va a pasar con los datos».
Señaló que el problema es que «nadie confía en el gobierno chino».
«El gobierno chino ha demostrado al mundo una y otra vez que no sigue las reglas. Siguen sus propias reglas. No siguen las reglas internacionales. No siguen los tratados que han firmado».
El conocido historial de ciberespionaje del PCCh ha llevado a varios países, como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, a decir a sus atletas que lleven un teléfono desechable para los Juegos. Algunos expertos en ciberseguridad advirtieron que Beijing 2022, una aplicación sanitaria obligatoria para los Juegos, podría espiar a los usuarios a través de fallos de cifrado.
«Creo que los atletas están muy, muy nerviosos. Y no están contentos», dijo Adams.
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