El Partido Comunista Chino lleva años robando propiedad intelectual estadounidense, lo que cuesta a los ciudadanos hasta 600,000 millones de dólares anuales, el equivalente a 6000 dólares por familia, declaró un experto en el Capitolio el 8 de marzo.
El robo ha sido sistemático, deliberado y obvio, pero el gobierno federal no lo ha abordado adecuadamente, dijeron las personas que prestaron testimonio.
«En lo que respecta a la propiedad intelectual, el Partido Comunista Chino nos ha estado comiendo el almuerzo por muchos años a través de las administraciones de ambos partidos», dijo el representante Ben Cline (R-Va.), quien luego corrigió su comentario.
«Creo que hay que cambiarlo por ‘Ellos nos han estado robando el dinero del almuerzo y desfilando delante de nosotros'».
Para detener el robo, Estados Unidos debe emplear una estrategia multidimensional que comience con el desarrollo de una voluntad bipartidista y social para enfrentar el problema, dijeron expertos.
Los testimonios se dieron ante una audiencia del Subcomité Judicial de la Cámara de Representantes sobre las Cortes, la Propiedad Intelectual e Internet celebrada el 8 de marzo, durante la cual miembros de ambos partidos reconocieron el continuo robo de propiedad intelectual estadounidense y resolvieron encontrar una solución.
Acciones incivilizadas
Estados Unidos ha favorecido el comercio con China desde que el presidente Richard Nixon restableció las relaciones diplomáticas con el país en 1972.
Aunque en general beneficiosa, la relación comercial abierta no ha producido el efecto moderador esperado en el comportamiento del Partido Comunista Chino (PCCh), dijo el presidente del subcomité, Darrell Issa (R-Calif.).
«La seguridad nacional estadounidense está en peligro debido al afán del gobierno chino por lograr la superioridad utilizando tecnología conseguida tanto interna como externa» a través de medios legales e ilegales, afirmó Issa.
El miembro de rango, Hank Johnson (D-Ga.), se mostró de acuerdo con la evaluación.
«Nosotros sabemos que la escala de ventas del robo de propiedad intelectual por parte de China es enorme. Sabemos que perjudica la capacidad de nuestros inventores para competir y triunfar», dijo Johnson.
«Sabemos que necesitamos mejorar nuestras leyes y políticas no solo para proteger la propiedad intelectual de Estados Unidos frente al gobierno chino, sino también para mitigar el daño ya hecho».
Johnson y otros oradores señalaron que la competitividad de Estados Unidos con China no debe alimentar el racismo antiasiático.
«Estamos en una guerra de innovación con China. Pero no ganamos esa guerra renunciando a nuestros valores y cediendo al odio», afirmó Johnson.
Todo lo que no esté protegido
Los testigos describieron el programa de robo de propiedad intelectual del PCCh como un enfoque de «toda la sociedad».
«China utiliza servicios de inteligencia, inversiones en ciencia y tecnología, colaboración académica, asociaciones de investigación, empresas conjuntas, empresas pantalla, fusiones y adquisiciones, y el robo descarado a través de amenazas internas e intrusiones cibernéticas», dijo William Evanina, fundador y CEO de Evanina Group, una consultora especializada en seguridad de la propiedad intelectual.
China roba prácticamente «todo» lo que tiene que ver con la propiedad intelectual, afirmó el CEO.
La lista es «clara, concisa y, al mismo tiempo, estratégica y exhaustiva». Solo por nombrar algunas: tecnología aeroespacial de aguas profundas, biotecnología, tecnología de la información, fabricación, energías limpias, tecnología de baterías eléctricas y del genoma del ADN», dijo Evanina.
El avión C929 de la empresa china Comac, que se estrenará el mes que viene, se creó casi en su totalidad con tecnología robada, añadió a continuación.
Hacer frente a las vulnerabilidades
El uso depredador de la legislación sobre patentes es una de las principales tácticas de las empresas chinas, según los testimonios.
Las empresas chinas roban ideas e innovaciones estadounidenses, a veces con la ayuda de leyes estatales que prohíben los contratos de no competencia, luego obtienen patentes sobre el trabajo y demandan a la empresa innovadora estadounidense por infracción de patentes.
Según Charles Duan, catedrático del Washington College of Law de la American University y miembro del comité asesor público de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, para combatir esta situación habría que mejorar el proceso de patentes en EE. UU., a fin de garantizar que las patentes se revisen correctamente y que la aplicación de la ley sea justa tanto aquí como en China.
Las empresas conjuntas entre compañías chinas y estadounidenses también han brindado oportunidades para el robo de propiedad intelectual.
«Nosotros no jugamos con las mismas reglas que el Partido Comunista de China», dijo Evanina.
Aunque reconoció que la inversión estadounidense en países chinos es legal y a menudo lucrativa, el CEO pidió a los líderes empresariales que sopesaran el equilibrio entre beneficios y seguridad nacional.
«Nosotros nos encontramos en un momento en el que nuestra supremacía mundial, nuestra mentalidad capitalista, está claramente siendo superada y solapada con nuestros intereses de seguridad nacional», afirmó Evanina.
Los innovadores tecnológicos y las instituciones de investigación no son los únicos puntos vulnerables. Las aplicaciones de las redes sociales también lo son, especialmente las que envían datos a sus creadores, muchos de los cuales tienen su sede en China.
“Se trata de realmente una cuestión de evaluar los riesgos que se plantean de la puerta trasera. Creo que tenemos que hacer un mejor trabajo en eso”, dijo Mark Cohen, miembro principal distinguido y director del IP Project de Asia en el Centro de Derecho y Tecnología de Berkeley.
Los intentos anteriores de reformar el comportamiento del PCCh por parte de múltiples administraciones han fracasado. El punto de partida para cualquier intento futuro es desarrollar un enfoque público-privado bipartidista del problema, de acuerdo a Evanina.
“Tienes que tener la voluntad política en todos los partidos y administraciones y, lo que es más importante, en los EE. UU. comunidad empresarial”, dijo a continuación.
“En ausencia de una voluntad sostenida, será cada vez más difícil proteger a los EE. UU. economía y los trabajadores estadounidenses del impacto negativo de las políticas y prácticas chinas en [la propiedad intelectual]”.
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