El Departamento de Defensa anunció el viernes que pondrá en práctica nuevas políticas y restricciones para los estudiantes militares extranjeros que se inscriban en programas de entrenamiento en los Estados Unidos, tras el trágico tiroteo que tuvo lugar el mes pasado en una base naval y que dejó tres muertos.
El director de Inteligencia de Defensa, Garry Reid, dijo en un comunicado que en respuesta al ataque del 6 de diciembre a la Estación Aérea Naval de Pensacola, en Florida, el Pentágono restringirá a los estudiantes la posesión y el uso de armas de fuego, implementará medidas de control para limitar su acceso a las instalaciones militares y a las instalaciones del gobierno de los Estados Unidos, e impondrá estándares de entrenamiento para detectar y reportar amenazas internas.
Reid dijo que el departamento también establecerá nuevos procedimientos de investigación de antecedentes que incluirán la vigilancia continua de los estudiantes militares extranjeros mientras se encuentren estudiando en Estados Unidos.
«Se requerirá que todos los actuales y futuros estudiantes reconozcan su voluntad de cumplir estas normas, que se comprometan a cumplir plenamente todas las leyes de Estados Unidos dentro y fuera del servicio como condición para su inscripción», dijo.
Añadió que se reanudará el entrenamiento de vuelo y de campo, que se había suspendido completamente desde el ataque a Pensacola, después de que se implementen los nuevos procedimientos.
El 13 de enero, el fiscal general William Barr anunció los resultados de la investigación criminal del ataque que mató a tres marineros estadounidenses e hirió a otros ocho, calificándolo como un acto de terrorismo. Dijo que el pistolero, el teniente segundo de la Real Fuerza Aérea Saudí Mohammed Alshamrani, de 21 años, quien era estudiante de vuelo en Pensacola, estuvo motivado por la ideología yihadista y estuvo publicado múltiples mensajes en las redes sociales que contenían anuncios antiamericanos, antiisraelíes y yihadistas hasta dos horas antes del ataque. Uno de esos mensajes, publicado el 11 de septiembre del año pasado, decía: «La cuenta regresiva ha comenzado».
Los funcionarios federales dijeron que en el curso de su investigación encontraron a 21 miembros del entrenamiento militar saudita en los Estados Unidos que poseían material despectivo, incluido contenido yihadista o antiamericano, o tenían contacto con pornografía infantil en las redes sociales.
Barr dijo que ya informaron al Reino de Arabia Saudita acerca de los 21 estudiantes, que luego determinaron que la posesión de ese material era «impropia de un oficial de la Real Fuerza Aérea Saudita y de la Marina Real». Posteriormente, con el acuerdo de los Estados Unidos, el Reino retiró a los 21 estudiantes de su plan de estudios de formación en los Estados Unidos y éstos regresaron a su casa en Arabia Saudita a principios de esta semana.
El fiscal general añadió que la revisión independiente de las Oficinas del Fiscal General de los Estados Unidos de los 21 casos determinó que ninguno de ellos resultaría, en el curso normal, en un enjuiciamiento federal.
El ataque del 6 de diciembre dejó muchas preguntas, en particular sobre el examen de los estudiantes militares extranjeros en los programas de capacitación de Estados Unidos. En respuesta al incidente, el Pentágono ordenó una amplia revisión de los procedimientos de selección, según un memorando del 10 de diciembre.
El memorando, que fue firmado por el subsecretario de Defensa David Norquist, también suspendió los vuelos y otros entrenamientos operativos de todos los estudiantes de Arabia Saudita en los programas militares estadounidenses.
El secretario de Defensa Mark Esper dijo el 12 de enero que el departamento estaba tomando medidas para reforzar el proceso de selección.
Estados Unidos desde hace mucho tiempo tiene un sólido programa de entrenamiento para el ejército saudí, que proporciona asistencia en el país y en el reino. Actualmente hay unos 850 saudíes que participan en programas de entrenamiento militar estadounidense, según el Pentágono.
En total, hay unos 5000 estudiantes militares internacionales en los programas estadounidenses. Estos se someten a chequeos de antecedentes y biométricos -procesos establecidos por el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional- para determinar si constituyen un riesgo para la seguridad.
Associated Press contribuyó con este informe.
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