Pequeñas sesiones de ejercicio físico disminuyen el deterioro cognitivo

Se ha demostrado que hacer ejercicio ayuda a evitar el Alzheimer, incluso después de una vida sin actividad física.

Por The Epoch Times
16 de abril de 2021 7:31 PM Actualizado: 16 de abril de 2021 7:31 PM

¿Quiere mantener su cerebro ágil a medida que envejece? Hacer ejercicio tan solo 10 minutos un par de veces a la semana puede ayudar a detener el deterioro mental.

Sabemos que hacer ejercicio con regularidad es uno de los hábitos más saludables que se pueden adoptar, independientemente de la edad o la condición física actual. Estudios han demostrado que el ejercicio físico aeróbico moderado, como caminar a paso ligero, es seguro para la mayoría de las personas y puede fortalecer los huesos y los músculos, reducir el riesgo de contraer enfermedades e incluso mejorar la salud del cerebro,[i] previniendo el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.

Un estudio publicado en la revista Alzheimer’s Research and Therapy sugiere que hacer ejercicio más de una vez a la semana durante al menos 10 minutos puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer en personas que ya padecen un deterioro cognitivo leve (DCL).[ii]

El deterioro cognitivo leve puede diagnosticarse cuando una persona experimenta una pérdida de memoria o confusión superior a la media, pero no ha empezado a experimentar los cambios de personalidad o la pérdida de memoria más grave que se asocian a la enfermedad de Alzheimer (EA).[iii] El deterioro cognitivo leve se considera uno de los principales factores de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer.[iv]

¿El ejercicio puede mantener el cerebro joven?

Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yonsei, en la República de Corea, investigaron la relación entre el ejercicio continuo y el riesgo de desarrollar demencia en pacientes con DCL. El estudio analizó los datos obtenidos entre 2009 y 2015 de casi un millón de pacientes con DCL a través de una base de datos del seguro médico nacional.

Los individuos menores de 40 años fueron excluidos del estudio, al igual que aquellos que fueron diagnosticados con demencia o que no habían recibido un examen médico dentro de los dos años de su diagnóstico de DCL. Se obtuvo el consentimiento por escrito de cada paciente incluido en el estudio y los datos de actividad física se obtuvieron mediante cuestionarios de autoinforme. El grupo final de 247,149 pacientes se dividió en cuatro grupos en función de su frecuencia de actividad física (AF):

  • Grupo de nunca-AF: aquellos que no realizaban actividad física con regularidad
  • Grupo de iniciación-AF: aquellos que comenzaron un programa de ejercicio después del diagnóstico de DCL
  • Grupo de abstinencia-AF: aquellos que dejaron de hacer actividad física después del diagnóstico
  • Grupo de mantenimiento-AF: aquellos que realizaban actividad física de forma constante

Los pacientes físicamente activos se subdividieron en «irregulares-AF» para los que realizaban actividad física de forma irregular y «regulares-AF» para los que realizaban actividad física intensa más de tres días a la semana, o moderada más de cinco días a la semana.

Actualmente no existen tratamientos aprobados para el DCL que alteren eficazmente la trayectoria de la progresión de la enfermedad, lo que convierte a la actividad física en una de las estrategias de intervención más importantes para la prevención de la demencia de tipo Alzheimer.[v] Estudios anteriores han demostrado que la actividad física de alta intensidad tiene un efecto más protector contra la demencia que el ejercicio de baja intensidad, y que la duración y la frecuencia de la AF son factores importantes que afectan al riesgo de deterioro cognitivo[vi]. Por lo tanto, se estableció el grupo «nunca-AF» como punto de referencia para el riesgo de desarrollar EA.

El riesgo de adquirir demencia está relacionado con la actividad física

La actividad física para el grupo se definió como una AF activa o moderada que duraba más de 10 minutos, realizada más de un día a la semana. Las actividades intensas incluían correr, hacer ejercicios aeróbicos, montar en bicicleta a gran velocidad y cargar objetos pesados. Las actividades moderadas incluían caminar a paso ligero, montar en bicicleta a velocidad normal, jugar tenis en pareja y cargar objetos ligeros.

De los 247,149 pacientes analizados, 23,015 adquirieron demencia durante el período de seis años del estudio, y el 77 por ciento de este grupo (17,733) fue diagnosticado con demencia de tipo Alzheimer. En comparación con el grupo de nunca-AF, el riesgo de demencia se redujo en ambos grupos que realizaron actividad física (grupo de iniciación-AF y grupo de mantenimiento-AF). De todos los grupos, el grupo de mantenimiento-AF (que realizó actividad física de forma constante) presentó el menor riesgo de demencia, con un 18 por ciento menos de casos de demencia que el grupo de nunca-AF.

La frecuencia de la actividad física fue otro dato importante de este estudio. Después de ajustar la edad, el sexo y los factores de riesgo vascular, el riesgo de desarrollar demencia fue un 15 por ciento menor para los que realizaban actividad física con regularidad en comparación con la AF irregular.

Dejar de hacer ejercicio resultó ser tan perjudicial como no hacerlo nunca, ya que el riesgo de desarrollar demencia era el mismo para el grupo que nunca hacía AF y para el que dejaba de hacerla. Sin embargo, iniciar un régimen de ejercicio tras el diagnóstico de DCL supuso un riesgo un 11 por ciento menor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer en comparación con no hacer ningún tipo de ejercicio.

Según los responsables del estudio, el ejercicio regular puede aumentar el flujo sanguíneo al cerebro, incrementando la supervivencia de las neuronas y previniendo el encogimiento cerebral asociado a la demencia.

Los investigadores de la Universidad de Stanford también descubrieron que una sesión de ejercicio genera cambios en nada menos que 9815 moléculas en la sangre. Esto significa que los efectos bioquímicos del ejercicio podrían ser profundos y de gran alcance.

Debido al bajo riesgo y al alto potencial de beneficio, se debería recomendar realizar ejercicio regular a los pacientes con deterioro cognitivo leve, incluso si no hacían ejercicio antes de su diagnóstico. Hasta unas breves sesiones de actividad física moderada realizadas varias veces por semana podrían reducir significativamente el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.[vii]

Reducir el riesgo de padecer Alzheimer con el ejercicio

Según el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, actualmente la enfermedad de Alzheimer es la sexta causa de muerte en Estados Unidos; sin embargo, debido a la falta de información, puede ser la tercera causa de muerte entre las personas mayores.[viii] Al no tener cura conocida, la medicina convencional no sabe cómo revertir esta enfermedad en la salud humana.

Los estudios sobre el ejercicio han aportado pruebas significativas sobre la eficacia de esta intervención natural, que podría reducir a la mitad el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer (EA). En una publicación de la revista Journal of Alzheimer’s Disease,[ix] investigadores de cuatro importantes instituciones realizaron un seguimiento de 876 adultos durante un periodo de 30 años, llevando un registro detallado de la cantidad y el tipo de ejercicio que hacía cada participante. Se realizaron exámenes de salud mental junto con escáneres cerebrales por resonancia magnética para determinar la cantidad de materia gris en el cerebro, y la cognición mental.

Los resultados del estudio mostraron que los niveles más altos de ejercicio se corresponden con un aumento sustancial de la materia gris, en comparación con los adultos menos activos. Además, los que tenían los niveles más altos de ejercicio experimentaron una enorme reducción del 50 por ciento del riesgo de padecer Alzheimer en comparación con los participantes más sedentarios.[x]

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El Grupo de Investigación GMI se dedica a estudiar los temas de salud y medio ambiente más importantes de la actualidad. Se pone especial énfasis en la salud ambiental. Nuestra enfocada y profunda investigación explorará las muchas formas en que la condición actual del cuerpo humano refleja directamente el verdadero estado del medio ambiente. Este trabajo se reproduce y distribuye con el permiso de GreenMedInfo LLC. Suscríbase al boletín de noticias en www.GreenmedInfo.health

Referencias

[i] CDC.gov, Physical Activity, Physical Activity Basics, https://www.cdc.gov/physicalactivity/basics/pa-health/index.htm

[ii] Kim, Y.J., Han, KD., Baek, M.S. et al. Association between physical activity and conversion from mild cognitive impairment to dementia. Alz Res Therapy 12, 136 (2020). https://doi.org/10.1186/s13195-020-00707-1

[iii] NIH.gov, National Institute on Aging, Health Information, What Is Mild Cognitive Impairment? https://www.nia.nih.gov/health/what-mild-cognitive-impairment

[iv] NIH.gov, National Institute on Aging, Health Information, What Is Mild Cognitive Impairment? https://www.nia.nih.gov/health/what-mild-cognitive-impairment

[v] Kim, Y.J., Han, KD., Baek, M.S. et al. Association between physical activity and conversion from mild cognitive impairment to dementia. Alz Res Therapy 12, 136 (2020). https://doi.org/10.1186/s13195-020-00707-1

[vi] Kim, Y.J., Han, KD., Baek, M.S. et al. Association between physical activity and conversion from mild cognitive impairment to dementia. Alz Res Therapy 12, 136 (2020). https://doi.org/10.1186/s13195-020-00707-1

[vii] BMC (BioMed Central). (2020, November 12). Weekly physical activity may help prevent mild cognitive impairment conversion to dementia. ScienceDaily. Retrieved January 15, 2021 from www.sciencedaily.com/releases/2020/11/201112103517.htm

[viii] NIH.gov, National Institute on Aging, Health Information, Alzheimer’s Disease Fact Sheet, https://www.nia.nih.gov/health/alzheimers-disease-fact-sheet

[ix] Raji, C. A., Merrill, D. A., Eyre, H., Mallam, S., Torosyan, N., Erickson, K. I., Lopez, O. L., Becker, J. T., Carmichael, O. T., Gach, H. M., Thompson, P. M., Longstreth, W. T., & Kuller, L. H. (2016). Longitudinal Relationships between Caloric Expenditure and Gray Matter in the Cardiovascular Health Study. Journal of Alzheimer’s disease: JAD, 52(2), 719-729. https://doi.org/10.3233/JAD-160057

[x] Raji, C. A., Merrill, D. A., Eyre, H., Mallam, S., Torosyan, N., Erickson, K. I., Lopez, O. L., Becker, J. T., Carmichael, O. T., Gach, H. M., Thompson, P. M., Longstreth, W. T., & Kuller, L. H. (2016). Longitudinal Relationships between Caloric Expenditure and Gray Matter in the Cardiovascular Health Study. Journal of Alzheimer’s disease: JAD, 52(2), 719-729. https://doi.org/10.3233/JAD-160057


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