El Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo de Estados Unidos (NSIDC por sus siglas en inglés) informó de una ralentización en el ritmo de pérdida de hielo marino antártico, afirmando que cayó muy por debajo de la media durante noviembre y diciembre de 2024.
«La pérdida de hielo marino antártico se ralentizó después de un prolongado período de récord a mínimos diarios casi récord establecidos en 2023 y 2024», declaró el NSIDC en su informe de análisis del 7 de enero.
El NSIDC dijo que la pérdida de hielo marino antártico fue de una media de 140,000 kilómetros cuadrados (54,000 millas cuadradas) por día el año pasado, inferior a la media de 165,000 kilómetros cuadrados (64,000 millas cuadradas) por día registrada entre 1981 y 2010.
El 31 de diciembre de 2024, la extensión del hielo marino antártico medía 7.32 millones de kilómetros cuadrados (2.83 millones de millas cuadradas), muy cerca de la extensión media observada durante el período de 1981 a 2010, declaró.
La extensión del hielo marino incluye las regiones con al menos un 15% de cobertura de hielo, mientras que el área de hielo marino mide la región total cubierta por hielo, según el NSIDC.
La reciente desaceleración en la pérdida de extensión del hielo marino pone fin temporalmente a la especulación de que el hielo marino antártico había entrado en «un nuevo régimen de extensión fuertemente reducida» impulsado por influencias oceánicas, una idea que surgió después de que las extensiones persistentes por debajo de la media comenzaran en agosto de 2016, según el informe.
«Tras las extensiones mínimas récord de 2017 y 2023, una dramática extensión máxima récord en 2023 y una máxima casi récord en 2024, la idea del cambio de régimen se afianzó», declaró. «La reciente ralentización de la pérdida de extensión durante el mes de diciembre hace dudar de esta idea».
El informe indicaba que la extensión del hielo marino estaba por encima del promedio en los mares de Weddell y Amundsen occidentales, ligeramente por debajo del promedio en el mar de Ross y cerca del promedio en otras regiones.
«En general, las concentraciones de hielo marino son bajas en amplias zonas de la extensión», afirmaba. «Esto, combinado con los indicios de una primavera cálida con un elevado deshielo superficial en el propio continente, hará que el próximo verano sea interesante».
Un estudio reciente, realizado por un grupo de investigadores dirigido por A. N. Coonin, de la Universidad Brown, descubrió que el deshielo del hielo marino antártico podría desencadenar erupciones volcánicas.
El estudio, publicado en la revista Geochemistry, Geophysics, Geosystemson el 27 de noviembre de 2024, utilizó miles de simulaciones para estudiar el efecto del deshielo en la dinámica interna de las cámaras de magma bajo el mar Antártico.
«En regiones como la Antártida Occidental, se producen erupciones volcánicas bajo las capas de hielo. Cuando el magma caliente entra en contacto con el hielo, puede acelerar la fusión de la capa de hielo», declararon los investigadores. «Más allá de esto, a medida que el cambio climático hace que las capas de hielo se reduzcan, la disminución del peso sobre un volcán puede afectar a su probabilidad de entrar en erupción».
Los investigadores descubrieron que, al derretirse el hielo, la reducción del peso sobre el volcán hace que el magma se expanda, creando presión sobre las rocas situadas debajo, lo que podría desencadenar erupciones.
Según el estudio, el derretimiento de una capa de hielo sobre un volcán podría provocar «erupciones mayores», que podrían «acelerar el derretimiento del hielo suprayacente a través de complejos mecanismos de retroalimentación».
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