Comentario
¿Aceptaría un recién electo presidente Joe Biden una llamada telefónica de felicitación de la presidenta electa democráticamente de Taiwán, Tsai Ing-wen, como lo hizo el presidente Donald Trump?
En septiembre, los bombarderos H-6 del Partido Comunista Chino (PCCh) y 16 aviones de combate cruzaron la «línea media» del estrecho de Taiwán desde tres lugares diferentes. Durante los últimos 70 años, la línea media ha sido la línea divisoria que separa a China de Taiwán, pero en septiembre, China dijo que “no existe la supuesta línea media en el estrecho de Taiwán”, poniendo fin al acuerdo que ha evitado incidentes militares.
China cruza constantemente la línea media quizás porque va a atacar a Taiwán, desviando la atención del virus chino que ha destruido la economía de todos los países, y China luego ocupará Taiwán. ¿Qué haría un presidente Biden al respecto? Los líderes chinos piensan que nada. Es por eso que el líder del PCCh, Xi Jinping, podría apretar el gatillo.
Los taiwaneses están agradecidos con el presidente Trump por promulgar la Ley Taipei, la cual requiere que el Departamento de Estado apoye las relaciones diplomáticas de Taiwán en todo el mundo, y por firmar la Ley de Viajes a Taiwán, que permite visitas de alto nivel entre funcionarios estadounidenses y taiwaneses. Está mal que la presidenta elegida democráticamente de Taiwán no pueda participar en reuniones diplomáticas formales. ¿Lo enmendaría un presidente Biden?
Taiwán hizo mejor trabajo que cualquier otro país en prevenir que el virus del PCCh infectara a su nación insular. Taiwán cerró sus fronteras temprano e hizo un rastreo de contactos bien organizado, una cuarentena y un distanciamiento social que eliminó sus pocos cúmulos iniciales. Taiwán no necesitó un cierre. El modelo de Taiwán debe ser aplaudido y recompensado. El mundo quiere que Taiwán sea parte de la comunidad global. Merece ser miembro de todas las instituciones internacionales y se ha ganado el derecho de participar plenamente en todas las organizaciones mundiales.
En agosto, la administración Trump anunció que Estados Unidos estaba estableciendo un nuevo diálogo económico bilateral con Taiwán centrado en tecnología, atención médica, energía y más. Taiwán espera lograr un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.
El portavoz estatal China Daily informó en septiembre que, según la Administración General de Aduanas de China, el comercio a través del estrecho entre China y Taiwán este año, de enero a agosto, alcanzó los 158,930 millones de dólares, un 10 por ciento más interanual. Solo en agosto, las exportaciones de Taiwán a China y Hong Kong representaron un récord de 46.39 por ciento del total. Las empresas taiwanesas aumentaron su inversión en China en más de la mitad de enero a julio, en comparación con el mismo período del año pasado. El comercio a través del estrecho se ha vuelto más entrelazado ahora que antes de la pandemia del virus del PCCh en China. ¿Un presidente Biden ayudaría a Taiwán a separarse de China o arrojaría la bandera blanca de rendición económica?
Trump está vendiendo a Taiwán el misil aire a tierra AGM-84H/K SLAM-ER y un sistema de artillería de cohetes basado en camiones. Por ley, el gobierno de EE. UU. está obligado a proveer armas de carácter defensivo a Taiwán, ¿o permitiría un presidente Biden que los taiwaneses sufrieran un gran revés y permitiría que la China comunista destruyera la democracia de Taiwán?
Taiwán ha sido una nación insular democrática, soberana y autónoma durante décadas. Los taiwaneses aman su libertad de expresión, libertad de prensa, poder judicial independiente y Estado de derecho. No quieren que el PCCh les quite sus libertades por las que tanto lucharon. La prensa estatal de noticias falsas de China dice: «El pueblo de Taiwán quiere ser gobernado por China». Eso es mentira. Lo último que quieren los taiwaneses es ser gobernados por el régimen comunista de China; es la mayor amenaza para el estilo de vida de Taiwán.
La democracia de Taiwán brilla como un faro para el pueblo de China. Sus libertades se han ganado los corazones y las mentes del pueblo de China y Taiwán es un modelo para el desarrollo futuro de China. La gente de China quiere libertad y derechos humanos. El sueño chino es la democracia.
Estados Unidos, Reino Unido, la UE, todos los países libres y Taiwán comparten los mismos valores democráticos. El presidente Jimmy Carter cambió el reconocimiento diplomático de Taipei a Beijing en 1979. Taiwán nunca ha sido parte de la China comunista. Hay una China, un Taiwán —dos países diferentes. Así es. La independencia de Taiwán es una inevitabilidad histórica. Taiwán debería ser admitido en las Naciones Unidas. Hay que corregir el error de Henry Kissinger; hacer lo correcto y poner fin a la ficción política de «una China».
Para demostrar que los taiwaneses no quieren tener nada que ver con el sistema de gobierno sin derechos humanos de China, eligieron a Tsai Ing-wen del Partido Progresista Democrático para ser su presidenta en lugar del partido de oposición Kuomintang (KMT), que se inclina por Beijing, porque los taiwaneses odian al sistema comunista autoritario, antiderechos civiles de China. Incluso el KMT finalmente está harto de la coacción y el bullying de China, y ahora instan al gobierno de la isla a que busque activamente la restauración de los lazos diplomáticos formales entre Estados Unidos y Taiwán, y solicitan asistencia oficial de Estados Unidos para defender la isla contra cualquier acción militar de China.
¿Restauraría un presidente Biden las relaciones diplomáticas y militares plenas con el democrático Taiwán? ¿Enviará Biden funcionarios de alto nivel para reunirse con la presidenta democráticamente electa de Taiwán, Tsai-Ing wen?
Antes de que China ataque a Taiwán, ¿declararía explícitamente un presidente Biden su voluntad de defender a Taiwán del ataque militar de China? ¿O es Joe Biden demasiado débil para librar una guerra para resistir la agresión del PCCh?
Jeremy Taylor produjo y dirigió el galardonado documental «Burma: An Indictment» y fundó FilmFestivalToday.com.
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.
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