‘Zooming In’, es un programa de noticias en profundidad, y es una producción conjunta de NTD y The Epoch Times
El mundo ha estado al borde del caos estos últimos días mientras Hong Kong vivía su semana más sangrienta desde que comenzaron las protestas en junio. Muchos indicios sugieren que los líderes del Partido Comunista Chino se están impacientando y puede que quieran poner fin al movimiento no en meses o semanas, sino en días. ¿Se convertirá Hong Kong en una segunda plaza de Tiananmen? ¿Puede Estados Unidos ayudar a evitar que esto ocurra?
El 12 de noviembre fue un día negro para Hong Kong. La prestigiosa Universidad China de Hong Kong (CUHK), entre otros lugares, fue convertida en zona de guerra.
La policía disparó cerca de tres mil cartuchos de gas lacrimógeno y balas de goma contra los estudiantes que protestaban.
Los estudiantes se defendieron lanzando piedras y bombas molotov mientras se refugiaban detrás de las barricadas que construyeron con ladrillos que sacaron de los caminos.
Los residentes de los vecindarios cercanos irrumpieron para luchar junto a los estudiantes. El campus estaba en llamas.
El 17 de noviembre, el campo de batalla se trasladó a la Universidad Politécnica. La policía envió dos vehículos blindados los cuales se dirigieron velozmente contra la línea de defensa estudiantil. Los estudiantes lanzaron bombas incendiarias y obligaron a los vehículos a retirarse. Los alrededores de la universidad fueron más tarde bloqueados por la policía antidisturbios.
Hace unos días, en un discurso en Brasil, el líder chino Xi Jinping describió a los manifestantes como «radicalmente involucrados en crímenes violentos», y sugirió que una solución a las protestas sería «apoyar firmemente a la policía de Hong Kong en el cumplimiento de la ley, al tiempo que se apoya firmemente al sistema judicial de Hong Kong en el castigo de los criminales violentos». Señaló que detener las protestas es la «tarea más urgente» de Hong Kong.
Y el 16 de noviembre, soldados del Ejército Popular de Liberación desplegados en los cuarteles cerca de la Universidad Politécnica fueron vistos despejando las calles de ladrillos, barras de metal y otros escombros dejados por los manifestantes.
Wei Jingsheng fue uno de los primeros activistas pro-democracia en China. Pasó 18 años en prisión por las llamadas actividades «contrarrevolucionarias» que comenzaron en 1979. Fue encarcelado durante más de una década por sus escritos sobre la democracia.
Simone Gao: ¿Cuál cree que es la razón de la reciente escalada en la violencia policial en Hong Kong? ¿Qué quiere hacer el líder chino Xi?
Wei Jingsheng: La situación de Hong Kong es similar a los incidentes ocurridos el 4 de junio (Plaza de Tiananmen). Muy similar. Las multitudes de Hong Kong están tan determinadas que lucharán incluso si el Ejército de Liberación Popular entra en Hong Kong. Están muy determinadas. No se echarán atrás. En cuanto al Partido Comunista Chino (PCCh),[ los partidarios de aplicar] la mano dura tienen la ventaja. Mire la cuarta sesión plenaria del PCCh. [En general], no se llegó a un consenso. El único acuerdo fue: duplicar la represión en Hong Kong. Personalmente, creo que la causa de esta situación desfavorable reside en la comunidad internacional. Al igual que [lo ocurrido] en el incidente del 4 de junio, la actitud de la comunidad internacional es un elemento importante. ¿Y el gobierno estadounidense? Originalmente, su actitud era buena. Las negociaciones comerciales entre China y Estados Unidos se complementaban con el trato humano de la crisis en Hong Kong. Sin embargo, en la actualidad, encontramos signos preocupantes en [lo que respecta] a esta situación. Por ejemplo, el gobierno de Estados Unidos condenó la violencia en Hong Kong. Pero la condena no se limitó a la violencia del gobierno de Hong Kong y de la policía de Hong Kong. Fue una condena de la violencia en ambos lados (manifestantes y policía). Superficialmente, parece muy justo. Pero en realidad no lo es. ¿Por qué? Permítame citar al Sr. Chang Ping [lo que expresó] en la Voz de Alemania. Él dijo: «No culpes a los oprimidos». Este es el punto. Ellos están sufriendo. Los manifestantes de Hong Kong son golpeados violentamente, incluso asesinados. Están sufriendo. ¿Cómo puedes culparlos [por ejercer] la autodefensa? Así que el enfoque de Estados Unidos -condenar a ambos bandos- parece enviar un mensaje equivocado al régimen comunista y al jefe del partido, Xi Jinping.
[Durante las protestas prodemocráticas de 1989 en China,] [los partidarios de aplicar] la mano dura del PCCh querían una represión sangrienta. Pero entre los líderes del Partido, muchos estaban en contra, lo que ejerció una enorme presión sobre [el entonces líder del Partido] Deng Xiaoping. Además, Deng vacilaba en dar órdenes a sus tropas, que estaban desplegadas en los suburbios, de que marcharan al centro de Beijing. Una de sus principales preocupaciones era la actitud de EE.UU. Tenía que considerar las consecuencias. Si tomaba duras medidas [haciendo uso] de la fuerza y recibía sanciones a nivel mundial, sería un duro golpe para la economía de China. Si utilizaba la fuerza para aplastar al movimiento, esto [podría] resultar en un declive de la economía, y el poder todavía se [podía] perder. Entonces, Deng empezó a vacilar. Justo en ese momento, el presidente Bush padre hizo algo muy malo. Envió el mensaje equivocado a Deng, en dos oportunidades, lo que finalmente llevó a Deng a tomar la decisión de usar la fuerza letal. En primer lugar, dijo: «No interferiremos en los asuntos internos de China». Incluso con esto, Deng fue incapaz de tomar una decisión. Luego Bush destituyó al embajador de Estados Unidos en China, Winston Lord, quien apoyaba a los activistas pro-democracia y cuya esposa era china y que también apoyaba al movimiento pro-democracia. El Presidente Bush lo desplazó de su cargo. El recién nombrado embajador en China no pudo cumplir inmediatamente con sus obligaciones. En ese momento, Deng tuvo clara [cuál era] la intención de Estados Unidos. Entonces se sintió tranquilizado y dio la orden de usar la fuerza letal.
Gao: Entonces, ¿cómo se siente Xi Jinping sobre la situación actual?
Wei: Puede que sienta que si Estados Unidos no muestra mucha determinación, si le da Trump una especie de edulcorante en las negociaciones comerciales, entonces puede que a Trump no le importe mucho Hong Kong. [Entonces Xi pensaría]: «Puedo hacer lo que quiera allí». Similar a [la situación] del PCCh durante el incidente [ocurrido] el 4 de junio de 1989. O, «Simplemente recurriré a los asesinatos callejeros hasta que todos estén demasiado asustados para seguir adelante». Están acostumbrados a esa forma de pensar. El PCCh cree en la represión violenta que, a su juicio, puede resolverlo todo. Por lo tanto, creo que la actitud de Estados Unidos y de Occidente en general es crucial. Ahora Estados Unidos ha tomado la delantera al decir: «Condenamos la violencia de ambos lados.» Y Europa hizo lo mismo. Eso significa que Xi siente menos presión sobre sus hombros. Puede que piense: «Ahora puedo centrar mi atención en enfrentar la cuestión de Hong Kong», que es un dilema al que él y esos funcionarios corruptos se enfrentan. De hecho, Xi también está preocupado por la guerra comercial, el declive de la economía china y la resistencia dentro de China. Si la represión de las protestas de Hong Kong tiene éxito, al menos uno de sus dolores de cabeza desaparece. Por lo tanto, Xi puede pensar que es hora de lanzar una represión armada.
Gao: Entonces, ¿crees que Hong Kong se encontrará con una situación como la del incidente [ocurrido] el 4 de junio?
Wei: Sí. Si la comunidad internacional muestra debilidad y envía una señal equivocada al PCCh, eso ciertamente sucederá. Xi definitivamente enviará tropas para reprimir a los manifestantes, porque no tiene otra opción. Actualmente la gente le está aconsejando que negocie con los manifestantes de Hong Kong para encontrar una salida. De hecho, es muy fácil. Acaban de llevar a cabo la Declaración Conjunta sino-británica, que lo dice todo claramente. Solo se tiene que seguir la Declaración y este problema se resolverá. Hong Kong no exige demasiado. Solo atenerse a la declaración, nada más. Nunca [los manifestantes] dijeron que querían la independencia. Solo un número extremadamente pequeño de personas busca la independencia, la inmensa mayoría no lo hace. Pero si no busca una solución política, la única opción que le queda es la represión militar.
Gao: ¿Qué hay del proyecto de ley de Estados Unidos, la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong? ¿Servirá de presión para el régimen chino?
Wei: Si ese proyecto de ley es aprobado y obtiene una firma de la Casa Blanca, se convertirá en ley estadounidense. Por lo tanto, debe aplicarse. El PCCh y Xi sopesarán el asunto. Si realmente usan la fuerza violenta, los hongkoneses no se retirarán. Incluso si envían tropas, no cederán, al igual que [no lo hizo] el pueblo de Beijing [en 1989]. Se producirá una feroz resistencia. Entonces se aplicarían sanciones reales y probablemente no se limitarían a Hong Kong. Por supuesto, Hong Kong será el primero. El trato favorable de que goza Hong Kong como economía desaparecerá. China se enfrentaría a sanciones generales, económicas y políticas. Como después del incidente del 4 de junio. Antes de la masacre de la plaza Tiananmen, la gente no le prestaba mucha atención. Después de todo, ellos eran extranjeros. Los asuntos chinos no estaban entre las preocupaciones inmediatas. Sin embargo, después de que las escenas [de la Plaza de Tiananmen] se hicieron públicas, la reacción de la gente fue muy fuerte. Las reacciones de los gobiernos también fueron fuertes. Así que este último [EE. UU.] tuvo que hacer un gesto de sanciones contra China. Entonces, en silencio, enviaron un mensaje a Deng y le aseguraron que esas medidas eran falsas. Aun así, la economía china se vio sustancialmente afectada. Si esa situación se produjera realmente, por decirlo de manera sencilla, el PCCh se derrumbaría más rápidamente.
Gao: Mientras tanto, Estados Unidos y China están a punto de firmar un acuerdo comercial de fase uno, aunque el espinoso asunto de la reducción de aranceles sigue siendo objeto de debate. ¿Se interpondrá Hong Kong en el camino de un acuerdo comercial? ¿En qué se diferencia la relación actual entre Estados Unidos y China de hace 30 años?
Wei: El contexto histórico actual es muy similar al anterior, pero no es exactamente el mismo. El presidente Bush había pensado que Deng podría crear oportunidades para que las empresas estadounidenses ganaran dinero, porque Deng abrió la economía de China, y los EE.UU. entraron en China y comenzaron a beneficiarse. Su poder de lobby era sorprendente. Al principio, antes de la Masacre, la gente común estadounidense no prestaba mucha atención a los asuntos chinos.
Sin embargo, en la actualidad nos enfrentamos a una situación diferente. El pueblo estadounidense común, los miembros del Congreso y los estadistas han notado la cruel represión en Hong Kong. Están indignados y no pueden tolerarlo. Todo senador o representante tendría miedo de anunciar públicamente que no apoya al pueblo de Hong Kong. Nadie se atrevería a decir esto. La moral de la nación es diferente a la de antes. Desde esa perspectiva el presidente Trump no se parece a Bush padre, que solo quería obtener beneficios: «No tenemos ninguna responsabilidad de todos modos, esos son tus asuntos internos». Sin embargo el desafío es que Trump está luchando contra China en este momento. Ya no se puede citar la excusa de que no interferimos en los asuntos internos de China. Por decirlo así, todo el mundo sentirá que estás traicionando al pueblo de Hong Kong. Y tus oponentes tomarán esto para morderte con vehemencia durante las elecciones del próximo año, ¿verdad? Por no hablar de que la mayoría demócrata de la Cámara de Representantes es la que más apoya a los manifestantes de Hong Kong. ¿Estás seguro de que los demócratas no atacarán [a Trump] con esto el año que viene? Definitivamente lo harán. Como analicé en un artículo hace unos días, perderán su liderazgo en el mundo si fracasan en el tema de Hong Kong, la primera línea de la democracia, luchando contra el autoritarismo. Nadie confiará más en ti y la culpa será enorme. Además, en China, después de que [Trump] supere este enorme desafío y haya estabilizado la situación interna, ¿Obedecerá Xi el acuerdo que alcanzó con usted? No lo hará. El PCCh nunca se sentará a la mesa de negociaciones a menos que esté significativamente debilitado. Si no se enfrentan a ningún desafío, ¿por qué sentirían la necesidad de obedecer el acuerdo? Al igual que en mayo, se echaron atrás. Así que si él [Xi] rompe el llamado «acuerdo de primera fase» del año que viene que aceptó firmar con usted, lo sentirán aún más incómodo al tratar de explicárselo a los votantes estadounidenses.
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