Mientras las autoridades chinas siguen restando importancia al número de víctimas mortales del brote de COVID-19 que se está produciendo en el país, los trabajadores sanitarios y los posteos en las redes sociales cuentan una historia radicalmente distinta.
En los datos publicados el 9 de enero, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de China reportó de 14,171 nuevos casos confirmados en las 31 provincias del país, con solo tres nuevas muertes. Las estadísticas diarias del organismo desde el 21 de diciembre no superan las cinco muertes diarias.
China se ha enfrentado a un aumento de los casos de COVID-19 en las últimas semanas después de que las protestas de noviembre provocaran un abrupto levantamiento de las duras políticas de cero COVID que mantuvieron a millones de personas encerradas durante tres años.
Los testimonios de primera mano describen hospitales saturados y un número masivo de muertes por el virus.
Xiao Ming (seudónimo), trabajador sanitario del Hospital Popular de Anshan, en la provincia nororiental china de Liaoning, declaró a The Epoch Times el 30 de diciembre que «cada vez mueren más pacientes antes de poder recibir el tratamiento oportuno… Cada día muere mucha gente; la morgue está llena de cadáveres». Los cadáveres se alinean en los pasillos del hospital y las oficinas administrativas, dijo Xiao.
«Hay tantos pacientes y no hay solución para ello», dijo Xiao. Mientras los hospitales se enfrentan a la escasez de personal y al agotamiento del mismo, las autoridades han hecho poco por ayudar al colapsado sistema médico chino, afirmó. En su lugar, siguen pasando por alto las estadísticas de mortalidad.
La línea del partido
Un artículo publicado el 1 de enero por la agencia estatal china de noticias Xinhua respalda los datos oficiales, quejándose de que la respuesta de China al COVID es eficaz pero está siendo «deliberadamente ignorada» por los medios de comunicación occidentales.
El artículo cita al epidemiólogo Liang Wannian, jefe del equipo de expertos de respuesta de la Comisión Nacional de Salud, quien declaró el 27 de diciembre que la primera oleada de la epidemia se había producido sin «enfermedades graves ni muertes a gran escala».
Industria funeraria en auge
Sin embargo, según posteos en las redes sociales, los crematorios de China están desbordados. Un video incluido en un posteo de Twitter del 28 de diciembre muestra decenas de cadáveres en fila para ser incinerados en una funeraria de la provincia nororiental china de Jilin.
Un video de Twitter del 27 de diciembre muestra un garaje subterráneo, convertido temporalmente en depósito de cadáveres para hacer frente al exceso de gente en una funeraria de Anshan. En el video, los trabajadores maniobran un ataúd en su lugar; los ataúdes se colocan de dos en dos en lo que normalmente serían espacios de estacionamiento.
Mientras tanto, un video del 28 de diciembre muestra los daños en un crematorio de Tangshan, en la provincia septentrional china de Hebei, que se incendió tras funcionar las 24 horas del día.
The Epoch Times intentó ponerse en contacto con varios crematorios de Tangshan y Anshan, pero las líneas telefónicas estaban ocupadas.
Residentes sorprendidos
Wang Tao (seudónimo), residente en el distrito Haidian de Beijing, en declaraciones a The Epoch Times el 30 de diciembre, declaró que China no avisó antes del repentino levantamiento de las restricciones de cero COVID.
No hubo ningún intento de abastecerse de los productos médicos más básicos, afirmó Wang, en una época del año en la que también proliferan otros virus como el de la gripe.
«Es extraño que el gobierno cierre todo el país durante el verano y el otoño, pero abra en invierno, la época en la que es más probable que se propague el virus», afirmó.
Wang señaló que el virus comenzó a propagarse justo cuando el PCCh abrió sus fronteras, permitiendo los viajes al extranjero. «El objetivo de [el PCCh] es aparentemente tratar de llevar el virus al mundo de nuevo, como lo que sucedió hace tres años».
Los críticos dicen que en diciembre de 2019, cuando el COVID-19 estalló por primera vez en Wuhan, China guardó silencio, lo que llevó a la propagación mundial del virus.
Datos externos: Las muertes se duplican semanalmente
Los datos simulados proporcionados por Airfinity, una compañía británica de datos de salud, mostraron que alrededor de 9000 personas murieron de COVID-19 cada día en China a partir del 29 de diciembre, casi el doble de la predicción de la semana anterior. Ese recuento se actualizó el 9 de enero para estimar 18,900 muertes diarias.
Airfinity prevé que las muertes por COVID-19 en China alcanzarán su punto álgido en torno al 23 de enero, con unas 25,000 muertes al día.
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