Numerosos estudios demuestran la relación entre el uso de plaguicidas y el aumento del riesgo de varios tipos de cáncer. Sin embargo, a diferencia del tabaquismo, la exposición de la mayoría de las personas a estas toxinas nocivas es demasiado pequeña para suponer una amenaza, lo que puede explicar por qué muchos parecen menos preocupados.
Sin embargo, un estudio publicado en junio descubrió que los pesticidas pueden introducir el mismo riesgo de cáncer que el tabaquismo, especialmente en comunidades con una gran producción agrícola.
«Si vives en una comunidad muy expuesta, tienes los mismos efectos nocivos que fumar», afirma Isain Zapata, autor del estudio y profesor asociado de la Facultad de Medicina Osteopática de la Universidad Rocky Vista de Colorado.
El uso de pesticidas y una mayor incidencia del cáncer
El estudio, publicado en Frontiers in Cancer Control and Society, analizó datos nacionales de todos los estados de EE.UU. y de 3143 condados para determinar el efecto de los distintos patrones de uso de pesticidas en las tasas de cáncer y lo comparó con el tabaquismo, un conocido factor de riesgo de cáncer.
Dado que las personas no suelen estar expuestas a un único pesticida, sino a un cóctel de varias sustancias químicas, los investigadores crearon diferentes perfiles de cómo se utilizan los pesticidas en la agricultura en varios condados, en lugar de analizar cada pesticida por separado. A continuación, compararon estos perfiles con las tasas de cáncer.
El estudio identificó los pesticidas más utilizados en los condados con patrones de uso vinculados a las tasas de cáncer más elevadas. Por ejemplo, la atrazina, ampliamente utilizada para eliminar las malas hierbas en cultivos en hileras como el maíz, la caña de azúcar y el sorgo, se relacionó con tasas más elevadas de cáncer de colon. El glifosato, por su parte, se asoció a tasas más elevadas de cáncer de colon, páncreas y todos los tipos de cáncer en general.
Aunque plaguicidas como el ciprodinil, que se utilizan para controlar una serie de enfermedades fúngicas, no se han investigado tanto por su riesgo de cáncer en comparación con la atrazina y otros plaguicidas ampliamente estudiados, también se descubrió que estaban relacionados con tasas elevadas de cáncer. Por ejemplo, los investigadores descubrieron que el ciprodinil estaba relacionado con la leucemia.
Sin embargo, Zapata, doctor en estadística aplicada, advirtió del peligro de interpretar el término «máximo» como «peor». Dijo que lo que se considera lo peor depende de la cantidad de pesticida que se utilice y de por qué. Aunque el estudio muestra los pesticidas clave, su impacto varía en función de las prácticas agrícolas de la zona. «Una región que cultiva maíz utilizará productos químicos diferentes que otra que cultiva naranjas. El ‘peor’ compuesto en una zona puede no ser relevante en otra», explica Zapata a The Epoch Times.
El riesgo de los pesticidas es mayor que el de fumar
En las regiones con una producción agrícola importante, los autores descubrieron que la exposición a los pesticidas presentaba un mayor riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer —sobre todo linfoma no Hodgkin, cáncer de vejiga y leucemia— que el tabaquismo.
Las regiones más afectadas por los riesgos de cáncer relacionados con los plaguicidas se encontraban principalmente en el Medio Oeste, conocido por su intensa actividad agrícola, en particular la producción de maíz. Estados como Iowa, Illinois, Nebraska, Misuri, Indiana y Ohio suelen aparecer en regiones vinculadas a un mayor riesgo añadido. Florida, fundamental en la producción de verduras y frutas, también mostró un mayor riesgo de cáncer.
Impacto en la salud
Aunque las leyes relativas al uso de pesticidas mejoraron gracias a la investigación sobre sustancias químicas ubicuas y nocivas como la atrazina, el estudio pone de relieve los peligros que plantean las combinaciones químicas específicas del uso de la tierra y los cultivos regionales, según los autores.
«Los productos químicos agrícolas que incluyen pesticidas y defoliantes como el Roundup (glifosato) y otros productos químicos similares parecen tener, en general, un efecto pro-cáncer. Estos productos químicos pueden hacerlo interfiriendo con el sistema inmunitario del cuerpo humano, que es la primera línea de defensa para combatir el cáncer», declaró a The Epoch Times el Dr. Yusuf Saleeby, médico de medicina holística e integrativa.
Independientemente de los peligros potenciales de estos pesticidas, la producción agrícola depende de ellos para mantener la productividad, dijo el Sr. Zapata. «Incluso cuando identificamos esos compuestos que son muy dañinos, los necesitamos porque no se puede tener la cantidad de productividad en esas regiones sin el uso de esos productos químicos. No es realista pensar que se pueden eliminar sin más».
Los investigadores esperan que sus hallazgos animen a la gente a prestar atención a la procedencia de sus productos y a las sustancias químicas a las que pueden estar expuestos sus alimentos.
Evitarlos es la clave
A pesar de los esfuerzos por reducir las enfermedades relacionadas con los pesticidas mediante la vigilancia y el control, los trabajadores agrícolas y los agricultores no reciben un control biológico regular. El Dr. Saleeby, que cuenta con más de 25 años de experiencia en medicina funcional, a veces realiza análisis de estas sustancias químicas en muestras de orina para iniciar tratamientos. Sin embargo, es posible que los exámenes rutinarios no incluyan estas pruebas, que beneficiarían a estas poblaciones.
El Dr. Saleeby ofreció algunas soluciones sencillas para las personas.
«Lo primero que se puede hacer es evitarlo. Evitar la exposición, como alejarse de una granja que utilice estos agentes, evitar cultivos o alimentos fumigados y comer lo más orgánico posible».
También sugirió administrar productos farmacéuticos y nutracéuticos que ayuden a «sacar» las toxinas del sistema. Entre ellos se encuentran los aglutinantes y la chlorella, un alga de agua dulce.
También sugiere participar en actividades que fomenten la excreción de líquidos, como beber más agua para favorecer la micción e ir a saunas para sudar posibles toxinas.
El Dr. Saleeby afirma que no existe un «libro de recetas» para controlar la exposición a los pesticidas. En su lugar, se necesita un enfoque individualizado.
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