Por primera vez desde 2018 Corea del Norte ha vuelto a operar en los últimos meses sus instalaciones para elaborar combustible para bombas atómicas, según revela un informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) hecho público este lunes.
La revelación supone un punto y aparte tras el proceso de acercamiento con Seúl y Washington abierto hace tres años, y subraya los planes de Pionyang de seguir desarrollando su programa nuclear a falta de posturas comunes que permitan siquiera retomar el diálogo sobre desnuclearización, estancado desde 2019.
El texto enumera indicios de que desde febrero el régimen ha retomado actividades de peso en el Centro de Investigación Nuclear de Yongbyon (unos 100 kilómetros al norte de Pionyang), reactivando primero su sistema para reprocesar combustible nuclear y, a partir de julio, su reactor experimental Magnox de 5 megavatios eléctricos.
El organismo nuclear de la ONU, que carece de acceso a Yongbyon y a cualquier otra instalación en el hermético país asiático y basa su informe en imágenes por satélite y otro tipo de información, ha tachado estas actividades de «profundamente preocupantes».
Laboratorio de reprocesamiento
El informe indica que la planta térmica que provee vapor al laboratorio radioquímico de Yongbyon -encargado de reprocesar el combustible usado en el reactor Magnox para obtener plutonio para bombas atómicas- ha estado operativa desde mediados de febrero de este año hasta principio de julio.
«Ese periodo de cinco meses es coherente con el tiempo necesario para reprocesar un núcleo completo de combustible irradiado del reactor», según explica el OIEA basándose en información facilitada a principio de la década de los años noventa por el propio régimen norcoreano.
Usando también fotos por satélite, centros de estudios surcoreanos habían alertado ya en los últimos meses de que el laboratorio mostraba movimiento por primera vez desde 2019 y que este plazo de actividad parecía ser tan largo como en las campañas de reprocesamiento vistas en 2003, 2005, 2009 y 2016.
De este modo, de febrero a julio, el laboratorio de Yongbyon parece haber tratado una carga completa del reactor (unas 50 toneladas de combustible gastado) que habría estado almacenada.
Reactivación del reactor
Pero es la reactivación del reactor Magnox (donde comienza de nuevo todo el proceso, al generarse más uranio gastado que luego el laboratorio radioquímico puede transformar en plutonio para bombas) la que disipa dudas sobre los planes de Pionyang para con su programa atómico.
Según el documento del OIEA, desde principio de julio «ha habido indicios, incluida la descarga de agua refrigerante, coherentes con el funcionamiento del reactor» de Yongbyon.
El estudio, remitido a la junta de Gobernadores del OIEA el pasado viernes, subraya que entre diciembre de 2018 (cuando Pionyang había mantenido ya una cumbre con Washington y se disponía a celebrar una segunda) y principios del pasado julio no se habían detectado indicios de que el Magnox hubiera vuelto a funcionar.
El informe explica que la actividad ha persistido además en el reactor experimental de agua ligera -en construcción desde 2009- que hay en Yongbyong o en el complejo minero de Pyongsan (120 kilómetros al sur de Pionyang), uno de los puntos de donde Corea del Norte obtiene uranio para el reactor Magnox.
También en el llamado complejo de Kangson, un recinto a las afueras de la capital norcoreana que se cree que juega un papel en el enriquecimiento de uranio dentro del programa nuclear.
«Clara violación» de las resoluciones
El OIEA considera que todas estas actividades «son motivo de profunda preocupación» y que constituyen una «clara violación» de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU promulgadas contra Pionyang por su desarrollo de armas de destrucción masiva.
Este nuevo informe se da a conocer después de que el régimen decidiera volver a interrumpir este mes las comunicaciones con Seúl en protesta por la celebración de maniobras militares conjuntas entre Corea del Sur y EE. UU. en el sur de la península.
A su vez, la pasada semana Washington volvió a insistir en que está dispuesto a reunirse con Pionyang «donde y cuando sea» para retomar las conversaciones sobre desnuclearización sin obtener por el momento respuesta norcoreana.
Ese diálogo sobre desarme está estancado desde la fracasada cumbre de Hanói de febrero de 2019, donde Pionyang ofreció precisamente desmantelar parte de los centenares de instalaciones que hay en Yongbyon, propuesta que Washington consideró insuficiente para levantar sanciones.
De momento la respuesta tras darse a conocer el informe ha sido de perfil bajo en Seúl, donde portavoces de los Ministerios de Exteriores y Defensa han indicado que las autoridades mantienen la monitorización de la actividad nuclear de Pionyang, pero sin que la oficina presidencial se haya pronunciado aún al respecto.
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