Las mascarillas de tela son de poca utilidad contra COVID-19, según un análisis publicado recientemente.
Las autoridades sanitarias federales y una serie de jurisdicciones exigen o recomiendan el uso de mascarillas como forma de limitar la propagación del virus que causa COVID-19.
Sin embargo, un trío de investigadores analizaron los estudios que suelen citar las autoridades y descubrieron que están mal diseñados y que ofrecen escasas pruebas que respalden el uso de las mascarillas.
Muchos de los estudios son observacionales, lo que los expone a variables que causan confusión, señalan los investigadores en su análisis (pdf), publicado el 8 de noviembre por Cato Institute.
De 16 ensayos controlados aleatoriamente que comparaban la eficacia de las mascarillas con grupos de control sin mascarillas, 14 no lograron encontrar un beneficio estadísticamente significativo, según los investigadores. De los 16 meta-análisis cuantitativos, la mitad mostraron evidencias débiles de la efectividad de las mascarillas, mientras que los demás «fueron ambiguos o críticos en cuanto a si las evidencias apoyan una recomendación pública de las mascarillas», añadieron.
«Lo más importante es que más de 100 años de intentos de demostrar que las mascarillas son beneficiosas han producido un gran volumen de pruebas, en su mayoría de baja calidad, que en general no demuestran su valor en la mayoría de los entornos», dijo a The Epoch Times el Dr. Jonathan Darrow, profesor adjunto de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard, a través de un correo electrónico.
«Los funcionarios que están considerando las recomendaciones sobre el uso de las mascarillas deberían centrar su atención en intervenciones que tienen beneficios mayores y más seguros, como las vacunas. Según las pruebas disponibles en la actualidad, las mascarillas son sobre todo una distracción en la importante tarea de promover la salud pública», añadió.
Un estudio muy citado (pdf) de los defensores de las mascarillas, realizado en aldeas rurales de Bangladesh, descubrió que las mascarillas quirúrgicas parecían ser eficaces para reducir el COVID-19 sintomático, pero que las mascarillas de tela no lo eran, señalaron Darrow y sus colegas. El otro ensayo controlado aleatorio en el mundo real que examinó la eficacia de las mascarillas, realizado en Dinamarca, no encontró una diferencia estadísticamente significativa en las infecciones entre los grupos con y sin mascarilla.
«El resto de las evidencias clínicas disponibles se limitaban principalmente a datos observacionales no aleatorios, que se prestan a confusión», señalaron los investigadores, incluyendo la contabilización de otras diferencias de comportamiento entre las personas que no usan mascarillas.
Lo que sí afirmaron es que existen pruebas de que las mascarillas reducen la dispersión de las gotas, aunque es poco probable que las mascarillas de tela capturen las partículas incluso si las personas se las ponen correctamente.
Debido a la pandemia de COVID-19, los responsables políticos no pueden esperar a contar con pruebas de mayor calidad para apoyar el uso de mascarillas, pero desde un punto de vista ético, deberían «abstenerse de presentar las pruebas como más sólidas de lo que realmente son», concluyeron los investigadores.
COVID-19 es la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino). El virus del PCCh también se conoce como coronavirus o SARS-CoV-2.
La opinión de algunos expertos externos coincide con la de los investigadores, como el Dr. Martin Kulldorff, director científico del Instituto Brownstone.
«La verdad es que solo ha habido dos ensayos aleatorios de mascarillas para el COVID. Uno fue en Dinamarca, que demostró que podrían ser ligeramente beneficiosas y podrían ser ligeramente perjudiciales, nosotros no lo sabemos realmente, el intervalo de confianza como que cruzó el cero», dijo Kulldorff. «Luego hubo otro estudio de Bangladesh en el que se asignó aleatoriamente a los aldeanos el uso de mascarillas o no y la eficacia de las mascarillas para reducir COVID fue de entre el cero y el 18%. Así que, o no hubo efecto o fue muy mínimo».
Algunos expertos, sin embargo, afirman que las pruebas existentes sí respaldan las recomendaciones de uso de mascarillas y varios reaccionaron con fuerza ante el nuevo análisis.
El análisis suscitó algunas críticas, entre ellas la de Kimberly Prather, directora del Centro de la Fundación Nacional de Ciencias para el Impacto de los Aerosoles en la Química del Medio Ambiente.
Prather señaló que los investigadores dijeron que las mascarillas reducen la cantidad de virus en el aire y creía que eso iba en contra de sus conclusiones.
Darrow respondió diciendo que la cantidad de virus en el aire es algo indirecto, no es un punto de referencia clínico.
«La cantidad de patógeno en el aire (que se inhala) determina directamente la dosis. Esto es lo que se relaciona directamente al riesgo», escribió Prather en Twitter. «¿O puede explicar cómo baja cantidad de virus en el aire puede ser un riesgo mayor? Es equivalente a decir baja cantidad de patógenos en el agua potable es un riesgo mayor. Así que ¿no hay que filtrar el agua?”.
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