Alguien me envió un mensaje de texto a primera hora del 11 de octubre que decía:
“Tulsi Gabbard deja el Partido Demócrata. ¿Vicepresidente para Trump?
Hablando de sinergia, había estado pensando exactamente lo mismo en el momento en que lo recibí.
¿Podríamos estar solos? Tiendo a dudarlo.
Como mínimo, la elección de Gabbard supondría una comparación sorprendente en muchos niveles con Kamala Harris, aunque es muy poco probable que nuestra actual vicepresidente esté cerca de la papeleta presidencial demócrata de 2024.
Ese partido trata de mantener a Kamala fuera de la vista tanto como sea posible ahora, pero incluso a pesar de que la envíen tan lejos como la frontera de Corea del Norte y del Sur, parece tener problemas para recordar cuál es nuestro aliado. Una segunda vicepresidencia no está en sus cartas.
Sin embargo, a pesar de Harris, el caso de Gabbard no es frívolo. Su declaración en video sobre dejar formalmente el Partido Demócrata es tan elocuente y bien tomada como la de cualquier posible candidato republicano a la vicepresidencia que se me ocurra:
«No puedo seguir en el Partido Demócrata de hoy. Está ahora bajo el completo control de una cábala elitista de belicistas impulsados por la cobardía, que nos dividen racializando cada asunto y avivando el racismo antiblanco, que trabajan activamente para socavar nuestras libertades consagradas por Dios en nuestra Constitución, y que son hostiles a la gente de fe y espiritualidad, que demonizan a la policía, que protegen a los criminales a expensas de los estadounidenses respetuosos de la ley, que creen en las fronteras abiertas, que arman el estado de seguridad nacional para ir tras sus oponentes políticos, y sobre todo, que nos están arrastrando cada vez más cerca de la guerra nuclear».
¡Amén, hermana!
No me importa si alguna vez se une oficialmente al Partido Republicano. Ella está muy por delante de muchos de los RINO que actualmente tienen posiciones de liderazgo en el partido.
Lo que este país necesita desesperadamente en este momento es un pensamiento original, no la línea tradicional del partido. ¿No preferirías la pasión de esta mujer a lo que a menudo escuchamos del liderazgo del Comité Nacional Republicano?
También ha pedido a otros demócratas desencantados que se unan a ella.
Y, por supuesto, está el pequeño asunto de finalmente unir de nuevo a este país. El propio Trump, por mucho que lo ame, tiene grandes problemas para hacer esto, especialmente porque ha sido caracterizado de una manera sumamente injusta durante mucho tiempo.
Tulsi Gabbard está posicionada para, al menos, llegar a parte de la población.
Por supuesto, los demócratas de izquierda la descartarán. Es una apóstata. Pero son inútiles en su mayor parte. El centro del país sigue aquí. Deberíamos tratar de salvarlo.
Escribo esto muy consciente de que puede que no esté de acuerdo con Tulsi en todo. (Ni siquiera estoy de acuerdo conmigo mismo en todo). Lo escribo con el deseo de hacer avanzar las cosas en los peores momentos.
También soy muy consciente de que hay otros candidatos republicanos a la vicepresidencia que valen la pena, en particular el gobernador Ron DeSantis, quien ciertamente merece ser presidente algún día. Sería uno de los grandes. Ha hecho un trabajo excelente en Florida y ha seguido haciéndolo con Ian, restableciendo milagrosamente la electricidad en el estado en cuestión de días.
Pero Trump claramente tiene a las bases republicanas detrás de él como nadie en nuestras vidas. A menos que decida lo contrario, lo que parece cada vez más improbable, él será el candidato, y Tulsi como compañera de fórmula no parece una mala idea en este momento. Seguro que vencería a Mike Pence.
Otra cosa que vale la pena señalar es el momento propicio de su salida del Partido Demócrata, justo antes de las elecciones intermedias.
Esto es particularmente bueno para el estado de Nueva York, donde puede sumarse a que ese estado, plagado de delincuencia, finalmente entre en razón en las elecciones a la gobernación, si no fuera por un tiroteo desde un vehículo frente a la casa del candidato republicano, Lee Zeldin. Suficiente.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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