Por qué los republicanos no podrán ganar en 2020

Por Robert Epstein
24 de febrero de 2020 1:05 PM Actualizado: 24 de febrero de 2020 1:05 PM

Comentario

Cuando se trata de manipulación electoral, las compañías tecnológicas estadounidenses de izquierda hacen que los rusos parezcan aficionados.

No importa qué candidato débil nominen los demócratas, e incluso con la ayuda de Rusia, Donald Trump no podrá ganar las elecciones de 2020. Por eso, en las contiendas nacionales en las que los márgenes de victoria proyectados son pequeños -digamos, menos del 5% o más- los republicanos en general tienen probabilidades de perder.

Esto se debe a las nuevas fuerzas de influencia que Internet ha hecho posible en las últimas décadas y que las grandes empresas de tecnología—Google más agresivamente que cualquier otra—han estado decididas a perfeccionar desde el Día del Armagedón—oh, perdón, el día de las elecciones—en 2016.

Para que quede constancia, no soy ni conservador ni partidario de Trump. Pero amo la democracia y a Estados Unidos más de lo que amo a ningún partido o candidato en particular, y una rigurosa investigación que he estado realizando desde 2013 muestra que las compañías de Big Tech ahora tienen un poder sin precedentes para influir en las elecciones.

Aunque celebro el hecho de que el 95% de las donaciones de las empresas de tecnología y sus empleados se destinen a los demócratas, no puedo quedarme de brazos cruzados y ver cómo estas empresas debilitan la democracia. Mientras siga respirando, haré todo lo que pueda para evitar que eso suceda y, para que conste, NO soy un suicida.

La amenaza que estas compañías representan no es nada trivial. Por un lado, pueden cambiar opiniones y votos de muchas formas que la gente no puede detectar.

¿Recuerdan los rumores sobre ese cine en Nueva Jersey que hizo que la gente comprara más Coca-Cola y palomitas de maíz usando mensajes subliminales incrustados en una película? Bueno, esos rumores eran un poco exagerados, esos mensajes en realidad tuvieron un efecto mínimo, pero Google y la Pandilla ahora controlan una amplia variedad de métodos subliminales de persuasión que pueden, en minutos, cambiar las preferencias de voto del 20% o más de los votantes indecisos sin que nadie tenga la menor idea de que fueron manipulados.

Peor aún, pueden utilizar estas técnicas sin dejar un rastro de papel que las autoridades puedan rastrear. En una filtración de correos electrónicos de Google al Wall Street Journal en 2018, un Googler preguntó a sus colegas cómo la compañía puede usar «experiencias efímeras» para cambiar la opinión de la gente sobre la prohibición de viajar de Trump.

Las experiencias efímeras son aquellas sensaciones fugaces que tenemos todos los días cuando vemos contenido online que se genera espontáneamente y no se almacena en ningún sitio: noticias, sugerencias de búsqueda, resultados de búsqueda, etc. Ninguna autoridad puede retroceder en el tiempo para ver qué sugerencias o resultados de búsqueda se mostraron, pero docenas de experimentos aleatorios, controlados y a ciegas que he llevado a cabo demuestran que ese contenido puede cambiar drásticamente las opiniones y las preferencias de voto. ¿Ve el problema?

Hablando de contenido, me estoy cansando de ver titulares sobre la interferencia rusa en nuestras elecciones. A menos que los rusos descubran de repente cómo hackear masivamente nuestras máquinas de votación—y nos avergonzaremos si somos lo suficientemente incompetentes para dejar que eso ocurra—no hay pruebas de que malos actores como Rusia o la ya desaparecida Cambridge Analytica puedan cambiar más de unos pocos miles de votos aquí y allá. En términos generales, todo lo que pueden hacer es lanzar algún contenido sesgado en Internet. Pero el contenido ya no es el problema.

Todo lo que importa ahora es quién tiene el poder de decidir qué contenido ve o no la gente (censura), y en qué orden se presenta ese contenido. Ese poder está casi enteramente en manos de los arrogantes ejecutivos de dos compañías estadounidenses. Sus algoritmos deciden qué contenido se suprime, el orden en el que se muestra el contenido, y qué contenido se vuelve viral. Se puede contrarrestar un anuncio de televisión con otro anuncio de televisión, pero si los ejecutivos de tecnología están apoyando a un candidato o partido, no se puede contrarrestar sus manipulaciones.

Olvídense de los rusos. Como dije cuando testifiqué ante el Congreso el verano pasado, si nuestras propias compañías de tecnología favorecen al mismo candidato presidencial este año—y eso parece probable—calculo que pueden cambiar fácilmente 15 millones de votos para ese candidato sin que la gente lo sepa y sin dejar un rastro de papel.

Por cierto, cuanto más se sabe de alguien, es más fácil manipularlo. Google y Facebook tienen millones de datos sobre cada votante estadounidense, y dirigirán sus manipulaciones a nivel individual para cada votante en cada estado indeciso. Nadie en el mundo excepto Google y Facebook puede hacer eso.

En el famoso discurso de despedida del Presidente Eisenhower en 1961, él advirtió no solo del surgimiento de un complejo militar industrial; también advirtió sobre el surgimiento de una «élite tecnológica» que algún día podría controlar nuestro país sin que nosotros lo supiéramos.

Ese día llegó, amigos míos, y es demasiado tarde para que cualquier ley o reglamento haga la diferencia, al menos en las próximas elecciones. Solo hay una manera en este momento de conseguir que estas empresas quiten sus dígitos de la balanza, y es hacerles lo que nos hacen a nosotros y a nuestros hijos todos los días: vigilarlos agresivamente.

Tenemos que mirar sobre los hombros de un grupo diverso de miles de votantes estadounidenses—con su permiso, por supuesto—para agregar y medir el contenido efímero que Google y la Pandilla están mostrando todos los días. Cuando se detecta un sesgo con el potencial para influir en los votos, es necesario informar inmediatamente a los medios de comunicación, a la Comisión Federal de Elecciones, a los miembros del Congreso y a otras autoridades. Esto obligará a los ejecutivos de tecnología a retroceder; si no lo hacen, se arriesgarán a sufrir humillaciones, multas y, muy posiblemente, a ser procesados penalmente.

Estoy construyendo un sistema de este tipo ahora, una versión muy ampliada de los sistemas de vigilancia que desplegué en 2016 y 2018. Si valoran la democracia, deséenme suerte, o mejor aún, denme su apoyo.

Robert Epstein, antiguo editor en jefe de «Psychology Today», es psicólogo investigador senior del Instituto Americano de Investigación y Tecnología del Comportamiento. Ha publicado 15 libros y más de 300 artículos sobre la inteligencia artificial y otros temas. Para leer el testimonio completo del Dr. Epstein ante el Congreso, haga clic aquí. Para obtener más información o para apoyar su investigación sobre la influencia en Internet, visite MyGoogleResearch.com. Sígalo en Twitter @DrREpstein.

***

¿Sabías?

Google estaría intentando evitar la reelección de Trump

Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.