Comentario
El periódico New York Post publicó el 14 de octubre de 2020 un artículo que revelaba que Hunter Biden había abandonado supuestamente una laptop en una tienda de informática en Delaware, y que debido a la naturaleza explosiva del contenido de esa laptop, había terminado en posesión del FBI y del fiscal federal de Delaware, posiblemente como evidencia para investigaciones federales en curso.
Más tarde, después de que saliera a la luz la historia de la laptop, un funcionario no identificado del Departamento de Justicia reveló que una investigación del FBI sobre presunto lavado de dinero había comenzado en 2019. En diciembre de 2020, se reveló que una investigación federal sobre los asuntos fiscales de Hunter Biden había comenzado hace dos años, por el año 2018.
¿Soy yo o a alguien más le sorprende que no se haya filtrado a los medios de comunicación ningún detalle de la investigación federal sobre Hunter Biden y sus socios comerciales desde que se publicó ese artículo del New York Post?
El marcado contraste partidista entre la investigación de la familia de Joe Biden y la investigación de la familia de Donald Trump es cada vez más evidente.
La investigación de una familia prominente conllevó numerosas filtraciones a los medios de comunicación. La investigación de la otra familia avanzó durante más de dos años en completo silencio radiofónico —interrumpido únicamente por un breve estallido de dos semanas causado por ese artículo del New York Post.
La investigación del FBI sobre la campaña de Trump fue bautizada como «Huracán Crossfire», y lo supimos unos meses después de que Trump hubiera jurado su cargo. ¿En qué momento vamos a saber qué nombre en clave se le ha dado a la investigación federal de más de dos años sobre los negocios extranjeros de Hunter Biden?
Todo el mundo en Washington sabe que Hunter Biden es objeto de una investigación federal y, sin embargo, es cada vez más evidente que los medios de comunicación corporativos no están poniendo ningún esfuerzo en investigar esta importante historia para informar al público sobre ella. Se limitan a enterrar la historia como un asunto sin importancia cada vez que se ven obligados a abordarla.
¿Desinformación rusa?
Siempre que se ha abordado el tema, el propio Joe Biden insiste en que la investigación federal sobre su hijo Hunter y los asociados a sus negocios se basa en la «desinformación rusa«. Si bien esa evasiva puede haber funcionado antes de las elecciones, que Biden siga recurriendo a ella como respuesta estándar después de las elecciones es revelador, especialmente después de que Hunter reconociera que la investigación de sus asuntos fiscales es real.
El 22 de diciembre, el periodista de Fox News Peter Doocy preguntó a Biden: «Señor presidente electo, ¿sigue pensando que las historias del otoño sobre su hijo Hunter eran desinformación rusa y una campaña de desprestigio como usted dijo?».
«Sí, sí, sí. Dios te ama, hombre. Eres un poni de un solo caballo», respondió Biden mientras se alejaba.
El actual presidente dejó claro cuál es el tema de conversación aprobado cuando se trata de que los fiscales federales indaguen en los negocios de su familia en Ucrania, China, Rusia y otros lugares. El asunto debe ser descartado como una operación de desinformación rusa.
Un marcado contraste en la nueva cobertura de los medios de comunicación
Contrasta la ignorancia de los principales medios de comunicación del escándalo de Hunter Biden con la de su implacable cobertura partidista de la familia Trump.
El público estadounidense tuvo que esperar unos meses después de la toma de posesión del presidente Donald J. Trump para enterarse de que él y miembros clave de su equipo de campaña habían sido objeto de una investigación federal durante las elecciones de 2016. Esa investigación era la de contrainteligencia del FBI, apodada «Huracán Crossfire». El Huracán Crossfire se transformó rápidamente en la investigación del abogado especial Mueller.
Incluso antes de la constitución del abogado especial, abundaron las filtraciones del FBI sobre la investigación del gobierno federal sobre la supuesta colusión entre la campaña Trump y el gobierno ruso de Vladimir Putin. Y luego, durante todo el mandato de la oficina del abogado especial Mueller, se produjeron multitud de filtraciones relativas al trabajo del abogado especial a los medios de comunicación.
El público se enteró de que Hunter Biden era objeto de una investigación federal semanas antes de que se realizaran las elecciones de 2020—a pesar de los mejores esfuerzos de los medios corporativos y de las plataformas de las Big Tech para suprimir la historia y ocultarla a los votantes.
Y sin embargo, durante una investigación de dos años sobre un miembro de una de las familias políticas más poderosas del país, no solo no hubo filtraciones de la investigación federal antes de las elecciones de 2020, sino que tampoco las hubo después.
Y ello a pesar de que un asociado clave de la familia Biden en los negocios, Tony Bobulinski, salió públicamente como denunciante y concedió varias entrevistas de alto nivel a los medios de comunicación, ya a finales de octubre de 2020. En esas entrevistas, Bobulinski proporcionó una gran cantidad de detalles sobre cómo los Biden supuestamente fueron a establecer acuerdos comerciales potencialmente turbios.
Eso fue a finales de octubre. Ahora estamos a finales de enero. Han pasado tres meses. ¿Dónde están todas las noticias de los principales medios de comunicación sobre la investigación de Hunter Biden?
No hay noticias de este tipo, ya que cada vez es más evidente que no serán los medios de comunicación los que pidan cuentas a la administración Biden.
Lejos de pedir cuentas a la Casa Blanca de Biden, los medios de comunicación corporativos ya están mostrando con entusiasmo su intención de jugar a ser los animadores de la agenda de la nueva administración. No tienen ningún interés en investigar los posibles escándalos de la familia Biden—incluso los más evidentes.
Tendrán que ser los medios de comunicación independientes los que hagan el verdadero periodismo que se necesita más que nunca para que nuestro gobierno rinda cuentas.
Brian Cates es un escritor que vive en el sur de Texas y autor de «Nadie me pidió mi opinión… ¡Pero aquí está de todos modos!». Se puede contactar con él en Twitter @drawandstrike.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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