NUEVA YORK. Mientras las autoridades mundiales se reunieron en Manhattan para participar en la 76° sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), un grupo de practicantes de Falun Gong meditó en silencio y sostuvo pancartas para crear conciencia sobre la persecución que el Partido Comunista Chino (PCCh) lleva en su contra.
Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una práctica espiritual que incluye ejercicios de meditación y enseñanzas basadas en los principios de verdad, benevolencia y tolerancia. Creció en popularidad durante la década de 1990 y de 70 a 100 millones de personas lo practicaban en China a fines de la década, según estimaciones oficiales realizadas en ese momento.
El PCCh se sintió amenazado por su popularidad y lanzó una campaña de eliminación sistemática en julio de 1999. Desde entonces, millones de practicantes han sido detenidos dentro de prisiones, campos de trabajo forzado y en otras instalaciones. Cientos de miles han sido torturados mientras estaban encarcelados, según el Centro de Información de Falun Dafa.
Jacek Krzywinski, una de las personas que protestaban frente al edificio de la ONU, dijo que quiere crear «conciencia sobre lo que está sucediendo en China. Porque ellos no tienen… ninguna voz allá, así que estamos aquí. Somos su voz aquí en Estados Unidos».
Krzywinski declaró que espera que la ONU haga algo sobre lo que está sucediendo en China, dijo, «probablemente sepan lo que está sucediendo en China«.
Tom Tang, un practicante de Falun Gong que ahora vive en Nueva York, le dijo a The Epoch Times que habían estado fuera del edificio de la ONU esta semana para decirle a la gente de todo el mundo que el PCCh es muy malvado. “Sólo queremos que la ONU ayude a detener la persecución de Falun Gong. Y que ayude a impedir que el gobierno chino [haga] el mal”, dijo Tang.
Uno de los males a los que se refirió Tang se refiere a la extracción forzada de órganos a practicantes de Falun Gong detenidos por el PCCh, lo que fue confirmado durante el 2019 por un tribunal popular. El régimen chino luego usa los órganos en su lucrativa industria de trasplantes de órganos.
Helen Huang, que estaba parada en un cruce de caminos a una cuadra del edificio de la ONU, le pedía a la gente que firmara una petición para que se termine el PCCh.
Huang dijo que, si el PCCh se derrumba, “primero, el pueblo chino tendrá libertad y, lo que es más importante, los practicantes de Falun Dafa en China serán libres. Muchos de ellos están ahora en prisión”.
Una de sus amigas de Shenzhen fue encarcelada, dijo Huang. Los guardias le afeitaron todo el cabello y cree que agregaron drogas desconocidas a su comida para debilitarla mentalmente.
Su esposo la abandonó debido a la persecución, sin embargo, ella se negó a renunciar a su creencia espiritual.
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