Las solicitudes de los legisladores estadounidenses para que se apruebe un proyecto de ley que requiera una revisión anual para determinar si Hong Kong debe seguir disfrutando de privilegios comerciales especiales suscitaron una agria respuesta del régimen chino.
La Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong, introducida por primera vez en junio, recibió un creciente apoyo de funcionarios estadounidenses en medio de la escalada de disturbios en Hong Kong durante los últimos tres meses. Las protestas se iniciaron por un controversial proyecto de ley de extradición que permitiría que la gente fuera transferida a Beijing para ser juzgada, pero ahora se ha transformado en llamados a la democracia mucho más amplios.
A pesar del traspaso de Hong Kong al dominio chino en 1997, Estados Unidos siguió tratando a Hong Kong como una entidad separada del continente en cuestiones de economía y comercio. Por ejemplo, Hong Kong no enfrenta los aranceles que Estados Unidos está imponiendo a las importaciones chinas.
Como muestra de apoyo a los manifestantes en Hong Kong, un grupo bipartidista de legisladores estadounidenses reintrodujo en junio la legislación que requiere que el Secretario de Estado certifique anualmente que la ciudad es lo suficientemente autónoma como para justificar el trato especial que actualmente se le otorga.
Varios legisladores estadounidenses han reiterado sus llamados para que se apruebe dicha legislación aún después de que la líder de Hong Kong, Carrie Lam, anunciara el 4 de septiembre, que el proyecto de ley de extradición sería retirado formalmente, una medida que recibió respuestas de que era «demasiado poco, demasiado tarde».
«En el Congreso de Estados Unidos esperamos avanzar rápidamente en la Ley bipartidista de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong para reafirmar el compromiso de Estados Unidos con la democracia, los derechos humanos y el estado de derecho ante la represión de Beijing», dijo la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi (demócrata de California), en una declaración emitida el 4 de septiembre.
En la misma fecha, el líder de la minoría en el Senado, el demócrata Chuck Schumer, de Nueva York, dijo en su twitter: «Traigamos al debate la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong [y] votemos».
También el senador republicano Marco Rubio, de Florida, reiteró en sus declaraciones un llamado al Congreso para que apruebe el proyecto de ley.
En respuesta a la legislación bipartidista, el régimen chino instó a los parlamentarios estadounidenses a dejar de presionar con su «relevante legislación relacionada con Hong Kong», advirtiendo que ésta tendría un impacto negativo en las relaciones bilaterales.
«Algunos en Estados Unidos todavía se aferran obstinadamente a un camino equivocado», dijo el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, en una conferencia de prensa realizada el 6 de septiembre, y agregó que tales acciones equivalen a interferir en los «asuntos internos» de China.
Una petición de la Casa Blanca creada el 4 de septiembre para que el Congreso de Estados Unidos apruebe la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong ha obtenido más de 134.000 firmas en sólo tres días, superando las 100.000 necesarias para que la Casa Blanca responda.
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