Nota del editor: Este artículo contiene detalles gráficos de tortura y agresión sexual.
Un preso de conciencia, recientemente liberado de una condena de 7 años en una conocida prisión de la ciudad china de Tianjin, ha descrito que fue sometido a una serie de brutales métodos de tortura, incluido el abuso sexual.
Zhou Xiangyang, de 49 años, practicante de Falun Gong y exingeniero, fue liberado el 1 de marzo de la prisión de Tianjin Binhai, según Minghui.org, un sitio web con sede en Estados Unidos que documenta la campaña de persecución del Partido Comunista Chino (PCCh) contra la práctica espiritual.
Mientras estuvo encarcelado, Zhou afirmó que sufrió torturas a manos de los reclusos y los guardias, como electrocución, alimentación forzada, que lo rociaran con gas pimienta y agresiones en sus partes íntimas.
Semanas después de su liberación, Zhou presentó sus quejas ante las autoridades judiciales de China, incluyendo la Oficina de Justicia de Tianjin, la Oficina de Prisiones de Tianjin y el Ministerio de Justicia.
Este tipo de relatos de tortura y trato inhumano son habituales entre los practicantes de Falun Gong detenidos por el PCCh por el mero hecho de negarse a renunciar a su fe.
Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una práctica espiritual que se basa en tres principios básicos: verdad, benevolencia y tolerancia, junto con cinco ejercicios de movimiento lento. Tras hacerse pública en 1992, los practicantes de esta disciplina en China aumentaron hasta 100 millones de personas en 1999. Al considerar la popularidad de la práctica una amenaza para su régimen autoritario, el régimen comunista lanzó una campaña de persecución nacional para erradicarla.
Desde entonces, millones de practicantes han sido detenidos en prisiones, campos de trabajo y centros de detención de todo el país.
Tortura y abusos
En marzo de 2015, Zhou y su esposa Li Shanshan, también practicante, fueron detenidos por su persistencia en practicar Falun Gong, según Minghui. Las autoridades chinas los condenaron a 7 y 6 años de prisión respectivamente.
Él cumplió su condena en la prisión de Tianjin Binhai.
Para protestar por su encarcelamiento, Zhou llevó a cabo una huelga de hambre durante toda su condena, por lo que fue sometido a la alimentación forzada de forma periódica. Al empeorar su salud, Zhou quedó postrado en una silla de ruedas.
En noviembre de 2020, el preso de conciencia fue trasladado a otra sección de la prisión, el bloque 10. Allí empezó a experimentar diversos métodos de tortura infligidos tanto por los reclusos como por los guardias.
«En la tarde del primer día en el bloque 10, un guardia llamado Zang Haixu me llevó al hospital de la prisión para alimentarme a la fuerza, con dos reclusos, Zhao Shuopeng y Bai Zongming, empujando mi silla de ruedas», escribió Zhou en su denuncia oficial. «De regreso, el guardia puso una excusa, me dio una descarga con su porra eléctrica y me roció con pimienta en el ojo cuando estábamos en un lugar no visible para las cámaras de vigilancia».
En los meses siguientes, el guardia Zang amenazó regularmente a Zhou con más descargas eléctricas, gas pimienta y golpes, según la denuncia.
Pocos días después del traslado de Zhou al nuevo bloque, otro guardia, Liang Hanwen, organizó un equipo de tres reclusos y les encomendó la tarea de maltratar rutinariamente a Zhou, reportó Minghui.
Uno de los reclusos, Pan Xin, aplicó una serie de perversos métodos de tortura.
Mientras los otros dos reclusos sujetaban a Zhou, Pan pellizcaba repetidamente los pezones de Zhou hasta que supuraban líquido. Utilizó una fuerza extrema para apretar los genitales de Zhou durante largos periodos hasta que las zonas afectadas se infectaron, se hincharon y deformaron, según Minghui.
Otros tipos de tortura y trato degradante infligidos por Pan incluían escupir en la cara de Zhou, presionar la zona del pecho con gran fuerza y mezclar su comida líquida con orina embotellada antes de hacerla pasar por la garganta de Zhou.
En cuatro ocasiones, Pan, en presencia de los guardias de la prisión Liang o Zang, utilizó sus dedos cubiertos con guantes para penetrar el ano del practicante para atormentarlo, según Minghui. Además, Zang aplicó spray de pimienta en el guante de Pan para causar mayor irritación.
La víctima dijo que gritó pidiendo ayuda en esos momentos angustiosos, pero no recibió ayuda, aunque sus gritos podían oírse a través del pasillo, según la denuncia. En una ocasión, tuvo graves dificultades para respirar, por lo que los agresores tuvieron que interrumpir sus abusos y llevarlo al hospital interno de la prisión para que recibiera oxígeno.
Zhou denunció sus experiencias de tortura al jefe de la guardia Gao Peizhi en busca de ayuda, pero normalmente solo recibía tratos más severos infligidos como castigo, a veces el mismo día de su denuncia, según Minghui.
En una ocasión, el guardia Zang le propinó una descarga eléctrica como represalia. «He oído que has avisado a nuestro jefe de guardia», advirtió Zang a Zhou tras la sesión de tortura, según la denuncia. «Lo he hecho [la descarga eléctrica] para grabarlo en tu memoria. No hables imprudentemente después».
«Gritar [para pedir ayuda] es inútil», le dijeron también a la víctima, indicando que sus actos estaban autorizados por el jefe de la guardia.
Esta pena de prisión no fue la primera vez que Zhou estaba detenido. Antes de esto, había cumplido otra condena de 9 años en la misma prisión y estuvo detenido durante un año en campos de trabajo.
Zhou era un destacado ingeniero ferroviario que trabajaba en una empresa estatal de diseño de ferrocarriles en Tianjin.
Tras ser liberado, Zhou se mudó con sus padres a la provincia de Hebei, en el norte de China, aunque sigue bajo la vigilancia del PCCh, según Minghui.
Cárcel conocida
A lo largo de los años, la prisión de Tianjin Binhai se ha convertido en uno de los principales focos de la persecución que el PCCh lleva a cabo contra los practicantes de Falun Gong, según los relatos recopilados por Minghui.
En marzo de 2020, Li Shaochen, practicante de Falun Gong, murió a los 77 años durante su detención de cuatro años y medio en la prisión, reportó Minghui. La causa de su muerte no fue identificada debido a la falta de transparencia y la supresión deliberada de los abusos por parte de las autoridades chinas.
En julio de 2011, el recién llegado Li Xiwang murió a los 49 años de edad a causa de la tortura, 10 días después de su ingreso. La causa directa de su muerte fue que Li fue sometido a una forma extrema de tortura en la que las víctimas son obligadas a permanecer en una postura de arco hacia atrás durante un período prolongado. Con este método, se obliga a las víctimas a sentarse con las piernas perpendiculares entre sí, con los tobillos encadenados al suelo. A continuación, se encadenan ambas manos a uno de los tobillos, lo que significa que el torso se arquea sobre la pierna, según Minghui.org.
El límite de tolerancia de una persona a este tipo de tortura es, al parecer, de dos horas. Li fue encontrado muerto tras ser obligado a permanecer en esa postura durante más de 10 horas, reportó Minghui. Según los testigos, su expresión facial sugería que había muerto en absoluta agonía, con la frente y la cabeza cubiertas de pústulas y los dos ojos saltones.
Otro practicante detenido en la prisión al mismo tiempo que Li, Sander Lau, verificó este relato de la muerte de Li en una reciente entrevista con The Epoch Times. Lau dijo que conocía personalmente al recién llegado.
«Muchas historias internas salieron a la luz porque algunos reclusos que estaban de servicio y eran responsables de la vigilancia en diferentes equipos o en el hospital se llevaban bien con nosotros [los practicantes de Falun Gong]», dijo el superviviente, y añadió que estos informantes eran simpatizantes de los practicantes detenidos.
La prisión segrega a los presos de conciencia que se niegan a renunciar a sus creencias, independientemente de su edad, y los somete a un trato cruel, según Lau. No se les permite unirse a la población general a menos que acepten renunciar a su fe.
El propio Lau sufrió privación de sueño, fue obligado a pasar horas sentado o de pie en la misma posición y fue sometido a alimentación forzada durante su detención allí.
Otro practicante , Ren Dongsheng, también fue sometido al método de tortura de arco de espalda en seis ocasiones durante su condena, entre 2006 y 2011, según Minghui.
El día de su puesta en libertad, las autoridades penitenciarias no entregaron a Ren a su familia, sino a las autoridades locales, que lo trasladaron a una sesión de lavado de cerebro de siete días. Cuando fue liberado finalmente, su familia descubrió que se había vuelto loco. Ren no se recuperó de su enfermedad mental y murió a la edad de 53 años en septiembre de 2018.
The Epoch Times se puso en contacto telefónico con la prisión de Tianjin Binhai para pedirle comentarios el 8 de abril, pero la persona que contestó se negó a responder a las consultas, que según él «iban más allá» del ámbito de su actividad.
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