Un grupo de presos políticos y sus familiares emitieron este jueves en Nicaragua una alerta, por temor a que la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus, alcance la cárcel «La Modelo», debido a las condiciones de hacinamiento e insalubridad en la que se encuentran.
En una carta escrita en prisión, los más de 70 presos políticos denunciaron que viven en condiciones «infrahumanas», que ya han cobrado la vida de al menos «una docena de viejitos» desde que el régimen empezó a enviar a opositores a «La Modelo», en abril de 2018.
«Siempre los baños están taqueados siempre andamos caminando sobre el excremento (…) tenemos hacinamiento, problemas con las personas hipertensas, diabéticas, presión baja, presión alta», indicaron los convictos, quienes solicitaron la inspección de organismos defensores de derechos humanos y de la Cruz Roja Internacional.
La semana pasada algunos organismos nacionales e internacionales mostraron su preocupación por la situación de los «presos políticos» en Nicaragua, entre ellos la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la Organización de los Estados Americanos (OEA), y el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
Familiares preocupados
Rodrigo Navarrete, tío del preso político Jaime Navarrete, dijo a Efe que los familiares de los convictos opositores se sienten «angustiados, porque ellos no deberían estar ahí, sus vidas corren peligro y son inocentes, es distinto a los 1700 reos comunes que liberaron hace poco, ellos sí estaban pagando por delitos cometidos».
Navarrete es un caso especial de alto riesgo ante el CODIV-19, según su familiar, porque las palizas que recibió por parte de la Policía lo dejaron con problemas para respirar por la nariz, lo que sumado a las condiciones de la presión, donde no percibe luz, ni aire, y solamente tiene agua unos minutos por la noche, le hace temer por la enfermedad.
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En una serie de audios que algunos familiares de presos políticos facilitaron a Efe, a condición de anonimato por miedo a represalias, estos describen que «tenemos alergias, calenturas, tos seca, tos con flema, dolores en el cuerpo», y que esto también lo sufren los reos comunes.
«Enfermedades contagiosas, por ejemplo la rasquiña, dolor de cabeza, gripe, hay una epidemia de conjuntivitis, manchas en la piel, diabetes, presión alta, hígado hepático, hongos en los pies y cabeza, muchos con problemas de presión que no son atendidos de inmediato», agregaron.
De igual manera describieron padecimientos de taquicardia, parálisis, colon irritado, depresión, desesperación, fatiga y sangrados en las partes íntimas, que supuestamente no reciben la atención necesaria.
Sin prevención
«Nosotros los familiares también sufrimos por ellos, porque ya no aguantan de estar en ese lugar, peor ahora, es más la desesperación que tienen con la pandemia, tienen miedo de llegarse a contagiar de ese virus, queremos la libertad de todos esos presos políticos, están pagando condena injustamente», dijo la madre de un reo.
La falta de acciones gubernamentales para evitar la propagación del coronavirus SARS-coV-2, que produce la enfermedad de COVID-19 no se limita a las cárceles de Nicaragua.
Ayer miércoles el dictador Daniel Ortega se mostró satisfecho por registrar solamente nueve casos de COVID-19, incluyendo un muerto, sin necesidad de establecer ningún tipo de restricciones ni medidas de prevención social, a pesar de que médicos y expertos independientes dudan de los datos.
La población de presos políticos en Nicaragua se debe a que en el país es prohibido expresar rechazo contra Ortega y su familia, así como alzar la bandera o entonar el himno nacional para quienes se consideran opositores.
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